Por Mary L. Vallecillo MSc.*
Cuando el ex candidato liberal Elvin Santos salía de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en agosto pasado, los estudiantes que protestaban en las afueras de la sala donde él se encontraba mostraban el descontento con su presencia y lanzaron agua a su paso, ante la agresión de su guardia personal, los estudiantes manifestaban: “Se trataba de agua limpia, no la sustancia nociva y pestilente que nos lanzan la policía, cuando salimos a las calles a manifestar nuestras opiniones, contrarias al golpe de estado y a los planteamientos del gobierno”.
Lo que los estudiantes de la UNAH y el pueblo no sabían, era que las últimas investigaciones científicas les dan la razón, respecto al daño que producen en los seres humanos la inhalación de gases tóxicos que provienen de las bombas lacrimógenas.
Sin embargo, quienes usan estas armas contra la población civil hacen caso omiso de las advertencias de los científicos que han llamado a suspender la compra de estos y en el peor de los casos reemplazarlos por otros.
El científico de la Universidad de Chile y toxicólogo ambiental, doctor Andrei Tchernitchin, formuló una grave acusación, al semanario “El Siglo”: “Los elementos con que se fabrican las bombas lacrimógenas son abortivos. Además de producir graves daños a la salud, inciden negativamente en los aparatos reproductivos masculino y femenino.”
Las materias prohibidas son, en primer lugar, el Ortoclorobencilidenmalononitrilo (ClC6H4CHCCN) y se conoce como CS; acetofenona, (CN)2) y Gas Pimienta.
Este primer producto (CS), de nombre tan complicado, tiene el inconveniente de que si se incendia, como generalmente ocurre, se desprende ácido cianhídrico, vale decir, cianuro de hidrógeno.
Éste es un producto altamente venenoso, incoloro, y una concentración de 300 partes por millón es capaz de matar a un hombre en cosas de minutos. La cantidad de este componente utilizado en las bombas que son explotadas en contra de manifestantes es mucho más baja que esa proporción, según las autoridades, pero eso sí, recordemos que está comprobado científicamente que su constante inhalación provoca daños nefastos a la salud, lo que no se dice y se oculta a la población.
Las pruebas toxicológicas demostraron que los animales que mueren después de la exposición al CS presentan recuentos mayores de células caliciformes en las vías respiratorias y la conjuntiva (la membrana mucosa de los ojos, que recubre los párpados y parte del globo ocular), necrosis (muerte celular) en las vías respiratorias y gastrointestinales, edema pulmonar (pulmones llenos de líquido) y hemorragia en las glándulas suprarrenales.
La muerte ocurre como resultado de la poca transferencia de oxígeno a la circulación sanguínea, que a su vez es un resultado del edema, la hemorragia, y la obstrucción de las vías respiratorias en los pulmones.
Otro de los componentes de estas bombas lacrimógenas es Cloroacetofenona, ((CN)2) esta sustancia que irrita los ojos, la piel y el tracto respiratorio. La inhalación de este vapor genera edema pulmonar, los efectos no aparecen en forma inmediata. Si la exposición es reiterada produce dermatitis. Si este producto se disuelve a temperatura ambiental o 20 grados centígrados puede alcanzar una concentración nociva. (En nuestras ciudades la temperatura sobrepasa los 20 grados Celcius)
El gas pimienta, hecho con pimientos de chile (ají picante) mezclado con un vehículo de aceite de maíz es un agente inflamatorio muy poderoso que produce inflamación de ojos, nariz y boca.
Todos estos componentes son sustancias químicas, orgánicas altamente tóxicas y son muy irritantes en las mucosas húmedas. Al ingresar al organismo pueden llegar a edema pulmonar como ya se ha dicho y como si todo lo anterior fuera poco, se ha descubierto recientemente que producen ABORTO.
Las bombas lacrimógenas y su inhalación producen la perdida de gránulos de algunas células que se encuentran en la sangre, células que tienen que ver con la inmunidad, procesos alérgicos e hipersensibilidad, incluyendo los procesos reproductivos femeninos y masculinos.
Cualquier mujer puede perder a su hijo en gestación, si se expone a estas sustancias. El problema fundamental es que si no se expone directamente, las corrientes de aire transportan estas sustancias y solo tras varios kilómetros sus efectos nocivos disminuyen, sin desaparecer por completo.
Normalmente, se acusa a los manifestantes de violencia y vandalismo, pero el uso indiscriminado de estas sustancias, por parte de la Policía, no sólo afectan a los participantes de las protestas, sino también a los transeúntes e, incluso, a los residentes de las zonas aledañas, y constituyen una forma aún más explícita de violencia.
La Secretaría de Salud, la Secretaría del Ambiente o el Centro de Control de Contaminantes, debieran ser quienes analizan y autorizan los componentes con que se fabrican estas armas, pero hasta donde se tiene conocimiento, ellos jamás han emitido el resultado de alguna consulta al respecto. Yo pregunto ¿Dónde están los estudios de toxicidad crónica y de efectos diferidos para autorizar compuestos que no sólo afecta a manifestantes, sino también a la gente que vive en el sector, a los transeúntes y puede haber muchos efectos neuroconductuales en las propias secuelas que quedan y que no han sido investigadas?
En otros países se recomienda la oleorresina, compuesto de una planta que produce la liberación de una hormona que afectan las terminaciones nerviosas. Los efectos son irritantes, pero también producen otros que son sistémicos y por lo tanto también tiene riesgos pero totalmente diferentes.
El doctor Tchernitchin de la Universidad de Chile dice que” si hay que disolver manifestaciones que por lo menos se use agua, con algún tinte o colorante, pero no estos venenos que están matando lentamente a la población” . Los productos que componen las bombas lacrimógenas son altamente venenosos, inclusive la oleorresina que produce una reacción emocional muy fuerte. Esto puede significar que una personalidad limítrofe o una personalidad agresiva o que está en el límite, pueda verse sensibilizada por este compuesto y producir una reacción agresiva muy importante con consecuencias sobre otras personas”.
En relación a la Contaminación ambiental……
Este problema se da en un contexto que ya es grave, debido a la alta contaminación ambiental en nuestras ciudades, especialmente Tegucigalpa y San Pedro Sula. De hecho estos productos afectan de por sí al medio ambiente, a la salud y por eso la autoridad debe demostrar abiertamente a nuestra sociedad cuáles son los efectos ambientales y para la salud humana que estas bombas alcanzan.
En los últimos meses nuestras principales ciudades han vivido dramáticas estadísticas de altos niveles de contaminación. El propio Ministerio de Salud reconoció el incremento en las afecciones respiratorias que se atienden en las Instituciones de Salud del país por contaminación y que se agrava con los frentes fríos propios de la temporada
Si bien es cierto que este problema responde a la condición geográfica, también responde a las bajas políticas establecidas a nivel nacional para mantener un estado medioambiental acorde con lo que la gente necesita, particularmente porque los niveles de estas normas son muy bajos en términos de exigencias.
Si se compara con los estándares que exige la OMS, Honduras está por muy debajo de esas normas. Es más, uno de los elementos que generan más problemas a la salud humana, como lo es el material particulado de bajo diámetro, es decir el pm 2,5 en Honduras no está normado. No se establecen medidas concretas para combatir la contaminación, restringiendo ya sea la locomoción o industrias contaminantes
Creemos que es un avance tener un Ministerio de Recursos Naturales y del Ambiente que vigile su accionar, pero nos preguntamos ¿A qué políticas va a responder éste ministerio? Si son las políticas que ya están establecidas, esto no va a cambiar mucho. Quizá el mayor problema que tiene el sistema de evaluación medioambiental hondureño es que sólo resuelve los problemas ambientales políticamente y, en muchas ocasiones, no existe de parte de quienes componen estas instituciones la capacidad para evaluar proyectos ni su real impacto ambiental.
Honduras vive momentos dramáticos, ya no es sólo Tegucigalpa la ciudad más contaminada del país, sino también otras regiones. Igual que otras ciudades del país, sus habitantes sufren la contaminación ambiental y de sus aguas, las grandes empresas contaminan ríos y otras consecuencias le sobrevienen a ello.
PREVENCIÓN
El uso máscaras de gas, solo los actuales diseños policiales o militares, es el método de prevención más eficaz. Las mascarillas y los cobertores ofrecen poca protección. Pero la población puede seguir estas indicaciones:
1. Use mascarillas de ojos o lentes de natación.
2. Prepare un neutralizador (agua potable con 5% de bicarbonato de sodio o mitad antiácido en suspensión y mitad agua).
3. Otro método, aunque menos efectivo, para prevenir los síntomas es reunir varios pañuelos o trapos, empaparlos en vinagre de cocina (ÁCIDO ACÉTICO) y colocarlos dentro de una bolsa de plástico. Si le llegan a disparar una bomba lacrimógena, colóquese el pañuelo sobre la nariz y respire a través de ella. No se preocupe por sus ojos, ya que gracias al flujo natural de lágrimas los residuos químicos serán eliminados de manera espontánea.
4. Evite asistir a marchas y concentraciones con lentes de contacto ya que prolongan el tiempo de acción de los gases lacrimógenos y aumentan el riesgo de ulceración de cornea.
5. Muy importante es no tocarse los ojos ni la piel y respirar siempre a través del pañuelo con vinagre o agua
6. Si es asmático avísele a sus compañeros o personas alrededor en caso de riesgo, de tal manera que ellos sepan cómo ayudarle en caso de inhalación, darle su medicación o llevarlo al centro médico más cercano.
7. Mantenga la calma, respire normalmente y evite tomar “bocanadas” de aire. Camine con cuidado, mirando siempre a su alrededor. En caso de no ver utilice los brazos como guía. Nunca corra ciego pues corre el peligro de caerse o accidentarse.
8. Si se encuentra en un espacio cerrado salga de inmediato o abra las puertas y ventanas para ventilar el área.
9. Diríjase en contra del viento del lugar de la explosión y retírese del área de la granada o envase de Gases Lacrimógenos lo más rápido posible, siempre evitando estar frente al agresor.
10. Manténgase en contra del viento lo más que pueda para dispersar rápidamente el gas.
11. Si tiene abundante lagrimeo no lo interrumpa ya que ayuda a eliminar los químicos (no se toque o frote los ojos recuerde que las manos están también impregnadas de tóxico). Sonarse la nariz, evite tragar y escupa si siente mal sabor y molestia en la boca o garganta.
13. Enjuague abundantemente el área afectada con los neutralizantes o agua SIN FROTAR. El frotar puede diseminar los químicos alrededor y dentro de los poros.
14. Tan pronto pueda dese una ducha con agua fría por 3 a 5 minutos y luego continúe con un baño rutinario con jabón. Evite el agua caliente ya que abre los poros y permite el paso del gas a su organismo y los baños de tina porque lo redistribuyen. En caso de una contaminación muy severa use el neutralizante como se indicó anteriormente.
15. La ropa debe ser colocada al aire libre expuesta al viento para dispersar los últimos remanentes del gas. Luego, las prendas deben ser lavadas por separadas del resto de la ropa, primero con agua fría y luego de manera habitual. Una vez realizado este procedimiento podrán ser vestidas normalmente.
16. Los gases CS son solubles en grasas (liposolubles) por lo tanto nunca cubra su piel con gelatina de petróleo (vaselina) o substancias similares para protección. Una vez contaminado con los Gases Lacrimógenos no trate el área con ninguna crema, gel o ungüento a menos que sea un experto en la materia.
TRATAMIENTO
1. En los casos de intoxicación leve, es decir, poco tiempo de exposición y en lugares abiertos el manejo es conservador, comenzando con aireación del ambiente donde se encuentre la persona afectada y retirar la ropa contaminada en bolsas plásticas. La piel debe ser lavada, aunque el contacto con agua puede empeorar los síntomas tegumentarios, una solución ligera alcalina (Agua con un poco de leche de Magnesia) como la neutralizante ha sido recomendada para aliviar la descontaminación de CS. En caso de los ojos si persisten los síntomas después de un enjuague abundante se puede usar un anestésico ocular y un parche. En caso de dermatitis de contacto se recomiendan esteroides tópicos y antipruriginosos.
2. En los casos de intoxicación intensa al gas por inhalación o ingestión, como puede ocurrir en lugares cerrados o muy próximos a la explosión de una granada o envase de Gas Lacrimógeno, el tratamiento debe ser muy cuidadoso. Si la persona presenta signos y/o síntomas agudos se debe dejar en observación hospitalaria indicándole oxígeno húmedo con máscara, broncodilatadores y en casos muy graves ventilación asistida.
3. Las personas con antecedentes de enfermedades respiratorias alérgicas, asma o enfisema deben ser observadas cuidadosamente por exacerbación de su condición.
En conclusión:…..
• Todos los gases lacrimógenos enceguecen, no solamente por la nube de humo que producen al explotar, sino por sus efectos sobre algunas membranas y órganos del ser humano. Atacan los ojos, el sistema nervioso central, la piel y las vías respiratorias, y por ser solventes (algunos de ellos, hidrocarburos), tienen la característica de que al ser inhalados traspasan la barrera hematoencefálica (barrera entre los vasos sanguíneos y el encéfalo); al hacerlo, causan el mismo efecto de las drogas: Por eso, también producen cefalea (dolor de cabeza), sudoración y náuseas.
• La detonación de una bomba lacrimógena puede generar una nube de entre seis y nueve metros de diámetro; pero en lugares cerrados el humo no se dispersa, los gases duran más tiempo y el peligro es mucho mayor.
• Los efectos después de la inhalación del químico pueden, incluso, ser permanentes, pero dependen de la cantidad de gas aspirado, del lugar donde ocurrió la explosión y de la salud de la persona. Quienes están completamente sanos, se pueden recuperar rápidamente, sin embargo, los mayores problemas se presentan en asmáticos, en fumadores, en personas con bronquitis, con enfisema y con insuficiencia cardiaca. En ellos, las reacciones son más agudas; se pueden descompensar rápidamente y el efecto dura más, indica. Incluso, la muerte es una posibilidad.
• En la medida en que la persona esté más expuesta a la acción de los gases, las consecuencias son peores: irritación de la piel, quemaduras en la córnea, trastornos del sistema nervioso, taquicardia, aumento de la tensión arterial, convulsiones y paro respiratorio.
• Muy a pesar de constituir prácticamente parte “habitual” las frecuentes acciones de calle que terminan en una confrontación con las autoridades represivas del estado, también, del número de víctimas que padecen sus efectos nocivos, el gran número de afectados que requieren asistencia médica y de la no despreciable cuantía de hospitalizados a consecuencia del mal uso y abuso de estas armas químicas, inclusive, se han informado muertes relacionadas con el uso de los gases lacrimógenos: la gente todavía desconoce cómo actuar.
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Debido a que la falta de información toxicológica disponible es deficiente en cuanto a dar a conocer los potenciales daños pulmonares, carcinogénicos, reproductivos y genéticos de largo plazo es que muchos países han tratado de incluir estas armas entre las prohibidas por el Protocolo de Ginebra, sin embargo, los proponentes de estas armas químicas refieren que, usadas correctamente, sus efectos nocivos son transitorios y no dejan secuelas. El uso de los gases lacrimógenos en los sucesos recientes claramente demuestran que la exposición a esta arma química es difícil de controlar y es indiscriminada, es decir, no solo afecta a los manifestantes que se intentan dispersar o controlar sino también al resto de la población que se encuentre en los alrededores como pasantes u observadores.
• Se ha comprobado que estos dos productos, de procedencia israelí y estadounidense, provocan daños irreversibles a la salud humana y lo más increíble, se siguen importando desde aquellos países
Aporte de: Mary L. Vallecillo. MSc.*
* Profesora Titular en la Cátedra de Bioquímica para Medicina
Escuela Universitaria en Ciencias de la Salud
Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula.(UNAH-VS)
Fuente: Habla Honduras
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