Honduras ha perdido a uno de sus hombres más excepcionales, hizo de su vida intelectual una continuación del pensamiento Morazanista, unió su teoria con la practica revolucionaria al convertirse en 1964 en uno de los fundadores del MOVIMIENTO FRANCISCO MORAZAN que se alzó en armas para luchar contra los militares traidores de siempre, los que violaron la constitucion en 1963 y se alzaron con el poder a costa de un sangriento golpe de Estado de más de tres mil muertos. Epoca que marcó un retroceso brutal para Honduras y que hundió al pais en la noche del terror y la persecusion.
Finlander fue un hombre profundamente estudioso de nuestra realidad nacional, con su pensamiento y desde el fondo de las aguas vivas de su ideario supo elaborar su tesis
sobre los origenes del sub-desarrollo de esta Honduras profunda y dolorosa.Finlander supo enfrentarse en los tiempos dificiles vibrando siempre al fragor de la esperanza, nutriendose en el pensamiento marxista de la lucha de clases, perfilando una sabia y profunda orientacion en retazos literarios, reflejando los acontecimientos historicos del país a la luz del pensamiento marxista guevarista.
La diáspora hondureña pierde a un brillante pensador, a uno de los que orientaba y dirigia su mirada al futuro, a uno de los capaces de enfrentarse a realidades nuevas tratando de interpretar las raices del fracaso, sometiendolo a un riguroso examen fructifero para desarmar a profundidad los mecanismos, los juegos y reflejos de una ideologia que presenta sus peligrosos y riesgosos mitos.
Hay que redivir a Morazán-decia Finlander- y aplicar sus ideas y su proyecto a una metodologia dialectica marxista- morazanista, creyendo en el valor intriseco de cada revolucionario hondureño. Pa ello hay que desempolvar sus escritos, decía.
Finlander siempre fue un libre pensador jamás creyó en etiquetas o marbetes de determinado signo o tendencia de izquierda, ya fueran sovieticas o chinas, mas bien coincidia con el proceso cubano que se acercaba más a nuestra realidad y esto es así porque era UN MORAZANISTA CONVENCIDO.
Despedimos al amigo y compañero con un profundo sentimiento de pesar, serán las nuevas generaciones las que continuarán con su obra y su ejemplo de revolucioario morazanista, indivisible y consecuente.
Publicado en la Red FIAN bajo el pseudónimo de Francisco Morazán.
Fuente: Vos el soberano
Finlander fue un hombre profundamente estudioso de nuestra realidad nacional, con su pensamiento y desde el fondo de las aguas vivas de su ideario supo elaborar su tesis
sobre los origenes del sub-desarrollo de esta Honduras profunda y dolorosa.Finlander supo enfrentarse en los tiempos dificiles vibrando siempre al fragor de la esperanza, nutriendose en el pensamiento marxista de la lucha de clases, perfilando una sabia y profunda orientacion en retazos literarios, reflejando los acontecimientos historicos del país a la luz del pensamiento marxista guevarista.
La diáspora hondureña pierde a un brillante pensador, a uno de los que orientaba y dirigia su mirada al futuro, a uno de los capaces de enfrentarse a realidades nuevas tratando de interpretar las raices del fracaso, sometiendolo a un riguroso examen fructifero para desarmar a profundidad los mecanismos, los juegos y reflejos de una ideologia que presenta sus peligrosos y riesgosos mitos.
Hay que redivir a Morazán-decia Finlander- y aplicar sus ideas y su proyecto a una metodologia dialectica marxista- morazanista, creyendo en el valor intriseco de cada revolucionario hondureño. Pa ello hay que desempolvar sus escritos, decía.
Finlander siempre fue un libre pensador jamás creyó en etiquetas o marbetes de determinado signo o tendencia de izquierda, ya fueran sovieticas o chinas, mas bien coincidia con el proceso cubano que se acercaba más a nuestra realidad y esto es así porque era UN MORAZANISTA CONVENCIDO.
Despedimos al amigo y compañero con un profundo sentimiento de pesar, serán las nuevas generaciones las que continuarán con su obra y su ejemplo de revolucioario morazanista, indivisible y consecuente.
Publicado en la Red FIAN bajo el pseudónimo de Francisco Morazán.
Fuente: Vos el soberano