Donde Florecen las Acacias.
“Se debe procurar una amplia discusión en el seno del partido… a efecto de recoger las aspiraciones del pueblo… mediante un análisis crítico de la realidad nacional… las bases ideológicas del partido ya no satisfacen las condiciones de la Honduras de hoy, si el partido como instrumento, no sirve para transformar el país, no tendrá el apoyo del pueblo. El partido debe ser democrático y revolucionario, lo primero para ayudar al pueblo a escoger su destino y lo segundo para cambiar las obsoletas estructuras del país. Si se renuevan sus bases y es participativo, encarnará las aspiraciones de las nuevas generaciones.”
Edmon L. Bográn. 1987
Introducción
Desde hace tiempo se ha vuelto un lugar común hablar de la posible desaparición de los partidos políticos tradicionales hondureños tal como sucedió en la mayoría de los países latinoamericanos, sobre todo los de corte “liberal-conservador”. En el caso nuestro, la “profecía” se limita a mostrar el cada vez mayor ausentismo de los ciudadanos de las urnas como en efecto ha venido sucediendo en los últimos procesos electorales, con lo que la legitimidad democrática se pone en precario. Sin embargo, se vuelve necesario adentrarse en las causas de la crisis que sufren los partidos políticos para de esa manera tener una comprensión más próxima al hecho y no al fenómeno.
Algunas de las razones que explican la crisis se pueden encontrar en el agotamiento propio de los partidos, su falta de democracia interna, su incapacidad de adaptarse a los tremendos cambios que experimentan las sociedades actuales, ineficiencia mostrada reiteradamente en la gestión gubernamental, las dificultades en traducir las crecientes demandas sociales en soluciones apropiadas a través de efectivas políticas públicas hasta la casi nula visión de futuro para modernizar el país, carencia que se extiende a la élite gobernante que carece de sentido de patria y que a diferencia de otros países, los partidos políticos han sido coptados por una oligarquía que ha visto en ellos el medio de tener el control total: el poder económico y el poder político, control que se dirige entonces al Estado y de ahí la frase de que en Honduras se producido una “oligarquización del Estado” que le impide tomar medidas a favor de los más pobres sopena de ser tildado a los menos, de populismo o exponerse a sufrir un golpe de Estado como se vio el 28 de junio pasado.
Existen abundantes estudios socio-políticos y de opinión que sirven para demostrar las afirmaciones anteriores, pero los partidos políticos nuestros no parecen enterarse de ello, tampoco han tomado nota de que la raíz de los problemas sociales y económicos en gran medida se encuentra en los pobres resultados del modelo neoliberal impuesto, que además, ofreció estabilidad política pero que la realidad se encargó de desvanecer pues en los últimos 15 años, han sido derrocados por rebeliones populares 16 presidentes latinoamericanos y uno por golpe militar: Manuel Zelaya Rosales.
Golpes, vendas y máscaras
En América Latina se creía que la democracia había llegado para quedarse como en efecto ha sucedido en la mayoría de los países, las reglas del juego democrático se respetan: libre acceso a los medios de comunicación, elecciones competitivas, instituciones confiables, respeto a la oposición y a las minorías políticas, libertad de pensamiento, derecho a la organización etc. Pero lo que no se creía es que a pocos días de las palabras de Barack Obama en Puerto España sobre las “nuevas” relaciones de Estados con la región, fuera posible un golpe militar en “su” “patio trasero” bajo la nueva “modalidad” del llamado “smart power” o “poder inteligente” según el eufemismo utilizado para esconder la combinación del poder duro de coacción y dinero con el poder “blando” de la “atracción”, en sustitución de la política de “seguridad nacional” de los años 80s. EL ex secretario de Estado norteamericano y protagonista de algunos de los episodios políticos más relevantes de América Latina como el golpe de Estado en Chile en 1973, afirmó en una ocasión: “lo ideal lo hacemos de inmediato. Lo inconstitucional tardará más tiempo”, cualquier relación con el golpe de Estado del 28 de junio, es pura coincidencia!
Cursio Malaparte el autor de la “Técnica del Golpe de Estado” dijo en 1937 que los golpes de Estado son el “recurso de poder cuando se corre el peligro de perder el poder”, o sea lo que hacen las élites “cuando se les agota los recursos de dominio constitucional y democrático”. Cualquier otra disquisición sobre la “modalidad” usada en Honduras y el nombre con el que se trató de disfrazar, no es más que un recurso “macondiano” para esconder lo evidente: un golpe clásico con el tradicional conflicto de poderes y el apalancamiento de la oligarquía cerrada en no permitir y a cualquier costo, “la inserción de los pobres en su espacio de poder absoluto”.
El mundo democrático rechazó el golpe de Estado e internamente una ruptura constitucional fue tan inoportuna pues ello implica un retroceso del afianzamiento de la democracia que con dificultades se venía desarrollando en el país, además, el golpe revivió la violencia política de los años ochenta hoy exacerbada a niveles nunca vistos como las violaciones de derechos humanos contra manifestantes de la Resistencia popular contra el golpe, con una particularidad: la violencia contra las mujeres y los jóvenes.
El golpe no pudo ser más desafortunado, la compulsión por el poder absoluto mostrado por las élites dominantes y su afán de mantener sus privilegios de clase frente al Estado en desmedro de la mayoría de la población, hizo que importantes segmentos tomaran cierto nivel de conciencia respecto de su posición subordinada en la sociedad lo que se demostró en el nivel cuantitativo y cualitativo de las movilizaciones convocadas por el Frente Nacional de Resistencia Popular y por el nivel de abstencionismo electoral el 29 de noviembre, que a falta de datos confiables se calcula que llegó a más del 62%, que de ser correcto, se consideraría la primera y efectiva prueba de que el golpe de Estado logró lo que otros esfuerzos no habían podido: despertar movilizar la conciencia ciudadana. De lo anterior se podría concluir que Mel le quitó la venda de los ojos a una parte importante del pueblo y el golpe la máscara a muchos.
Por otra parte, si se analiza el balance de poder institucional existente antes del golpe de Estado fácilmente se puede concluir que el Ejecutivo se encontraba casi imposibilitado de echar andar las tibias medidas sociales en beneficio de los más postergados, y, con lo que respecta a la “cuarta urna”, si bien es cierto no fue lo suficientemente explicada a la población, tenía sus propios límites en la decisión de la población en cuanto a aceptarla o rechazarla en el caso que la consulta del 28 de junio hubiese sido favorable.
El hecho de que las instituciones se mostraran proclives al golpe de Estado como después se comprobó, dio pie a que tanto en la comunidad internacional como internamente se llegara a la conclusión que se trató de una “conspiración institucional” contra el poder Ejecutivo y más concretamente contra la figura del presidente de la república, como lo reconociera el mismo Departamento de Estado norteamericano en su oportunidad. En conclusión, el golpe era innecesario y nada los justifica pues como lo dijera el ahora subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental durante las audiencias de confirmación en el Senado de Estados Unidos Arturo Valenzuela, “los problemas de la democracia se resuelven en democracia”
El último informe del LATINOBAROMETRO 2009 dado a conocer en el mes de diciembre en Santiago de Chile, mostró que a nivel latinoamericano, el 76% rechaza el golpe de Estado en Honduras, y el 62% considera improbable que ocurra en sus países, el mismo informe dice que el 58% de los hondureños lo rechaza y concluye diciendo que políticamente “nada justifica el golpe”.
Partido Liberal: cerca del abismo.
Ante esta perspectiva y sobre todo por los efectos políticos que produce la decisión de abstenerse de votar por la gran mayoría de los adherentes al Partido Liberal, lo que propicia el “triunfo” del partido “nacional”, ha llegado el momento tal como lo plateara hace ya varias décadas Edmon L. Bográn y otros “anticipadores” “liberales” de propiciar una discusión amplia y profunda (crítica además) al interior del partido para entre otras cosas, definir su identidad, debatir su papel en el golpe de Estado (algunos pusilánimes quieren rehuir el debate desde la posición de borrón y cuenta nueva en la falsa creencia que pueden ser “aceptados” tanto por la derecha golpista del partido como por la Resistencia Liberal), revisar a fondo las prácticas antidemocráticas que han sido una constante internamente y su relación con la sociedad.
En el pasado la división del partido estuvo marcada en algunas épocas, por la lucha entre “liderazgos”, por las prácticas autoritarias y en otras, por visiones distintas sobre la sociedad, esa es la época del “rodismo” y la Izquierda Democrática que después derivaría en la Alianza Liberal del Pueblo (ALIPO) y luego en el Movimiento Liberal Democrático Revolucionario (M-LIDER). Hoy, el golpe de Estado produjo una división quizás más profunda que las anteriores: golpistas y resistentes. Los primeros están representados en quienes se prestaron de instrumento para asaltar el poder: ex candidatos presidenciales, el mismo ex candidato del partido, diputados “resentidos” por no recibir “favores” del presidente y algunos funcionarios de la administración Zelaya que hicieron gala de lo que significa la deslealtad política.
Los segundos, forman parte de una serie de grupos no articulados orgánicamente que originariamente formaron el movimiento que impulsó la candidatura del ex presidente Zelaya, otros aglutinados en la campaña por la “cuarta urna”, algunos candidatos a cargos de elección popular que renuncian en solidaridad con Zelaya y que rechazaron el golpe y segmentos de base del partido que alcanzan cierto nivel de politización al calor de la lucha del Frente de Resistencia por la restitución constitucional. Esta división debe verse también en el marco de la polarización política que produce el golpe de Estado, a un nivel que ha alcanzado a los partidos políticos, los gremios y organizaciones sociales, pasando por las familias y las amistades.
Es en este contexto que se viene la lucha interna del Partido Liberal, quienes forman parte del grupo que apoyó el golpe vale decir la mayoría de sus autoridades seguramente intentarán mantener el control a través de los llamados “sellos” del partido, y no sería de extrañar que se repitiera internamente, la cacería de brujas que desató el régimen de facto a nivel nacional contra La Resistencia y todo aquel que se opusiera al golpe a través de los cuerpos policiales y militares, convertidos en verdaderos grupos represores contra la oposición.
Un nuevo referente político
Antes del golpe de Estado, la atención política del país estaba centrada en la “cuarta urna” por las expectativas – unas a favor y otras en contra - que creaba la posibilidad de convocar a una Constituyente que redactara una nueva constitución con todo lo que ello implica: nuevas reglas político-electorales, modificación de aspectos económicos, surgimiento de liderazgos nuevos, eliminación de privilegios a sectores de la sociedad, modificación de artículos constitucionales considerados “pétreos” (sólo existen dos tipos de constituciones: las del mundo y la de Honduras) en fin, fijar nuevas formas de regular la vida social del país.
Ahora paradójicamente, al no conseguir los efectos deseados por quienes sirvieron de operadores internos del golpe de Estado, todas las fuerzas sociales y políticas opositoras al golpe disponen de una conciencia más profunda sobre la necesidad de convocar a una Asamblea Constituyente, y hacia allí se dirigen todos los esfuerzos del Frente de Resistencia y todas las organizaciones que lo conforman incluyendo la denominada “Resistencia Liberal”. Sin embargo, es en ésta última donde menos claridad política existe sobre qué hacer: mantenerse en el partido, fundar un nuevo partido o irse a la Resistencia, lo anterior no es una decisión fácil de tomar por cuanto cada opción cuenta con sus propios seguidores.
Es posible que esta disyuntiva se vea resuelta como parte de los efectos que pueda provocar la embestida conservadora y reaccionaria ya anunciada por el usurpador Roberto Micheletti, contra lo que denominó “limpieza de elementos comunistas” en referencia a quienes desde el partido se opusieron al golpe de Estado y a su régimen dictatorial. Esta circunstancia podría aglutinar y fortalecer al sector resistente y con ello incubarse en su seno, un nuevo referente político que construya junto a otros sectores de base del partido una nueva opción popular, democrática, progresista, renovadora capaz de disputar la dirección del partido a las fuerzas conservadoras que disponen de un inmenso poder pero carecen del apoyo popular.
Encuentro Progresist@
Se sabe de los múltiples efectos del golpe de Estado sobre distintos sectores, desacreditó a quienes la población tenía como “lideres morales”, deslegitimó a la casi totalidad de las instituciones del Estado, a la mayoría de los medios de comunicación, a personajes que por décadas se hicieron pasar por honestos, desnudó a quienes hicieron creer un progresismo que nunca tuvieron etc. Pero también creó nuevas oportunidades para luchar por una Honduras más justa, democrática, incluyente y progresista.
Es así que un grupo de ciudadanos y ciudadanos nos hemos reunido para darle vida a un nuevo referente político dentro del Partido Liberal, en la creencia fundada que aún es posible refundarlo teniendo la capacidad de discernir el sentido de las rectificaciones y autocríticas que la militancia y simpatizantes demandan, así como los cambios sociales que el país necesita; demandas que cobran un sentido de urgencia después del golpe de Estado.
Luego de un periodo de reflexión y discusiones, se llegó al acuerdo de denominar al nuevo referente, ENCUENTRO PROGRESIT@ que más que un movimiento pretende ser un espacio de convergencia de aquellas voluntades, afinidades y concordancias sobre lo que debe ser el partido y el país. Un espacio que le dé cabida a las mejores ideas, a quienes comparten la misma visión sobre el origen, efecto y soluciones de los grande problemas nacionales, a los mejores talentos, a los más honestos. Se trata de un espacio amplio, plural, democrático, moderno, no personalista, pretende construir una mística de equipos.
Dependiendo de lo que se haga en los próximos cuatro años por las fuerzas progresistas se podría definir el curso de Honduras en los siguientes 20 o 25 años, mucho dependerá de nuestra decisión, voluntad, coraje y capacidad para luchar por un país más justo socialmente y tolerante políticamente, dichas aspiraciones constituyen nuestro deber ético. Aspiramos a crear un referente capaz de recoger las aspiraciones ciudadanas, a ampliar la participación, a renovar el liderazgo en todos los niveles, a pensar en horizontes de futuro. Todo lo anterior son funciones inherentes a los partidos políticos, pero el partido liberal las ha olvidado o nunca las ha sabido. En este espacio progresista somos de la idea que para la mayoría de los ciudadanos la política hasta antes del golpe, no era relevante, por el contrario, era considerada y en buena medida sigue siéndolo, una de las actividades públicas más desprestigiadas y junto con ella los partidos políticos y la clase política. Pero mucho de eso cambió con el golpe, cambió en cierta manera la actitud pasiva de la gente frente a los problemas nacionales, hoy se observa un mayor interés por participar de la vida política del país.
Aspiramos a ser un instrumento que le dé sustentabilidad aun próximo gobierno del partido liberal encabezado por el Encuentro Progresist@, pero además nos proponemos contribuir a conformar una verdadera oposición política inexistente en el país, sólo visible por las denuncias del Partido Unificación Democrática, pero que no tienen mayor incidencia debido a su debilidad electoral y que ahora seguramente desaparecerá por completo ante la posibilidad que dicho partido sea parte del actual gobierno.
Las puertas están abiertas, liberales, sin partido, independientes, ciudadanos y ciudadanas el trabajo ya comenzó consultando a la gente, oyendo, preguntando participando desde abajo como debió ser siempre: en Comayagua, siguió en Tegucigalpa, continuó en Copán, ahora el trabajo se dirige a Choluteca, luego a San Pedro Sula hasta abarcar todo el país para el fin de año fundar oficialmente Encuentro Progresist@ donde Florecen Las Acacias.
Sergio Suazo
Fuente: Vos el soberano
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