Por José Manuel Zelaya Rosales
Del escritorio del ex presidente Jose Manuel Zelaya Rosales
Coordinador G del FNRP
Compañeros(a) Trabajadores de Honduras
Me dirijo a ustedes para darles fuerza y aliento en este momento en que los niveles de brutalidad del régimen sólo se pueden comparar con la carrera desesperada que tienen por entregar todos los bienes de los hondureños al capital transnacional y sus representantes locales.
En la historia nunca antes vivió nuestra patria una situación más difícil, ni nos tocó enfrentar la insaciable ambición de unos pocos que hoy se revelan sin reservas ante nuestros ojos y de los extraños.
El estado de indefensión de nuestra población ante las fuerzas represivas es palpable. Tenemos que unirnos para vencerlos.
Las víctimas de la represión en el golpe de Estado, igual que el que recibe las palizas y las torturas, hoy son sometidos a bochornosos juicios, que no tienen ninguna razón jurídica, pero sí expresan la arbitrariedad y la barbarie que hoy prevalecen en las instituciones hondureñas.
Deseo expresar mi reconocimiento a los compañeros comprometidos con los DDHH por su condición de verdaderos representantes de la justicia en Honduras.
Por ahora el gobierno de Porfirio Lobo, por orden de la oligarquía, sólo busca conjurar la unidad del movimiento magisterial y el obrero, que luce ante sus ojos como la fuerza que tiene que desarticular a toda costa.
La situación actual, si bien permanece aún incierta, debe derivar en la UNIDAD de todas las fuerzas sociales. Debemos tener la seguridad de que cada día más los trabajadores del campo y la ciudad encaminen sus esfuerzos a la unidad y la organización, a conjuntar paso a paso las posiciones de todos los sectores frente a esta lucha y las luchas por venir.
Las demandas para crear la unidad y el respaldo popular no deben ser tímidas, deben ser enérgicas y claras frente a la impostergable necesidad de mejorar las condiciones de vida del pueblo.
Considerando el pobre nivel de compromiso que tiene este gobierno con los sectores sociales se debe ser vital, contundente y categórico en lo que demandan las clases populares y no ceder espacios que corresponden en la lucha a la clase trabajadora.
Los maestros en lucha deben tener todo el apoyo hasta vencer el menosprecio con que se les trata y sus reclamos priorizados, deben ser parte integral de las demandas.
El salario mínimo para los obreros es merecido y debe ser correspondiente al costo de la canasta básica de alimentos, que oscila en promedio entre L 6.600,00 y L 6.900,00 mensual (1 dólar = 19,89 lempiras).
No es una dádiva lo que necesitamos. Exigimos lo que por derecho le corresponde a la clase trabajadora.
Este año debe estar incluida la maquila por deuda y compromiso con ellos.
Se debe hacer un llamado general a la centrales obreras, a los campesinos de todo el país, especialmente del Bajo Aguan en lucha intensa y desigual, a integrarse a los sectores con derechos postergados por siglos: indígenas garifunas y misquitos.
Todos los acontecimientos nos muestran a las claras un esquema en que se trata de imponer por todas las vías el temor y la división de todas las fuerzas de oposición tanto políticas como sociales con el fin de doblegar la resistencia.
Hoy revierten todas las leyes, decretos, regulaciones y medidas que tomamos en beneficio del pueblo.
Medidas que muchas veces significaron choques con la oligarquía que siempre se empeña en cobrar a la gente sin importarle los niveles de neoesclavitud y de pobreza.
El acceso a los servicios básicos, casi todos privatizados, al crédito del sistema bancario con bajos intereses para los campesinos, bajar el costo de la vida, medicinas, salud, educación, debe ser considerado en los planteamientos.
La salida violenta y la aplicación del puño fuerte para los trabajadores y guante de seda para los golpistas y la oligarquía es el peor de los caminos que ha escogido el régimen actual, cada día tiene mayor rechazo del pueblo.
Compañeros, compañeras, el momento requiere de un gran nivel de esfuerzo y avance para la organización; el camino es la unidad inquebrantable de los trabajadores y las trabajadoras, fundamentalmente alrededor de Frente Nacional de Resistencia Popular.
Muchas veces la elite cree equivocadamente que trabajadores son sólo los que nos manifestamos en marchas; trabajadores somos todos aquellos que debemos entregar nuestra fuerza de trabajo por salarios y otras compensaciones que en la mayor parte de las veces ni en las labores domésticas se nos reconocen .
Por esta razón, es importante entender que el movimiento popular es un todo, que la clase trabajadora, empleada, desempleada, subempleada, en el campo y la ciudad, debe sentirse unificada, identificada en esta lucha.
Les invito a participar, asociarse con firmeza y convicción, estoy seguro, convencido, de que la victoria está en nuestras manos, es nuestra, pero no dejemos que el que el futuro incierto, dominado por la arbitrariedad con que nos gobiernan, se apodere de nuestro ánimo.
A la clase gobernante le decimos:
Ustedes se equivocan porque quieren, no perderemos nunca el derecho al agua, al trabajo y a la vida y los derechos que nos pertenecen.
No permitiremos, aunque nos la quieran imponer, la tercerización y las jornadas horarias o que nos administren los sectores que han demostrado traicionar al pueblo.
"A Ustedes hablo, enemigos de la libertad... Este pueblo que habéis tratado de envilecer con vuestras mentiras pronto será vuestro juez."
TRABAJADORES DE MI TIERRA.
UNIDAD MAGISTERIO O MUERTE
MEL ZELAYA
Ex Presidente de Honduras
Coordinador G. FNRP
22 de agosto de 2010
República Dominicana
Fuente: www.rebelion.org