La selección hondureña volvió a casa, muy a pesar de los hondureños y más aún de la oligarquía mediática que apostó por seguir explotando la fiebre del futbol. Con la selección, volvió la extensa delegación oficial que haciendo lujo de su histórica irresponsabilidad, se dio una vacación para disfrutar de los partidos de la H.
Y si bien popularmente el viaje fue censurado, da la impresión que fue altamente aprovechado por los grupos golpistas, pues pareciera que con el viaje se arreglaron las diferencias entre las distintas facciones de la derecha.
Lejos quedó la denuncia de Lobo Sosa, quien advirtió el pasado mes de mayo de un nuevo Golpe de Estado fraguándose en su contra y ahora le resta importancia; desapareció también la amenaza del grupo de voceros de la ultra derecha quienes en su momento amenazaron con piyamas limpias y planchadas para la crisis política y hoy aprueban las acciones de la administración coincidiendo incluso con el tema de las órdenes de captura a Zelaya. No es casual, en ese sentido, que el “negociador” nombrado por Lobo Sosa para discutir el retorno de Zelaya sea el mismo Arturo Corrales Álvarez que representó a Micheletti durante el acuerdo San José-Tegucigalpa-diálogo Guaymuras.
A tal grado ha llegado esta “reconciliación”, que vemos como la embajada de Estados Unidos, conmemorando un año más de su independencia, corrió invitaciones a varios altos ex funcionarios del gobierno de Mel Zelaya, quienes compartiendo la mesa con los actuales administradores del Estado, disfrutaron de las ricas conversaciones y rieron, como en los viejos tiempos aquellos, cuando no habían Golpes de Estado que limpiar, ni Resistentes que manchen las paredes.
Un ausente hubo sí en la fiesta del 4 de Julio en Tegucigalpa, un fantasma que ensombrece la imagen del Embajador Lloren, recordando de alguna manera el caso de Rodrigo Rossemberg en la vecina Guatemala. Roland Valenzuela, amigo cercano del presidente Zelaya, quien murió asesinado el pasado 16 de Julio a manos (supuestamente) del empresario Carlos Kattan y quien dejó una interesante entrevista en donde se involucra de lleno a personalidades como Jackeline Foglia Sandoval, oficial de logística del ejercito y supuesta agente de la CIA, así como al Departamento de Estado Norteamericano en la planificación del Golpe de Estado contra Zelaya, coincidiendo esto con la denuncia hecha por el propio Presidente en el exilio, quien aseguró que “Si Estados Unidos saca sus manos de Honduras, los hondureños podemos entendernos”.
Estas acusaciones han sido rechazadas de plano por la embajada de Estados Unidos por “absurda”, según las palabras del embajador Llorens en declaraciones a Telesur, quien además acusó al Presitende Zelaya de tener una conducta errática. “Francamente, no era fácil hacer esto (hablar) con el a menudo impredecible ex-presidente Zelaya, pero me mantuve fiel a mi tarea. (…) mi gobierno y yo veíamos cada vez, y con profunda preocupación la ruptura del diálogo político entre el ex-presidente y las demás instituciones del Estado” Dijo Lloren.
La invitación hecha a los altos exfuncionarios del Zelayismo para la fiesta del 4 de Julio, así como los decalificativos de errático y aburdo para el Presidente Zelaya, podría verse como un intento por enterrar el fantasma de Roland Valenzuela, aislando aun más al presidente Zelaya de sus cercanos colaboradores y quitarle peso a la denuncia interpuesta en contra del Gobierno de Obama.
Paralelamente y luego de su regreso de Suráfrica, el señor Lobo decretó un segundo estado de emergencia nacional en el mes de Junio.
El primer estado de emergencia fue a principios del mes, cuando a causa de la tormenta tropical Agatha, que si bien dejó 14 muertes (igualmente desastrosas son todas las tormentas tropicales que llegan al país), no fue al nivel que la prensa y el Gobierno de Unidad Nacional quisieron hacernos ver.
El segundo estado de emergencia fue al retorno del Lobo Sosa, coincidiendo con el aniversario del FNRP y cuando era claro ya que la selección no pasaría de la primera fase.
Todos sabemos lo catastrófico que es el dengue en nuestro país. Muchos hemos perdido algún familiar o amigo por esta enfermedad, más aun en los últimos años, en donde la infraestructura médica y de salud pública ha colapsado vulnerabilizando, aún más, a grandes sectores de la población. Sin embargo llama la atención ver que el estado de emergencia se decreta en un espinoso momento político usando como justificación las 14 muertes que el mal ha causado en lo que va del 2010.
Sería interesante conocer las cifras registradas para los primeros 6 meses de los años anteriores, sin embargo lo que se conoce es que en el 2009 se registraron más de 12 en todo el año, 16 en el 2008 y 15 en el 2007. Viéndolo superficialmente, coincidimos que hay un aumento porcentual de casos registrados y sin entrar a discutir sobre las causas del aumento, cabe sí preguntarse si es justificación suficiente para el decreto de emergencia o solamente una excusa para militarizar las ciudades.
Y no es que no sea importante combatir el dengue o hacer uso de toda la infraestructura estatal para erradicar el mosquito transmisor. Pero llama la atención ver como con la justificación de ambas emergencias nacionales el gobierno de Lobo Sosa ha mantenido a las Fuerzas Armadas en las calles por más de un mes aumentando el nivel de intimidación para las organizaciones y personas que componen el FNRP.
Porque la violencia política y la violación a los Derechos Humanos sigue siendo el talón de Aquiles que impiden el total reconocimiento del Gobierno de Lobo Sosa a nivel nacional e internacional. Como la denuncia hecha el pasado domingo 27 del ilegal arresto y posterior liberación de Bertha Cáceres, líder indígena de COPINH, a quien se le decomisaron cerca de 500 firmas de la declaración soberana, así como la detención y tortura el pasado 29 de Edwin Espinal, conocido activista del FNRP en la ciudad de Tegucigalpa. Esto no hace sino aumentar la preocupación en la base del frente, pues deja claro que el reconocimiento internacional no reducirá los ataques selectivos contra los líderes populares.
Esta preocupación se encuentra plasmada de alguna manera en la carta enviada por varios senadores a la Secretaria de Estado Norteamericano Hilari Clinton, en donde piden le ordene al Secretario Adjunto, Michael Posner, “que visite Honduras con el propósito de recopilar los hechos relacionados con la actual situación de los derechos humanos y politicos”, pidiendole además que informe sobre los asesinatos, asaltos, amenazas y exilio de periodistas, miembros del Movimiento de Resistencia, sindicatos de trabajadores, de las comunidades afro-hondureñas, indígenas y de las minorías sexuales, la expulsión decretada por la Corte Suprema de justicia (de los jueces y magistrados) que se opusieron al golpe de Estado, los recursos disponibles y el mandato para Ana Pineda, asesora especial del Presidente Lobo en derechos humanos, para que pueda realizar su trabajo y el potencial de la Comisión de la Verdad para conducir al país hacia la justicia y la reconciliación.
Dicha carta, si bien congruente con la dinámica bipolar del estado norteamericano, indica claramente el camino que debe seguir la administración Lobo para lograr el pleno reconocimiento de todos los países de la region.
En ese sentido y cediendo a la presión del G16 reunido en conjunto el pasado 24 de Junio, la Fiscalía General de la República anunció a travez de un comunicado difundido a principios de la semana, que archivaría los casos que siguen en contra del presidente Zelaya. La Corte Suprema de Justicia no se ha manifestado al respecto, si bien ellos son quienes dan las órdenes de captura, -la fiscalía solo las pide-, porque el comunicado coincidió con las vacaciones del poder judicial. Ha servido sí para lograr la incorporación de Honduras, a pesar de la ausencia de Ortega, en la última asamblea del Sistema de Integración Centro Americana (SICA).
“Consideramos que el SICA debe esperar a que la OEA se pronuncie para que acate lo que diga ese organismo regional”, señaló el mandatario Nicaragüense en un discurso durante un encuentro en Managua con diputados del Parlamento Centroamericano (Parlacen), y sus palabras, lejos de desautorizar la desición del SICA, indican lo que probablemente será la resolución de la OEA en la próxima asamblea.
Oscar Estrada
3 de Julio 2010