lunes, 1 de febrero de 2010

Las dos Honduras

Nuestra Palabra, editorial Radio Progreso, 29 de enero de 2010

El estadio nacional de Tegucigalpa se llenó de júbilo y casi se llenó de gente que vitoreó a su nuevo Presidente, y los medios de comunicación masivos cubrieron paso a paso los gestos, los actos y las palabras que pronunciaron los mayores líderes del Estado hondureño. Los asistentes aplaudieron todo aquello que sintonizó con la continuidad de lo que ha ocurrido en los últimos siete meses, y abucheó todo aquello que significaba crítica al golpe de Estado y a quienes han hecho propuestas distintas a los golpistas.

En otro escenario de la capital, millares de personas marcharon por las calles con una ruta precisa hacia el aeropuerto con el fin de dar la despedida al Presidente depuesto Zelaya Rosales, quien saldría hacia la República Dominicana después de más de cuatro meses de estar recluido en la sede de la embajada de Brasil. Este escenario estuvo ausente de los medios de comunicación, porque todas las cámaras y micrófonos estaban cubriendo el escenario oficial.

En el estadio nacional estaban los militantes del Partido Nacional y los sectores leales al ala liberal oficialista con responsabilidad directa y precisa en el golpe de Estado. El despliegue militar y policial para proteger los actos y a los actores oficiales del estado era estremecedor, tanto que bien se puede afirmar que el acto official estaba nutrido de militantes y militares, en un acto protección mutua en el marco de un país atrapado en la extrema polarización social y política.

En el escenario de las calles capitalinas, repletas de la resistencia nacional, abundaba gente del partido liberal leal a la tendencia zelayista, gente de los sectores populares organizados así como millares de gente llegadas de diversas regiones del país que sin ser de ninguna corriente política o sector gremial, conforman la resistencia en contra de las imposiciones y a favor de una nueva institucionalidad democrática.

Esas son las dos Honduras, las grandes fuerzas que expresan la polarización nacional, sin ninguna de las cuales se puede dejar de contra para poner en marcha una ruta que resuelva la crisis que nos tiene hundidos en la inestabilidad política, la incertidumbre económica y la inseguridad ciudadana. Las dos fuerzas son tan catrachas como el estadio nacional y las calles de la capital, y ambas le han dejado bien clara la película hondureña al Presidente Pepe Lobo, como una advertencia. Ya es asunto del Señor Presidente si se queda sólo con sus militantes y militares del estadio, o se abre a un nuevo pacto social, que significa incorporar sin tapujos y sin dobleces a las fuerzas que atiborraron de brillo y consignas las calles de la capital.

Fuente: Vos el soberano - Radio Progreso

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Doble agenda

Efraín Bu Figueroa
El golpe de Estado político-militar perpetrado el 28 de junio del año 2009, estremeció a la sociedad hondureña y escandalizó a la comunidad internacional.
Nadie esperaba, a estas alturas del siglo XXI y después de haber vivido casi 30 años de democracia representativa con normales sucesiones presidenciales cada 4 años, que Honduras fuera a sufrir un retroceso político de tal magnitud, al extremo de ser condenada por todos los países que conforman la Asamblea General de la Naciones Unidas y suspendida de la Organización de Estados Americanos.

En dicha crisis, los sectores protagonistas antagónicos parecieron haber olvidado --o de repente nunca conocieron-- la historia de las intervenciones foráneas en nuestro país y en América Latina durante el siglo XX y parte del presente. Los protagonistas creyeron que una vez ejecutado el golpe militar, los americanos correrían a reconocer al gobierno espurio y “santas paces”; en tanto los defenestrados pensaron que los gringos aparecerían en cuestión de horas restableciendo el orden constitucional para felicidad de todos.
Desde los albores del siglo XIX, los Estados Unidos de América se rigen por una política, en materia de relaciones con otras naciones, que tiene sus raíces en la Doctrina Monroe, la cual en esencia establece que “la nación actuará siempre en función de sus intereses y que la integridad de los demás países americanos es un incidente y no un fin”, de ahí, la doble conducta que dicho país manejó a lo largo de los meses posteriores al golpe de Estado.

Por un lado, para Estados Unidos restituir de inmediato al presidente Zelaya, no convenía, pues ello significaba el fortalecimiento político de la corriente latinoamericana que lucha por una auténtica democracia, reformas estructurales e independencia de nuestros pueblos. Un triunfo político para esta corriente de pensamiento, generaba reacciones inconvenientes para los Demócratas liberales, hoy en el poder, por parte de los republicanos y demás elites conservadoras, lo que vendría a complicar la ya difícil situación que el gobierno de Obama enfrenta en las cámaras legislativas y con los grupos de poder económico, por su programa de reformas progresistas en aquella nación. Por el otro lado, apoyar incondicionalmente a los usurpadores, contradecía la posición de Obama expuesta en la reunión de Trinidad Tobago, pocas semanas antes del golpe y que es reflejo de la nueva política exterior de ese país, donde el presidente expresó que en adelante la relación con los países latinoamericanos sería de socios, sin imposiciones ni relaciones de subordinación, es decir, un diálogo de iguales para el enfrentamiento de los problemas en nuestra América. Realizar lo contrario, o sea, apoyar abiertamente el golpe político-militar, comprometía seriamente esa nueva relación, que apenas comienza a construirse entre América Latina y el gobierno de Obama.

Con base en ese doble discurso, no es de extrañar la escogencia de Oscar Arias con su aletargada e ineficaz mediación de las negociaciones, que tempranamente llevó al presidente Zelaya a darlas por fracasadas; luego las advertencias hechas al Presidente por el Departamento de Estado, de no intentar ingresar a Honduras; las reuniones infructíferas de la OEA que rápidamente agotó sus opciones, dado que tal organismo regional no tiene los suficientes ni efectivos mecanismos para enfrentar este tipo de asonadas militares y finalmente el desfile por Tegucigalpa de asistentes de Hillary Clinton, después que Zelaya ingresó al país clandestinamente, haciendo propuestas que lejos de agilizar vinieron a confundir y empantanar todo el proceso, al punto que hacían firmar al Presidente compromisos que al final se convertían en “boomerang”, sin resultados políticos favorables y más bien perpetuando su estado de aislamiento e inamovilidad en la Embajada del Brasil.

A la deliberada posición equívoca antes citada, se le unía la hábil táctica obstruccionista de la comisión negociadora del gobierno de facto, que estancó el proceso de negociación y el objetivo final de la misma, que era el restablecimiento del orden constitucional y la restitución del presidente Zelaya.

Así, se desarrolló una estrategia de doble cara, que al final resultó en lo que realmente se tenía planeado desde el inicio; llegar al día de las elecciones y subsiguientemente al cambio de gobierno y con ello a una supuesta solución de la crisis. No fue casual pues, que en los acuerdos de San José, se estableciera una cláusula para adelantar las elecciones, pues en ello se miraba la solución al problema. Finalmente EE.UU., con una doble agenda pero una sola política, logró mantener incólume sus intereses estratégicos frente a la comunidad latinoamericana, lo demás era incidental y no un fin.

Una de las lecciones que los hondureños debemos extraer de la crisis política provocada por el golpe, es que las soluciones a nuestras debilidades, sean de orden político o de otra naturaleza, tienen que surgir de nosotros mismos, poniendo en acción nuestra creatividad y patriotismo; la experiencia vivida nos enseña que la respuesta a nuestros problemas nunca ha estado ni estará en el extranjero. En tanto los hondureños no nos congreguemos a discutir con profundidad, sinceridad, respeto y altura intelectual y científica los asuntos que nos agobian como sociedad, difícilmente saldremos de la mediocridad y subdesarrollo.
Fuente: Tiempo.hn
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A un huésped distinguido


A la gente que tiene el don de ser generosa y demuestra bondad, nunca la he percibido en el ajetreo de la política partidista.

Aunque resulte contradictorio, no es éste el tipo de persona que abunda en los partidos políticos. Siempre me resisto a vincular esos seres humanos con la actividad política partidista. En los partidos, hay mucha gente pura y noble, pero también abundan pirañas y, en consecuencia, mezquindades a borbotones.

Cuando el presidente Leonel Fernández se reunió con su homólogo Manuel Zelaya en Panamá, a propósito de la toma de juramento del presidente panameño Ricardo Martinelli, conversaron respecto de la posición dominicana contra el golpe y la visión de Fernández sobre lo que debía hacer la comunidad internacional, a fin de que se respetase la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA), firma en Lima, Perú.

Comenté a compañeros de la oficina de Prensa de la Presidencia, que había visto en el presidente Zelaya a un hombre sencillo, humilde, respetuoso, de una bondad y candidez no muy común en estos ambientes políticos.

Su bondad es tan grande, que a veces raya en la ingenuidad. Hemos visto en estos ambientes de la política no reconocer la inteligencia, la sagacidad y la buena fe. A la inteligencia y gerencia le suelen llamar suerte, por no admitir lo anterior. En fin, en la actividad política se impone repetidas veces, quien tenga más agallas para la maldad y habilidad para desprestigiar al contrario. Regularmente, esos son los premiados, prácticas que se expresan en todas las sociedades.

A pesar de que nuestro padre fundador, Juan Pablo Duarte, dijo que la política es un arte, una ciencia, la más pura de las ciencias, en la práctica partidista lo que se imponen son los más bajos instintos y las actitudes cretinas. Y de ahí que recobre vigencia el "manual" de Nicolás Maquiavelo.

Al presidente Zelaya, sus adversarios le atribuyen haber cometido errores, sin embargo no se le puede imputar crímenes ni maltrato con su pueblo. Por su nobleza y buena fe, carente de la malicia que se desarrolla en la actividad partidista, fue una de las razones para que fructificara el golpe de Estado de la derecha recalcitrante contra un hombre noble y de buenos propósitos. Otros elementos de mayor peso influyeron para romper el orden constitucional.

Cuando le vimos en aquella ocasión en Panamá, percibimos a un gran ser humano. Ahora, en el momento en que tuvimos el privilegio y el honor de acompañar al presidente Fernández a la embajada de Brasil en Tegucigalpa, volvimos a ver a un hombre indefenso, que estuvo recluido en un recinto sin condiciones para estar con su esposa y su hija; fue sometido a chantajes, violaciones de sus derechos, espionaje y presión psicológica. Esta última, emitida a través de escandalosos altoparlantes que eran encendidos en la madrugada, mientras dormía.

Es cierto que quien entra a la política, como decía Juan Bosch, lo primero que debe hacer es colocar su cabeza sobre la mesa, pero el ejercicio de esa actividad hay que adecentarlo de los dinosaurios que han ingresado a ella para hacerse de dinero, no importan que con sus acciones se lleven de encuentro la nobleza, la reputación y dignidad de sus compañeros, como ocurrió en Honduras.

Manuel Zelaya, y los hombres que como él están colocados por el destino en la actividad política, son bienvenidos a la patria de todos los dominicanos, al suelo de hombres y mujeres nobles, que una vez más, a través de su líder, Leonel Fernández, demuestran su generosidad y buena fe.

La República Dominicana, que desde un primer momento condenó el rompimiento del orden institucional en Honduras y lo haría si ese mal ejemplo se repitiese, jugó un rol estelar para buscar una fórmula que permitiese a Zelaya, a su esposa Xiomara Castro de Zelaya; su hija Xiomara Hortensia Zelaya y su asistente Rosel Tomé, dejar la embajada de Brasil, sin que los dinosaurios hondureños les vejaran y apresaran sin tener razón.

La participación del presidente Fernández debe verse en el contexto que ha jugado siempre el país en su política exterior de mediación y buen vecino. Cualquier manifestación en el acto de juramentación del presidente Porfirio Lobo contra Fernández, y aquellos que repudiaron el golpe de Estado en Honduras, antes que amilanar al presidente dominicano, lo que provoca es orgullo, pues aplausos de una claque golpista no hacen falta.

El mandato de Zelaya concluyó el pasado 27 de enero y era un contrasentido seguir planteando después de esa fecha, el retorno del presidente Zelaya. Otras oportunidades se presentarán para que él y los suyos retornen su país, como debe ser. ¡Bienvenidos, presidente Zelaya y familia!



De Rafael Núñez
Fuente: diariolibre.com
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ACTO DE RENUNCIA COLECTIVA A LA UD

A todas y todos los compañeros que no comparten las decisiones politicas de la directiva nacional de la UD, asumidas desde el espurio proceso electoral hasta este dia, se les invita a participar en un acto dedicdo al compañero Roger Ivan Bados, el domingo 7 de febrero a partir de las 9 am en la sede del STIBYS, en el barrio Las Acacias de San Pedro Sula.
Ya han confirmado su participacion, varios compañeros y compañeras a nivel nacional.
Se pretende que en ese acto, de manera formal y escrita, presentemos nuestra irrevocable renuncia a la UD, y asumamos el compromiso militante de adherirnos al Frente Nacional de Resistencia Popular y trabajar en sus lineas estrategicas, sus objetivos y participar en las diferentes coordinaciones departamentales en las trincheras que se nos asignen.
Quedan tambien invitados todas y todos los compañeros del FNRP a calorizar este evento politico y trascendental en la construccion del pais socialista por el que hemos luchado desde hace muchos años.
MARCHAMOS COMO PUEBLO ORGANIZADO HACIA LA VICTORIA¡
LOS ESPERAMOS
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César Ham, Romeo y la Honduras vigilada

Roberto Quesada

“Los países que no escuchan a sus artistas, a sus escritores, a sus intelectuales, a su pueblo, están perdidos”: Leonardo Favio, cantautor y cineasta argentino.


Me decía el periodista Adán Elvir, director de La Tribuna, hace algunos años ya, cuando Honduras se polarizaba en cuanto a si Ricardo Maduro podría ser candidato o no por tener nacionalidad panameña, de que no era lo mismo la visión de Honduras desde adentro que desde afuera, y era por ello que yo opinaba en tono menos radical y conciliatorio. Pueda que don Adán tenga razón, pero también es probable que sea muy importante esa visión que desde fuera se tenga hacia dentro, muchas veces estar en el centro de los hechos evita que veamos más allá de donde está la acción.

Aun las cosas están muy delicadas en Honduras, demasiado frescas. Es de suponer que dentro de la derecha y ultra hay pugnas en cuanto al gobierno de reconciliación nacional que propone la administración Lobo, es posible que él esté presionado a que la reconciliación sea una farsa pero también que exista otro sector que de buena fe quiere que la reconciliación sea verdadera.
Similar es el caso dentro de la Resistencia, movimiento popular que por más que intenten invisibilizar no se puede, es el pueblo que se manifiesta con el nombre de la Resistencia y es un hecho que esta fuerza crece día a día y se conoce más en el mundo. Si los medios afines al golpe de Estado militar hicieron caso omiso a esta enorme movilización del 27 de enero, no lo hace la prensa extranjera y los medios alternativos.

El presidente Pepe Lobo, como líder de la reconciliación, está en el deber de un acercamiento a la Resistencia no de forma individual con sus dirigentes sino como un todo, como Frente Nacional de Resistencia Popular, como una fuerza política que no se puede negar, mucho menos ocultar.

Por supuesto, también la Resistencia tiene quienes quieren darle, como diría John Lennon, una oportunidad a la paz, a través del diálogo, y hay quienes aseguran que la mejor vía es desconocer el gobierno de Pepe Lobo, no obstante se venga abajo la infraestructura del país y la gran mayoría sufra las heridas del cielo desprendido.

Creo que todos tenemos que aprender del fracaso del golpe de Estado militar, que, en esencia, fracasó porque sus perpetradores quedaron congelados en el tiempo, hicieron algo extemporáneo, así, rezagados en la Historia, nadie los reconoció ni reconocerá. De hecho, el viernes 29, el embajador Hugo Llorens, en compañía del presidente Pepe Lobo, dijo sin ambages: “el golpe de Estado del 28 de junio”. ¿Para qué más?

La Resistencia no debe de quedar rezagada en la época de los sesenta, setenta u ochenta, eran otros tiempos y otras las fórmulas para las conquistas sociales de las grandes mayorías. Un ejemplo cercano es el movimiento zapatista en México, que sale con tácticas ajenas a la nueva realidad mundial, y si bien tuvo mucho impacto mediático, no pasó de eso, se quedó allí, arrinconado en una esquina selvática de Chiapas.

Es una coyuntura histórica importante y oportuna para que las clases que han sido históricamente excluidas no sigan siéndolo, es momento propicio para iniciar una democracia participativa, pero la Resistencia como movimiento político que tiene sus bases en los obreros, campesinos, estudiantes y profesionales, debe plantearse la necesidad de la participación en el proceso, no debe de olvidarse que se trata de dialogar, no de ir a recibir imposiciones, tampoco de solamente ir a imponer. Tampoco significa que con ello debe echarse al costal del olvido los delitos de lesa humanidad, que involucra, entre otros, las muertes durante del golpe de Estado militar, la violación a los derechos humanos, a la libertad de expresión.

Respecto a esta postura me han escrito miembros de la Resistencia para decirme que eso puede ser una trampa, que no se me olvide el “diálogo” de los golpistas, que fue nada más estrategia amañada dilatoria. Es cierto, ¿y qué? ¿Qué ganaron con eso? Absolutamente nada, sólo desenmascararse ante el mundo como gente oprobiosa en la que nadie puede confiar. Debemos de partir con que la propuesta de Pepe Lobo es seria y sincera, real y preocupada porque el país no termine de hundirse. De no ser así, quien terminará en el calvario será la administración Lobo, ya sabemos que la Historia puede tener obstáculos pero no se detiene.

La Resistencia alega que los préstamos, ayudas, etc., no llegan a los pobres, pues qué mejor papel pueden jugar de ser quienes estén vigilantes a que no se repitan estos vicios del pasado. Ser parte de la estrategia en que se utilizarán esos fondos, y, además, participar con los países donantes o sobre los préstamos, para que estas ayudas y préstamos sean condicionados a que efectivamente no van a quedarse en el camino si no que llegarán al destino para lo que fueron otorgados. Es de suponer que luego de ver la piñata que hicieron los golpistas con el erario público, ningún país querrá desembolsar así por así, en medio de una crisis global, sus recursos provenientes de sus respectivos pueblos, para que queden atrapados en las cuentas millonarias de unos pocos o en la de unos pocos aspirantes a nuevos ricos.

Si bien es cierto que los políticos/as hondureños/as, con raras excepciones, lo menos en que han pensado a través de la historia patria es en los pobres y en la nación, es tiempo de que cambien o hacerlos cambiar o cambiarlos por otros. Pero estos políticos no sólo son los de los dos partidos tradicionales, ni sólo de derecha, también algunos ungidos de izquierdismo, como el otrora comandante Jorge Yllescas, que en tiempos no lejanos ha salido acorazado como defensor de las clases más desposeídas, tanto así que hace un par de años llegó a Café Paradiso a contarnos una de sus heroicas hazañas para reenvidar al proletariado.

Teniendo como testigos en Café Paradiso a los poetas José Adán Castelar y Rigoberto Paredes, había muchas personas más, Jorge Yllescas me contó, quizá para que me sirviera de material para futuras novelas, que había estado en una fiesta y llegó el ex presidente Callejas, quien, como es su costumbre, entró saludando a las personas una por una, cuando le extendió la mano a Jorge Yllescas, él se negó a estrechársela. Callejas le preguntó que por qué, y él, Yllescas, heroicamente respondió con la frente en alto y mirada sostenida: “Porque no quiero mancharme las manos de petróleo”. ¿Será cierto? Habría que consultar a Callejas. El valor sustancial de esta anécdota es para ver cómo héroes con pies de barro, como Yllescas, mostraron su verdadero yo, siendo detractor de Zelaya, convertido en apologista del odio y apoyando sin reparos un golpe de Estado militar contra el pueblo hondureño.

Todo, incluyendo los movimientos sociales, deben de ir a la par con el tiempo. Hace unos días escuché un conato de bronca entre el ministro Oscar Alvarez y el periodista David Romero. Todo por una supuesta arma letal, supuestamente lanzada desde un carro, por unas supuestas personas. Romero preguntó a Alvarez y éste no supo qué responder, incluso se molestó cuando Romero dijo “golpe de Estado”. Como dice el coloso abogado Rasel Tomé, hay que darle al ministro el beneficio de la duda. Creo que sería craso error volver a las estrategias militares de los ochenta: colocar armas deliberadamente en donde está la oposición, decir que revisan un carro y colocarles ellos mismos drogas o armas, estallar bombas o granadas para que sirva de cortina de humo ante otra noticia que afecta al gobierno de turno, matar a un dirigente y querer hacerle creer al pueblo que fue disputa por el poder entre ellos, etc. Todo eso es obsoleto, ya ni los novelistas lo utilizamos. Si de esta manera se pretende acallar o aterrorizar a la Resistencia, sería mal síntoma, nos aproximaríamos a una carnicería y el ministro Alvarez buscaría un espacio en la Corte Penal Internacional. Y hasta allí llegaría el gobierno de reconciliación nacional. No debemos de olvidar que Honduras está vigilada y lo estará por mucho tiempo.

En medio de todo esto está el dirigente popular César Ham, a quien la Resistencia ha cuestionado fuertemente por aceptar ser parte del gobierno de reconciliación nacional. Si bien es cierto que no lo respaldé cuando las elecciones, pues me parece deplorable realizar elecciones con el presidente constitucional sitiado en una embajada y la Casa Presidencial tomada por un usurpador, ahora la realidad es otra, como quiera que sea se realizaron las elecciones y ante ello ya nada puede hacerse, así que si la propuesta reconciliatoria es real, es importante la participación de todas las fuerzas políticas, y César Ham es el presidente de una de estas fuerzas. Quizá la estrategia política de Ham sea la más acertada, tal vez sea mejor para las reinvidicaciones sociales la lucha desde adentro que estando afuera, o una y otra se complementan.

Precisamente el sábado quedamos de reunirnos con el embajador de Honduras ante las Naciones Unidas, Jorge Arturo Reina, puesto que él continúa siendo el embajador mientras la administración Lobo no diga lo contrario —ya que los despidos en gobierno de facto son nulos— sobre su postura frente al gobierno de reconciliación nacional, pues él podría ser una pieza importante en las Naciones Unidas dado que goza de respeto y liderazgo en esta organización. Desafortunadamente las inclemencias climáticas no hicieron posible que nos encontráramos.

Como ministro del Instituto Nacional Agrario, Ham tiene la responsabilidad de que la reforma agraria camine en pro de quienes más la necesitan. No obstante, si él ve que todo fue una treta y el gobierno central no lo respalda, pues está en la posibilidad de renunciar, denunciar y afirmar internacionalmente que el gobierno de reconciliación no ha sido sino una extensión golpista. Otra tarea pendiente de Ham es aclarar de que no representa la Resistencia sino a la UD, e incluso me parece que puede ser, en caso de que algunos en la Resistencia estén dispuestos a bajar un poco el radicalismo, el médium adecuado entre el presidente Pepe Lobo y el Frente Nacional de Resistencia Popular.

Mientras la presencia de César Ham limpia el rostro del nuevo gobierno, la de Vásquez Velásquez no sólo daña a la administración Lobo sino también puede terminar dándole el mate, ya que ya le dio el jaque a las Fuerzas Armadas como Institución. Estoy seguro de que existirán muchos oficiales, clases y soldados que no están de acuerdo con haber ido a apalear al pueblo hondureño, su pueblo.

Al respecto Romeo no puede contradecirme porque yo fui chafa y en un tiempo difícil, cuando era inminente una invasión a Nicaragua por órdenes de los Estados Unidos. El propio Alvarez Martínez (Gustavo, no Juan Ramón) visitó el batallón para decirnos que nos preparáramos, que el día de esa invasión se aproximaba. Sé cómo se manejan las cosas dentro de los batallones. La cadena de mando es que un superior somete al subalterno y éste a su subalterno y así sucesivamente hasta llegar al soldado, quien, ya de perdido, busca la forma de desquitarse toda la humillación y sometimiento con la población civil. La amenaza y el chantaje están a la orden del día. Y si uno está en contra de algo no lo expresa, ni siquiera lo insinúa. Por allí están los compañeros soplones que para congraciarse con el superior le llevan el mínimo chisme.

La permanencia de Vásquez Velásquez al frente de las Fuerzas Armadas es nociva para el país, empezando porque fue un error de Zelaya haberlo ratificado, mismo que el periodista David Romero adjudica a un mal asesoramiento de Tito Mejía. De paso con ello se sacrificó el orden institucional dentro de las Fuerzas Armadas y las nuevas promociones que ya deberían estar en otros puestos, están allí, acuarteladas, esperando que San Juan baje el dedo.

Le digo a Vásquez Velásquez algo similar a lo que él dijo cuando fue a despedir al presidente Zelaya al aeropuerto, créame que no tengo nada en su contra, yo sólo cumplo órdenes de mi conciencia: No le tengo mala fe, bueno, ni siquiera lo conozco. No, en plano normal somos compatriotas, pero en política no es nada personal, es solamente que si realmente queremos lo mejor para Honduras, los rostros visibles del golpe de Estado militar le hacen mucho bien al hacerse a un lado y darle paso a la democracia. Empezando porque fuera de Honduras la Corte y la Fiscalía hondureña carecen de credibilidad.

Un día antes del golpe de Estado militar, pasamos todo ese día juntos en Nueva York el Dr. Ramón Villeda Bermúdez y yo. Hablamos mucho, el tema siempre fue Honduras. “Un golpe de Estado llevará a Honduras al caos y el presidente Zelaya se convertirá en héroe nacional e internacional”. Don Ramón se llevaba las manos a la cabeza, estaba preocupado, casi entrando en depresión. “¿Usted cree?”, me preguntó. “No, no creo, estoy seguro”, respondí. Sin duda, fui profético don Ramón, justo así estamos.
Todo esto me recuerda algo que hace algunos años, hablando de política, me dijo el cantautor argentino Leonardo Favio: “Los países que no escuchan a sus artistas, a sus escritores, a sus intelectuales, a su pueblo, están perdidos”.

Roberto Quesada: Premio Periodístico Jacobo Cárcamo 2009 e hijo predilecto de La Ceiba, 2009. Escritor y diplomático hondureño, autor de varios libros, entre los que destacan El desertor (1985), Big Banana (Seix Barral), Nunca entres por Miami (Mondadori), Los barcos (Baktún), La novela del milenio pasado (Tropismos, Salamanca). El humano y la diosa (Premio de Literatura del Instituto Latinoamericano de Escritores, USA). Actualmente su novela Big Banana es traducida al italiano y trabaja en una nueva novela.
Fuente: Tiempo.hn
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Dominicana: PRI critica Leonel reconociera gobierno de Lobo

Trajano Santana afirmó que el gobierno de Lobo es producto de un proceso electoral “ilegítimo e ilegal”.

Por Servicios de Noticias
SANTO DOMINGO.-El Partido Revolucionario Independiente (PRI) censuró que el presidente Leonel Fernández reconociera el gobierno Porfirio Lobo, en Honduras.

Trajano Santana, presidente del PRI y candidato a senador por la provincia Barahona, afirmó que el gobierno de Lobo es producto de un proceso electoral “ilegítimo e ilegal”, consecuencia del golpe de Estado al ex presidente Manuel Zelaya.

“Es inaceptable que el presidente Fernández se preste a legitimar un Gobierno que es fruto de la componenda de los sectores golpistas que derrocaron a Zelaya”,expresó el alto dirigente político, en un comunicado de prensa.

Manifestó que la actitud de Fernández pone en peligro el sistema de partidos, la democracia y la paz en América Latina, porque incentiva la proliferación golpes de Estado y de crisis políticas que se solucionan mediante los arreglos de aposentos de los sectores más conservadores de cada nación.

Expresa que la democracia en América Latina tiene fallas y debilidades que, incentivadas por sectores extremistas y conservadores, ponen en peligro los gobiernos elegidos por el pueblo.

“Es penosa esa actitud del presidente Fernández, porque los sectores conservadores que expulsaron a Zelaya del Poder, son los mismos que derrotaron a su líder político, el profesor Juan Bosch, en el 1963”, indicó el presidente del PRI.

“El pueblo dominicano debe rechazar los términos de ese acuerdo firmado entre Fernández y Lobo, que sólo perjudica a las democracias hondureña y americana”, insistió.

Fuente: diariodigital.com.do

Honduras: que lo importante (la democracia) no vaya en detrimento de lo urgente (los negocios)

Andrés Cabanas

El anunciado reconocimiento del gobierno de Porfirio Lobo por parte de Guatemala y otros países,[i] implica la desvalorización de la lógica democrática. Por dos razones fundamentales: desconoce el “pecado original” de un gobierno sucesor de un ejecutivo golpista. Desconoce la votación minoritaria obtenida por Lobo el 29 de noviembre y, por tanto, su escasa representatividad.

El reconocimiento soslaya hechos antidemocráticos ocurridos entre el 28 de junio de 2009 y el 27 de enero de 2010, exactamente en un periodo de siete meses: la captura y expulsión ilegal del presidente Zelaya (ilegítima y antidemocrática incluso en el caso de que el mandatario fuese proclive al autoritarismo o al presidencialismo: es el pueblo el que debe tomar la decisión de la revocatoria); la restricción de libertades; la represión; la tutela del Ejército y por tanto del uso de la fuerza durante el proceso electoral, entre otras anomalías. Precisamente los delitos por los que Zelaya es acusado, incluso después de su partida a República Dominicana, deben ser estrictamente atribuidos a sus acusadores: delito contra la forma de gobierno, traición a la patria, falsificación de documentos públicos, uso y abuso de autoridad, fraude al emitir decretos de emergencia y retirar dinero para gastos de publicidad, además de usurpación de funciones.[ii]

Considerar al nuevo ejecutivo como muestra de la superación del golpe y la normalización democrática implica elipsis y amnesia históricas, oficializadas con la amnistía para los militares directamente implicados en la captura y expulsión de Zelaya.

¿Qué intereses se mueven alrededor del acelerado reconocimiento de la nueva presidencia? En el caso de la Unión Europea, el cálculo mercantil-comercial: la urgencia por firmar un Acuerdo de Asociación, para justificar lo cual se califica de positiva la evolución de la crisis hondureña.[iii] En el caso de Estados Unidos, el cálculo geoestratégico, que considera a Honduras como pieza clave en un tablero donde se reconfigura el proyecto hegemónico estadounidense.

En el caso de Guatemala, el cálculo mercantil-político: cabe analizar el reconocimiento en el marco de las reanudadas negociaciones con el empresariado; y en el marco de un intento de recomponer alianzas con vistas al próximo periodo electoral. El reconocimiento implica una concesión fundamental a algunos de los críticos más persistentes del actual gobierno, aglutinados en la Cámara de Comercio, favoreciendo a aquellos que, por medios diferentes al hondureño, intentaron quebrar la institucionalidad actual, promoviendo o aprovechando el asesinato y las acusaciones emitidas en el video de Rodrigo Rosemberg. Supone también un guiño especial para el Alcalde Arzú, defensor del golpe y su lógica subyacente (las democracias duras o las dictaduras de fachada civil), guiño que tiende a fortalecer una alianza preelectoral de intereses estratégicos: Arzú como garantía del voto duro y conservador capitalino; Colom como instrumento de la proyección nacional del Alcalde. Igualmente, supone la devolución del favor por la discreta actitud asumida por el Alcalde durante el ensayo desestabilizador de mayo. En este marco, los principios se sacrifican en función de alianzas coyunturales que, al mismo tiempo, debilitan la unidad anti golpista latinoamericana.

El hiper pragmatismo, la inconsistencia, las decisiones discontinuas, las conveniencias inmediatas, legitiman a los promotores del neo golpismo y el neoconservadurismo en América Latina. Lanzan el mensaje de que la democracia debe ser tutelada, dirigida y finalmente restringida por y en función de intereses oligárquicos sectoriales. Así, se proponen para la región “dictaduras constitucionalistas” instrumentalizadas a través de “golpes militares institucionales”.[iv]

La alternativa a la legitimación golpista debe ser la refundación democrática: un marco en el que los derechos colectivos se impongan sobre los intereses sectoriales; y los principios predominen sobre concepciones casuísticas de la democracia y el derecho.



[i] Entre otros, la Unión Europea en el marco de las negociaciones del Acuerdo de Asociación, la OEA a través de Estados Unidos, la propia administración norteamericana (con condiciones no explicitadas), el Parlamento Centroamericano.

[ii]http://www.laprensa.hn/Apertura/Ediciones/2010/01/11/Noticias/Manuel-Zelaya-saldria-limpio-con-amnistia.

[iii] Declaraciones de Benita Ferrero, Comisaria Europea de Comercio Exterior, en http://radio.emisorasunidas.com/nacionales.php?id=36602.

[iv] Francisco Palacios Romero.

Fuente: www.albedrio.org/

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El asesinato de Walter Tróchez sigue impune

walter tróchezSemanas después del brutal asesinato de Walter Tróchez, activista LGTB opuesto al golpe de estado que el pasado junio apartó del poder al presidente legítimo de Honduras, su muerte sigue impune. Diversos actos lo han recordado esta semana, coincidiendo con la toma de posesión como presidente de Porfirio Lobo, ganador de las elecciones celebradas bajo el control del régimen golpista.

En Berlín, por ejemplo, unas 200 personas se manifestaron el pasado martes exigiendo la restitución de la legalidad democrática en Honduras y protestando contra la homofobia (puedes ver un vídeo de la manifestación pinchando aquí).

En San Francisco, un puñado de activistas LGTB protestaron ante el consulado de Honduras en la ciudad el mismo día que Lobo tomaba posesión de la mano del presidente golpista, Roberto Micheletti. Actos similares tuvieron lugar en Los Ángeles y en Washington D.C.

Mientras tanto, políticos y medios de comunicación occidentales preparan el terreno para reconocer como presidente legítimo a Lobo como solución “pragmática” a la crisis. En este escenario, no es descabellado pensar que el asesinato de Tróchez y el de otras personas LGTB asesinadas desde el golpe podrían quedar, lamentablemente, impunes.

Fuente: dosmanzanas.com

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¿Influye el golpe de Honduras en El Salvador?

Marcos Roitman Rosenmann
Tras el golpe de Estado en Honduras, un nuevo enemigo se ha visualizado como pretexto para la intervención militar en la región. Se trata de la influencia negativa de los países que integran la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba), el fantasma del socialismo del siglo XXI y el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, mentor de tales iniciativas. Por este motivo, Mauricio Funes, presidente de El Salvador y miembro del FMLN, ha dejado claro cuáles son sus aliados estratégicos. En recientes declaraciones manifestó rotundamente que su gobierno no va a dar ni un solo paso tendente a la incorporación al Alba y al socialismo del siglo XXI, recalcando que tampoco cuestionará las relaciones con Estados Unidos, entre otros motivos, por los casi 3 millones de salvadoreños que allí residen. Recordemos que una parte del PIB de El Salvador proviene de las remesas de sus inmigrantes afincados legal o ilegalmente en dicho país.

Las palabras pronunciadas por Funes deben adscribirse a esta nueva coyuntura. El golpe militar de Honduras podemos decir que ha prosperado, más allá de la repulsa de los organismos internacionales y la heroica resistencia. Nada hace presagiar el retorno de Manuel Zelaya a la presidencia. De esta manera, lo que se planificó para Chile en 1973 se ha conseguido en Honduras en 2009. Un golpe de Estado avalado por el Congreso, la Suprema Corte, las fuerzas armadas y los principales partidos de la oposición. Así no se pondría en duda su legitimidad. Es cierto que entre uno y otro hay muchas diferencias, pero la estrategia es la misma. Ahora los gobernantes que deseen ir por el camino del Alba u otras alternativas a la globalización neoliberal sufrirán las consecuencias. Es mejor ponerse el parche antes de la herida. Toca tranquilizar a las oligarquías locales para que mantengan las fuerzas armadas en sus cuarteles.

La derecha salvadoreña puede sentirse satisfecha. Funes ha puesto límite a la acción de su gobierno y toma distancia con su organización, el FMLN. Sus dirigentes han decidido secundar la propuesta de una V Internacional, sumarse al Alba y avalar el Banco del Sur. La esquizofrenia está servida. Funes sale al quite y recalca que una cosa es el partido y otra su gobierno. De esta manera envió un recado a los miembros de Alba y en especial a Hugo Chávez. Si el FMLN, su organización, se siente cómodo con el llamado a una V Internacional, el gobierno que él preside recela. No son compañeros de viaje.

Hay que ser pragmático, subraya Funes. No hay motivo para pelearse con Estados Unidos ni nadar a contracorriente. En esta línea, acota: Estados Unidos no me ha torcido el brazo, por lo cual es insensato suscribir ningún documento que pueda poner en riesgo dicha relación. Sus palabras destilan miedo, complemento perfecto del accionar pragmático. Suscribirse al Alba supone asumir riesgos innecesarios.

Funes no quiere intrigas palaciegas que acaben en un golpe de Estado. La osadía del presidente Manuel Zelaya a la hora de elegir aliados y cambiar la línea de su gobierno no ha dado buenos frutos. Así, Funes prefiere aparcar cualquier atisbo de alternativa democrática en pro de salvar su gobierno. No quiere que se repita la experiencia hondureña en El Salvador.

Si la guerra contrainsurgente de baja intensidad logró éxitos, fue promoviendo la idea de derrota en la izquierda latinoamericana. Su argumento era simplista, pero convincente.

Tras la caída del muro de Berlín, poco o nada se podía hacer. El socialismo realmente existente era un desastre y el futuro pertenecía a la globalización neoliberal. El capitalismo había triunfado. En América Latina, Jorge Castañeda le dará forma a esta versión espuria en su obra La utopía desarmada. Sin muchos argumentos justificó la emergencia del unilateralismo y proclamó el fin de las luchas antimperialistas y anticapitalistas. Había que llevarse bien con Estados Unidos, el gendarme del planeta. No se podía seguir luchando contra molinos de viento.

Muchos fueron quienes cayeron en el canto de sus sirenas. El FMLN fue víctima propicia. Tras años de luchas en el campo militar, la guerra no se decantó hacia el FDR-FMLN. Muchos de sus dirigentes entraron en un proceso de regresión ideológica. Mauricio Funes ha sido uno. Durante la guerra contrainsurgente asumió responsabilidades, arriesgó su vida y derrochó valentía. Hoy deja ver un miedo enmascarado bajo el adjetivo de ser un hombre pragmático. Su gobierno ha decidido no dar la batalla contra la oligarquía ni de frente ni de costado. Han preferido olvidar las promesas que los llevaron al gobierno y obviar las esperanzas de un pueblo que confió y les dio la batuta de mando, tras décadas de luchas y muerte en el campo de batalla.

Al renegar de los principios democráticos en pro de una gestión que no incomode a la clase dominante salvadoreña y a Estados Unidos, Mauricio Funes y su gobierno cierran las puertas para construir un proyecto nacional, popular, de economía mixta, antimperialista y republicano. Valores inmersos en la lucha contra la desigualdad, la explotación, el hambre y la marginalidad social. Ahora sólo les queda poner a buen recaudo los dineros del gran capital y la oligarquía, así obtendrán un sobresaliente. Condición sine qua non para no verse sorprendidos por un golpe de Estado y lograr el éxito en futuras elecciones.

Fuente: La Jornada

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Atardecer, ocaso… oscura noche en Honduras

En defensa de la soberanía latinoamericana



El pasado 13 de enero el Congreso hondureño ratificó la salida de su país de la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA). Dicha decisión, adoptada ya desde el 15 de diciembre del año pasado por el Consejo de Ministros, representa una de las más grandes tragedias para el pueblo hondureño y, en general, para todo el pueblo latinoamericano, actualmente embarcado en una nueva propuesta de integración regional dirigida a potenciar sus capacidades y generar poderosas sinergias en un espacio de auténtica independencia. Este lamentable acontecimiento fue consumado gracias a una multiplicidad de factores. El más decisivo de todos, la manifiesta intervención del gobierno de Obama, el mismo que no sólo respaldó en la práctica el golpe de Estado, sino que además impuso las condiciones necesarias para desequilibrar a todo el movimiento social que se iba consolidando paulatinamente bajo el amparo de la ALBA. Con esta nueva muestra de injerencia, la gestión del flamante “Premio Nobel de la Paz” volvió a ratificar la permanente pretensión de los Estados Unidos de Norteamérica de imponer su política neocolonial a la región geográfica que sigue considerando despectivamente como su patio trasero.

Por desgracia, el golpe de Estado en Honduras y su correspondiente salida de la ALBA es sólo una pieza más de todo un tinglado geoestratégico montado desde Washington, en perfecta línea de continuidad con la política Bush y dirigido a recuperar el espacio de dominación perdido gracias a las modernas luchas de independencia emprendidas actualmente por Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela principalmente. El cerco yanqui a la región ALBA se viene cerrando desde hace unos meses, mucho antes de los acontecimientos ocurridos en Honduras. El resurgimiento de la IV flota, la instalación de las nuevas siete bases militares en Colombia, la reiterada invasión del espacio aéreo venezolano desde Curazao o la última invasión “humanitaria” en Haití son sólo algunas de las flagrantes muestras de esta evidente intención.

La democracia hondureña cruza ahora mismo por una noche oscura. Y su trágico transito ocurre paradójicamente a menos de un mes de haberse conmemorado los cinco años de la creación de la ALBA, configurada como una alternativa antagónica frente al ALCA (Área de Libre Comercia de las Américas), propuesta neoliberal impulsada desde los Estados Unidos de Norteamérica y presentada como la vía más adecuada de desarrollo de las naciones latinoamericanas. Craso error. En lo que lleva de funcionamiento, la ALBA ha demostrado ser tremendamente más eficiente y más generosa en más corto tiempo. Muchas han sido las ventajas obtenidas a lo largo de este quinquenio por los nueve países pertenecientes hasta el año pasado a esta alianza: Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Honduras, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, junto con Venezuela. Entre las más importantes, podemos destacar los servicios oftalmológicos gratuitos para la población más pobre a través de la reconocida Operación Milagro; la alfabetización de adultos mediante el Programa Yo si Puedo; la dinamización de la economía a escala regional mediante una moneda común, el Sucre (Sistema Único de Compensación Regional); la financiación de programas de desarrollo a través de una banca regional exclusiva, el Banco del Sur (con mil millones de dólares disponibles); la integración a un programa regional energético sostenible con garantía de suministro permanente de combustible o la asistencia médica, pedagógica y técnica en general a través de las brigadas internacionalistas cubanas y venezolanas.

A estos beneficios tendríamos que agregarle el más grande e importante de todos: el pleno y real ejercicio de la soberanía nacional. Ese fue precisamente el pecado más grande cometido por el pueblo hondureño, el ejercicio de ese derecho. Esa también la herida más sangrante para la administración Obama, la ofensa más cruenta realizada al verdugo. Final y desafortunadamente, ese también ha sido el alto precio a pagar por semejante osadía.

Fuente: www.rebelion.org

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