Se esperaba con interés el discurso del Presidente sobre el tema, después de sus palabras el 12 de enero en la Universidad de Tucson, Arizona, sobre la matanza que había tenido lugar en aquella ciudad cuatro días antes. Seis personas murieron y 14 fueron heridas, entre ellas, la joven congresista demócrata Gabrielle Giffords, electa por tercera vez al Congreso de Estados Unidos, la cual se oponía a la Ley antiinmigrante de aquel Estado, que fue parte del territorio arrebatado a México en la injusta guerra de 1848.
El Tea Party, la derecha fascista del Partido Republicano, había obtenido un notable éxito entre los electores que se toman la molestia de ejercer el derecho a votar en las elecciones de ese país.
La población de Arizona, como la del resto de Estados Unidos, reaccionó con indignación. Su conducta fue sin duda correcta, y así lo expresé.
Nunca he dudado de los factores éticos que suelen ser características de los pueblos, con independencia de la política de los gobiernos.
Si aquel discurso de Obama fue omiso, en cuanto a la increíble muestra de primitivismo que refleja el uso generalizado y prácticamente irrestricto de mortíferas armas de fuego, el mensaje sobre el Estado de la Unión merece un análisis político y ético, ya que Estados Unidos es una superpotencia de la que, con independencia del Presidente y el Congreso, depende, entre otros importantes factores, el destino de la especie humana.
Ningún país aislado tiene ni puede tener respuesta a los problemas que hoy enfrenta el mundo.
Obama, en primer lugar, está envuelto en un proceso electoral. Tiene que hablar para los demócratas y los republicanos, los que votan y los que no votan, los multimillonarios y los pordioseros, los protestantes y los católicos, los cristianos y los musulmanes, los creyentes y los no creyentes, los negros y los blancos, los que apoyan y los que no apoyan las investigaciones con células madres, los homosexuales y los heterosexuales, cada ciudadano y su opuesto; para terminar clamando que todos son norteamericanos, como si el 95,5%, es decir, el resto de los 6 900 millones de habitantes del planeta, no existieran.
En las primeras páginas de su intervención de una hora, entró en materia afirmando:
“En este momento lo que está en juego no es quién ganará las próximas elecciones […] Lo que está en juego es si se originan nuevos empleos e industrias […] si podemos mantener el liderazgo que hizo de Estados Unidos no sólo un punto en el mapa, sino la luz en el mundo.
“Estamos listos para el progreso. […] la bolsa se ha recuperado con fervor. Las ganancias de las corporaciones son más altas. La economía está volviendo a crecer.”
Inmediatamente después de estas palabras nos trata de conmover con un pasaje que pareciera extraído de un conocido filme norteamericano, que la gente de mi generación recuerda: “Lo que el viento se llevó”, relacionado con la terrible guerra civil entre el norte industrial y el sur esclavista y agrario en los años del hombre excepcional que fue Abraham Lincoln.
“Ese mundo ha cambiado. Y para muchos, el cambio ha sido doloroso ―nos dijo Obama―. Lo he visto en las ventanas tapiadas de fábricas otrora prósperas y las vitrinas vacías de calles principales antes concurridas. Lo he oído en la frustración de estadounidenses que han visto la disminución de sus cheques de pago o la desaparición de sus empleos; hombres y mujeres orgullosos de su trabajo que piensan que les cambiaron las reglas a medio partido.”
“Las siderúrgicas que alguna vez necesitaban 1,000 trabajadores ahora pueden hacer el mismo trabajo con 100.”
“Mientras tanto, países como China e India se dieron cuenta de que con algunos cambios propios, podían competir en este nuevo mundo. […] Hace poco, China se convirtió en la sede de la mayor planta privada de investigación solar del mundo y la más rápida computadora del mundo.”
“…pero Estados Unidos aún tiene la mayor y más próspera economía del mundo.”
“Sabemos lo que se requiere para competir por los empleos y las industrias de nuestros tiempos. Necesitamos innovar más, educar mejor y construir más que el resto del mundo. Debemos hacer de Estados Unidos el mejor lugar del mundo para hacer negocios. […] Y esta noche me gustaría hablar sobre cómo llegar allí.”
Obama no habla nunca de las grandes empresas monopólicas que hoy controlan y saquean los recursos del planeta. No menciona jamás el acuerdo de Bretton Woods, el sistema impuesto a un mundo arruinado por la guerra, en el que Estados Unidos asumió el control de las instituciones financieras y del Fondo Monetario Internacional, donde mantiene férreamente el poder de veto. Jamás dice una palabra de la colosal estafa de Nixon en 1971, cuando suspendió unilateralmente la conversión del dólar en oro, imprimió billetes norteamericanos sin límite alguno y adquirió incontables bienes y riquezas en el mundo, que pagó fundamentalmente con papeles, cuyo valor en 40 años se redujo al 2,5% del que entonces tenía.
Obama gusta de relatar, en cambio, historias líricas sobre pequeños empresarios que supuestamente deslumbran, embelesan y conmueven a los oyentes que no estén advertidos de la realidad. Su oratoria, su estilo y su tono parecen diseñados para escuchar, como niños disciplinados, sus conmovedores cuentos.
“Robert y Gary Allen son hermanos que tienen una pequeña compañía de techado en Michigan. Después del 11 de septiembre, ofrecieron a sus mejores obreros para ayudar a reparar el Pentágono. Pero la recesión los afectó mucho, y su fábrica estaba operando a la mitad de su capacidad. Hoy en día, con ayuda de un préstamo del gobierno, ese espacio se está usando para fabricar tejas fotovoltaicas que se están vendiendo en todo el país. En palabras de Robert, ‘Nos reinventamos’.
“Estamos lanzando un desafío. Estamos diciéndoles a los científicos e ingenieros de Estados Unidos que si constituyen equipos con los mejores cerebros en su campo, si se concentran en los problemas más difíciles de energía limpia, financiaremos los proyectos Apolo de nuestra era.”
De inmediato nos deja sin respiración:
“En el California Institute of Technology, están desarrollando una manera de convertir energía solar y agua en combustible para nuestros vehículos.”
¡Se salvó el planeta! O, al menos, no morirá por exceso de CO2 o por falta de energía. Me trae a la memoria una historia de hace más de 40 años, cuando un grupo emprendedor de jóvenes científicos me hablaron con gran entusiasmo de esa misma idea a partir de principios teóricos, y en mi ciega fe científica traté de buscarles todo lo que solicitaban, incluida la instalación aislada donde se pasaron años con tal ánimo que hasta les estalló un motor que por poco mata a un grupo de ellos, y a pesar de eso continuaron la tarea.
No niego nada, y menos a un súper instituto de California pero, por favor, señor Presidente, informe al mundo sobre esa posibilidad para que otros muchos científicos trabajen en esa misma dirección. No es cuestión de ganancias, la humanidad estará dispuesta a pagarle todo lo que sus científicos quieran, y estoy casi seguro de que hasta Michael Moore aplaudiría que le concedieran a usted 10 premios Nobel.
De inmediato, y tras otro alentador comentario sobre Oak Ridge National Laboratory, y supercomputadoras para que las instalaciones nucleares produzcan más energía, el Presidente nos asegura: “Con más investigación e incentivos, podemos acabar con nuestra dependencia del petróleo, con biocombustibles, y convertirnos en el primer país en tener un millón de vehículos eléctricos en marcha para el 2015. (Aplausos.)”
Imperturbable, el Presidente prosigue:
“Pónganse a pensar. En los próximos diez años casi la mitad de todos los nuevos empleos requerirán educación superior, no solo estudios secundarios. Sin embargo, hasta un cuarto de nuestros estudiantes ni siquiera están terminando la secundaria. La calidad de nuestra enseñanza de matemáticas y ciencias es inferior a la de muchos otros países. Estados Unidos ha pasado a ser el noveno en términos de la proporción de jóvenes con un grado universitario. Entonces la pregunta es si nosotros, como ciudadanos y como padres, estamos dispuestos a hacer lo necesario para darle a cada niño la oportunidad de tener éxito.”
“…lograremos la meta que tracé hace dos años: que para fines de esta década, Estados Unidos tenga la más alta proporción de graduados universitarios en el mundo. (Aplausos.)”
“Otros vienen del extranjero a estudiar en nuestras instituciones superiores y universidades. Pero apenas obtienen su título, los enviamos de regreso a su país para que compitan contra nosotros. No tiene ningún sentido.”
Por supuesto que este robo insólito y confeso de cerebros, que a nuestro amigo Obama ni siquiera le interesa disimular, debemos excusárselo en consideración a su pasión por la ciencia y la sana competencia.
“El tercer paso para ganarnos el futuro es reconstruir Estados Unidos. Para atraer nuevas empresas a nuestras costas, necesitamos las vías más rápidas para transportar gente, productos e información, desde trenes de alta velocidad hasta Internet de alta velocidad.
“Nuestra infraestructura solía ser la mejor, pero ya no somos los primeros. Las viviendas de Corea del Sur ahora tienen mejor acceso al Internet que las nuestras. Rusia y países en Europa invierten más en sus carreteras y ferrocarriles que nosotros. China construye trenes más rápidos y aeropuertos más nuevos.”
“…en los dos últimos años hemos empezado a reconstruir para el siglo XXI un proyecto que ha generado miles de empleos bien remunerados en el muy afectado sector de la construcción. Y esta noche, les propongo redoblar esos esfuerzos.”
“En los próximos 25 años, nuestra meta es darles al 80% de los estadounidenses, acceso a trenes de alta velocidad.”
“En los próximos cinco años, haremos posible que las empresas hagan llegar la siguiente generación de tecnología inalámbrica de alta velocidad al 98% de los estadounidenses. […] Significa que desde una comunidad rural en Iowa o Alabama, los trabajadores y pequeños empresarios podrán vender sus productos en todo el mundo.”
“…harán que Estados Unidos sea un lugar mejor para hacer negocios y generar empleo.”
“…un ejército de cabilderos ha hecho que el código tributario favorezca a ciertas compañías e industrias.”
“…nos hemos puesto la meta de aumentar al doble nuestras exportaciones para el 2014, porque cuanto más exportemos, más empleos creamos en el país. […] Recientemente firmamos acuerdos con India y China que respaldarán más de 250,000 empleos aquí en Estados Unidos.”
“…dejé en claro que […] sólo suscribiría pactos que beneficiaran a los trabajadores estadounidenses y promovieran empleos en Estados Unidos. […] es lo que pretendo hacer al procurar acuerdos con Panamá y Colombia…”
Algunas de las cosas que narra Obama dan una idea de los dramáticos sufrimientos que en pleno siglo XXI tienen que soportar los más pobres en su propio país. Por ejemplo, nos cuenta:
“No estoy dispuesto a decirle a James Howard, paciente de Texas con cáncer al cerebro, que es posible que no se cubra su tratamiento.”
“Vivimos con un legado de gasto en déficit que se inició hace casi una década. Y tras la crisis financiera, algo de eso fue necesario para continuar el flujo de crédito, preservar empleos y poner dinero en el bolsillo de la gente.”
“…esta noche estoy proponiendo que a partir de este año congelemos el gasto nacional anual durante los próximos cinco años.”
“El secretario de Defensa también ha aceptado recortar decenas de miles de millones de dólares en gastos de los que él y sus generales consideran pueden prescindir.”
“Y si realmente nos importa nuestro déficit, simplemente no podemos darnos el lujo de una extensión permanente de recortes tributarios para el 2% más acaudalado de los estadounidenses. Antes de quitarles dinero a nuestras escuelas o becas a los estudiantes, debemos exigir que los millonarios renuncien a su recorte tributario.”
“Ya que ustedes merecen saber cuándo sus funcionarios públicos se reúnen con cabilderos, le pediré al Congreso que haga lo que la Casa Blanca ya ha hecho: sacar esa información en Internet.”
Pienso que la simple presencia de un ejército de cabilderos laborando y negociando con los congresistas, constituye un hecho bochornoso para cualquier país civilizado.
“…el ejemplo moral de Estados Unidos debe brillar siempre para todos aquellos que anhelan la libertad, y la justicia y dignidad”, nos dice el señor Obama, y acto seguido pasa a otro tema.
“Consideren Irak, de donde casi 100,000 de nuestros valientes hombres y mujeres han salido con la frente en alto.”
¡Misión cumplida!, recordé.
“Gracias a la aprobación por republicanos y demócratas del Nuevo Tratado START ―continúa Obama― se emplazarán mucho menos armas y lanzadores nucleares.”
“Debido a un esfuerzo diplomático para insistir en que Irán cumpla con sus obligaciones, el gobierno de Irán ahora enfrenta sanciones más duras, sanciones más estrictas que nunca antes. Y en la Península de Corea, respaldamos a nuestro aliado Corea del Sur e insistimos en que Corea del Norte cumpla con su compromiso de abandonar las armas nucleares.”
El Presidente, como se puede observar, no menciona una sola palabra del asesinato selectivo de científicos iraníes realizado por los órganos de inteligencia de Estados Unidos y sus aliados, que él conoce perfectamente bien.
En cambio, nos amplía la información:
“Estas son apenas algunas de las formas en las que estamos forjando un mundo que favorece la paz y prosperidad. Con nuestros aliados en Europa, revitalizamos la OTAN y aumentamos nuestra cooperación en todo, desde antiterrorismo hasta defensa antimisiles.”
Por supuesto que nuestro ilustre amigo no dice una palabra sobre la urgente necesidad de impedir que el calentamiento global prosiga su incremento acelerado, ni de las lluvias catastróficas y las nevadas que acaban de golpear al mundo, ni de la crisis alimentaria que en estos momentos amenaza a 80 países del Tercer Mundo, ni por supuesto de las decenas de millones de toneladas de maíz y soya que las grandes empresas de Estados Unidos están consagrando a la producción de biocombustible, mientras la población mundial, que ya alcanza los 6 900 millones de habitantes, ascenderá a 7 000 millones dentro de 18 meses.
“En marzo ―continúa Obama― viajaré a Brasil, Chile y El Salvador para forjar nuevas alianzas en todo el continente americano.”
En Brasil, desde luego, podrá apreciar los estragos y los muertos y desaparecidos causados por las lluvias sin precedentes que acaban de tener lugar en Río de Janeiro y Sao Paulo. Será sin duda ocasión propicia para autocriticar el hecho de que Estados Unidos se negó a suscribir el acuerdo de Kyoto, e impulsó, ya bajo su propio gobierno, la política suicida de Copenhague.
En Chile, la política ahora se complica. Es de suponer que alguien debe rendir tributo a Salvador Allende, y los miles de chilenos asesinados por la tiranía de Pinochet, que Estados Unidos impuso a Chile. A ello se añade lo que más adelante explico. Otra situación embarazosa debe producirse en El Salvador, donde las armas suministradas por Estados Unidos y las fuerzas entrenadas y educadas en las escuelas militares de contrainsurgencia de Estados Unidos, torturaron y cometieron horribles crímenes contra los combatientes del FMLN, cuyo partido obtuvo el voto electoral de la mayoría en fecha reciente.
Apenas es posible creer lo que se lee a continuación, cuando el Presidente afirma:
“Alrededor del mundo, estamos apoyando a quienes asumen responsabilidad, ayudando a agricultores a cultivar más alimentos; apoyando a médicos para que cuiden a los enfermos…”. Muchas personas conocen lo que Estados Unidos hizo con nuestros médicos en Venezuela y otros países de América Latina, fraguando planes para promover deserciones y ofreciéndoles visas y dinero en Estados Unidos para que abandonaran su dura y abnegada tarea. Nadie ignora tampoco los acuerdos de libre comercio y los enormes subsidios a los productos agrícolas de Estados Unidos para arruinar a los productores de cereales y granos en América Latina. Con esas prácticas arruinaron la producción de maíz y otros cereales en México, haciéndolo dependiente de la agricultura norteamericana.
En naciones tan pobres como Haití, que casi se autoabastecía de arroz, las transnacionales arruinaron la producción a base de excedentes subsidiados e impidieron que el país se abasteciera de ese renglón y ofreciera creciente empleo a miles de trabajadores haitianos. Ahora resulta que, según el discurso de Obama, Estados Unidos es el campeón olímpico de la asistencia médica y de la honradez administrativa en el mundo. Estos temas son extensos y difíciles de recoger en una sola Reflexión.
Queremos recordar que los países industrializados, son los principales saqueadores de los médicos e investigadores científicos de los países del Tercer Mundo. El presupuesto militar de Estados Unidos supera el de todos los demás países juntos; sus exportaciones de armas duplican o triplican a las de los demás estados; sus arsenales nucleares desplegados suman más de 5 000 armas estratégicas; sus bases militares en el exterior superan las 500; sus portaaviones nucleares y flotas navales dominan todos los mares del planeta. ¿Acaso el sueño americano “puede ser modelo para el mundo”? ¿A quién pretende engañar el Presidente de Estados Unidos con ese discurso?
En las páginas finales de su delirante mensaje exclamó:
“Es por ese sueño que me paro ante ustedes esta noche. Es por ese sueño que un muchacho de la clase obrera de Scranton puede sentarse detrás de mí. Es por ese sueño que alguien que comenzó barriendo el piso del bar de su padre en Cincinnati puede ser presidente de la Cámara de Representantes en el más grandioso país del mundo.”
“Y ese sueño es el caso de un pequeño empresario llamado Brandon Fisher.”
“Brandon comenzó una empresa en Berlin, Pensilvania que se especializa en un nuevo tipo de tecnología de perforación. Y un día el verano pasado, vio la noticia de que al otro lado del mundo, 33 hombres estaban atrapados en una mina de Chile y nadie sabía cómo salvarlos.
“Pero Brandon pensó que su compañía podía ayudar. Y entonces, formuló un rescate que llegaría a conocerse como el Plan B. Sus empleados trabajaron día y noche para fabricar el equipo necesario de perforación. Y Brandon partió para Chile.
“Junto con otros, comenzó a perforar en el suelo un hoyo de 2,000 pies, trabajando tres o cuatro horas – tres o cuatro días a la vez sin dormir. Treinta y siete días más tarde, el Plan B tuvo éxito, y se rescató a los mineros. (Aplausos.) Pero debido a que no quería toda esa atención, Brandon no estuvo allí cuando los mineros salieron a la superficie. Ya había regresado a casa, a trabajar en su próximo proyecto.
“Y más adelante uno de sus empleados dijo sobre el rescate, ‘Probamos que Center Rock es una empresa pequeña pero hacemos grandes cosas’. (Aplausos.)”
Obama habló la noche del 25 para el 26. Hoy, 27 de enero, la agencia de noticias norteamericana AP comunicó a la prensa mundial lo siguiente:
“El jefe de los rescatistas que recuperaron con vida a los 33 mineros atrapados durante 69 días en el fondo de una mina en Chile corrigió al presidente Barack Obama sobre el rol de un estadounidense en el rescate.
“‘Creer que fueron ellos únicamente los partícipes del éxito creo que es demasiado. No me parece correcto’, dijo al matutino El Mercurio el ingeniero —chileno— Jorge Sougarret, quien dirigió las tareas de rescate de los mineros en octubre.”
“Obama señaló que —Brandon Fisher— ‘…vio una noticia que provenía del otro lado del mundo, 33 hombres estaban atrapados en una mina chilena y nadie sabía cómo podrían salvarlos’.
“…Fisher ‘eligió un proyecto de rescate, conocido como Plan B. Sus empleados trabajaron contra el reloj para fabricar el equipo necesario para el rescate. Treinta y siete días después el Plan B tuvo éxito y los mineros fueron rescatados’.
“Sougarret precisó que Fisher no diseñó el plan de rescate, uno de los tres que se usaron para sacar a la superficie a los mineros, sino que su empresa aportó los martillos usados por las perforadoras. Y que le pagaron 100.000 dólares por los martillos.
“‘Lo que ellos hicieron fue poner a disposición nuestra una técnica, como hubo otras más. No fue la exclusiva. Por eso se llamó Plan B. Y el Plan A y C siguieron funcionando. Por lo tanto no es una operación exclusiva lo que ellos hicieron. Sin duda que su equipo completo tuvo participación que permitió finalmente que llegáramos al éxito’, apuntó Sougarret.
“El jefe de los rescatistas, gerente de uno de los cinco grandes yacimientos estatales de cobre, dijo que el equipo técnico integrado por la estatal Codelco y dos grandes mineras privadas resolvió la ejecución del Plan B que culminó con éxito el 13 de octubre con el rescate a través de una sonda introducida por la perforación.”
Después de exaltar la proeza de la pequeña empresa Center Rock, independientemente de los méritos personales y la capacidad que pueda tener el joven Brandon Fisher, Obama, en su desmedida apología que lo llevó a no mencionar siquiera el esfuerzo de los rescatistas chilenos que llevaban semanas laborando arduamente para salvar los mineros atrapados, culminó su encendida perorata:
“La idea de Estados Unidos perdura. Nuestro destino sigue siendo lo que decidamos que sea. Y esta noche, más de dos siglos más tarde, es gracias a nuestra gente que nuestro futuro está lleno de esperanza, nuestra travesía continúa y el estado de nuestra nación es sólido.
“Gracias, que Dios los bendiga y que Dios bendiga a Estados Unidos de Norteamérica. (Aplausos.)”
Es difícil que Dios pueda bendecir tanta mentira.
Fidel Castro Ruz
Enero 27 de 2011
7 y 12 p.m.