Solo eso nos faltaba en nuestra malograda patria de Morazán, que los medios de comunicación, confabulados con la nefasta oligarquía empresarial, quitaran y pusieran presidentes.
“Sinvergüenzas malinches confesos; han perdido el honor y por eso venden por un peso nuestra dignidad”. Un estribillo hecho a su medida.
Nunca en la historia, estos medios vendidos tuvieron tanto protagonismo, pero un protagonismo, barato, vergonzoso, cobarde, y temeroso; que han servido para cincelar con pericia la verdadera información sobre lo que ocurre en la patria del Sabio Valle.
Nuestros medios de comunicación, han incurrido en el libertinaje, dejando a un lado la pluralidad de ideas. Han perdido su papel de informadores, olvidando la ética y el profesionalismo que exige la democracia, por unos dólares más.
Han manejado sus argucias con mucha sutileza, aprovechándose de la ignorancia del pueblo hondureño, que en momentos de crisis colectiva, solo busca llenar sus dispensas, invadiendo supermercados y gasolineras, pero se olvidaron que ciertos medios de comunicación no los acompañan en su sucia campaña y han repetido tantas veces la realidad que vive el país, que el pueblo se enteró de su nefasta misión.
Ante este terrorismo mediático, el valiente pueblo que ha hecho de las calles su frente de batalla, debe intervenir y silenciar estos medios rastreros, para que no sigan lavándole el cerebro a una población que por vivir en la ignorancia, los idolatran como si fueran los dioses de las ondas hertzianas. A los que decían que lo hondureños éramos pasivos, y que solo agachábamos la cabeza, se equivocaron. El pueblo se cansó de ese mensaje trillado de Radio América y quemó uno de sus transmisores en el sector de Olanchito, poniendo en practica la ley de la retribución; “ojo por ojo diente por diente” ante los actos cometidos por los golpistas contra Radio Globo y Cholusatsur.
Fuente: Cultura Popular - audienciasinesperadas.blogspot.com
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