lunes, 25 de junio de 2012

Honduras fue laboratorio para nuevo tipo de "golpe institucional" en Paraguay

Para analistas hondureños, la derecha latinoamericana estudia métodos aparentemete “democráticos” para frenar gobiernos comprometidos con cambios sociales
El golpe que en junio de 2009 derrocó al presidente hondureño Manuel Zelaya, no sólo quebrantó el orden constitucional del país sino que fue “un laboratorio para testar nuevos tipos de golpes de estado en América Latina”, dijo Betty Matamoros, miembro destacado del FNRP (Frente Nacional de Resistencia Popular) de Honduras.
Según ella, lo que está aconteciendo en estos días en Paraguay, así como el intento de golpe contra el presidente ecuatoriano Rafael Correa, en septiembre de 2010, refuerza aún más lo que la resistencia hondureña siempre ha sostenido en los últimos años.
“La derecha internacional ha estado estudiando nuevas modalidades para dar golpes de estado técnicos, con cara democrática e institucional, para poder frenar la lucha social de los pueblos y los avances de los gobiernos progresistas en América Latina”, manifestó Matamoros en una entrevista con Opera Mundi.
Este viernes (22/6), después de un proceso de impeachment que duró menos de 30 horas, el Senado de Paraguay destituyó al presidente Fernando Lugo, cuyo mandato finalizaba en 2013.
La activista no es la única voz en el país que considera el uso de mecanismos contemplados por la ley para derrocar a presidentes legítimos como uno de los nuevos metodos adoptados después del golpe en Honduras.
El analista político Eugenio Sosa afirma que “con el derrocamiento del presidente Zelaya, la derecha ha aprendido que ya no es necesario actuar como en las décadas pasadas, que los golpes militares con derramamiento de sangre ya no sirven”. El académico asegura también que “es mucho menos graves, para esta derecha, apostar por nuevas fórmulas con apariencia constitucional, ya que son más aceptadas ante los ojos del mundo”.
Para el COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras), las acusaciones vertidas por el parlamento paraguayo contra al presidente Fernando Lugo “son torpes, irracionales, sin fundamentos legales”. Para esta organización no es casualidad que “esta trama se parezca con lo que el pueblo hondureño ha presenciado y padecido en 2009, porque es parte de un mismo plan previsto y planificado por las fuerzas opresoras del país”.
En su comunicado, la organización indígena hondureña hace un llamado a los movimientos sociales y políticos de Honduras para “cerrar filas ante esa permanente amenaza”, expresando su solidaridad con el presidente Lugo y el pueblo paraguayo.
Además, el COPINH convocó a la población hondureña a concentrarse en la capital el próximo 28 de junio, en el tercer aniversario del golpe, para rechazar y protestar “contra el golpismo en toda América Latina”.
Fuente: Opera Mundi (original en portugués)

Paraguay: detrás del retorno de la mafia de Stroessner, la inteligencia yanqui

PorJean-Guy Allard
Tan grande es la confianza que reina entre Federico Franco, el presidente golpista de Paraguay, y la Embajada de Estados Unidos en este país que él llego a discutir de la oportunidad de derrocar a su presidente, Fernando Lugo, ya en 2009, con el embajador yanqui. Lo revelaba meses después un texto publicado por Wikileaks donde un funcionario de inteligencia de la Embajada cuenta como Franco conversó del tema con el diplomático.

El texto fechado del 6 de mayo de 2009 y redactado por un miembro de la representación diplomática – leer CIA - y liberado más tarde por la tropa del australiano Julian Assange, señala las discrepancias observadas entre el presidente y su vicepresidente, y precisa las intenciones de este último.

"Ciertamente, la división entre Lugo y Franco está creciendo. Sin embargo, Franco dijo el embajador de 28 de abril que él no está involucrado en algún plan para derrocar a Lugo y que su posición es mantener la paciencia para apoyar las instituciones democráticas de Paraguay", dice textualmente el informe secreto.

Federico Franco pertenece al Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA - derecha), la “oposición” blanda permitida por el Partido Colorado del dictador Alfredo Stroessner que mantuvo durante 35 años su sanguinaria dictadura sobre Paraguay. La llegada de este médico liberal derechista al poder al lado del popular ex obispo Lugo fue el resultado de unas contorsiones políticas cuyos secretos domina la clase política tradicional del país sudamericano.

Pero siempre a alguien se le escapa sus verdaderas orientaciones.

Un homenaje "espontáneo" al "general" Stroessner
Los archivos cuentan como el viernes 18 de Agosto de 2006, el vice-presidente Franco asombró los presentes cuando, en el acto de inauguración de la sede de la Gobernación de Central, en Areguá, agradeció a Stroessner, entonces recientemente fallecido.

Al señalar que este departamento era “el único que no tenía local propio”, dijo que "eso se lo debemos a Stroessner. Le agradezco al general Stroessner porque Central no tenía delegación de gobierno”.

Abrazado por la diplomacia yanqui
Las relaciones más que amistosas de Franco con la embajada de Estados Unidos en Asunción demuestran hasta que punto el pulpo de la diplomacia yanqui abrazaba de cerca este vicepresidente traidor que no escondía su repugnancia por el “cura” que acompañaba a la dirección del país.

Y de manera evidente discutía y compartía con los diplomáticos yanquis agradecidos y complacidos las numerosas fricciones que surgían, casi a diario entre él y su jefe.

Ya a su llegada a la vicepresidencia, el Departamento de Estado le había puesto un interlocutor bien preparado para enfrentar una coyuntura que no se había podido evitar. El embajador yanqui era entonces James Cason, quién se había hecho famoso justo antes como jefe de la Seccion de Intereses Norteamericano de La Habada, la estación CIA que se pretende diplomática en La Habana, Cuba.

En Asunción, Cason se hacía el gracioso– hasta dándose en espectáculo como intérprete amateur del folklor guaraní, lo que divertía hasta lugo. Pero no se limitaba a hacerse el payaso, Cason, un socio de cada cabecilla de la mafia cubanoameriacna, se esmeró para provocar un número record de incidentes, confrontando las autoridades revolucionarias del país.

La actual embajadora en Asunción, Liliana Ayalde,. llego por su parte a maternizar a Federico para asegurar su integración con los planes de los herederos de Stroessner, estos mismos que ocupan el sistema parlamentario nacional, y se dedican a conspirar.

Recepción conspirativa en la embajada
Un incidente ilustra el tema.
En marzo del 2010, ell ministro de Defensa de Paraguay, general retirado Luis Bareiro Spaini, fue llamado a comparecer ante la Cámara de Diputados por sus “agravios contra la embajadora de Estados Unidos”.

Con 41 votos a favor y 4 en contra, los diputados aprobaron una interpelación contra el alto oficial tras una carta que le dirigió a Ayalde, acusándola de intromisión en asuntos internos de Paraguay, por la injerencia groseramente expresada a mediados de febrero en la legación diplomática.

En un almuerzo que organizó en la embajada con el propio vicepresidente Federico Franco y la presencia de una brocheta de generales del Ejército de EEUU que se encontraban de visita, Ayalde propició un debate en la mesa sobre… la situación política de Paraguay y la eventualidad de un juicio político para destituir al presidente Lugo!

Los opositores del congreso fustigaron entonces, no a Franco sino a Bareiro Spaini “por entrometerse en una función que compete al ministro de Relaciones Exteriores”, al tiempo que ni señalaron la postura altamente traidora de Franco.

Ya el complot estaba caminando.
Lugo rodeado de tiburones
El documento del 2010 señalado ya especulaba con la planifiación de la salida de Lugo y "el grado de participación del vicepresidente en dichos planes".

El informe habla de algunos “actores políticos”, informantes de la embajada que tienen a Franco bajo su lupa, y que señalan como ha llegado a un acuerdo con el general golpista Lino Oviedo para acelerar un plan de juicio político de Lugo para que el vicepresidente tome el poder con Oviedo eventualmente” elegido como vicepresidente".

El informe de la Embajada de Estados Unidos en Asunción hace mención al interés de algunos políticos en acortar el Gobierno de Lugo.

"Persisten los rumores de que el ex general golpista Lino Oviedo, el expresidente Nicanor Duarte Frutos, y /o el vicepresidente Federico Franco, continúan buscando formas de reducir el plazo de Lugo", explica el cable filtrado por WikiLeaks, sin dudas seguido de cables internos de la CIA, donde las cosas se expresaban de manera mucho más cruda.

El mensaje secreto emitido por la Embajada y dirigido al Departamento de Estado, también hablaba de la existencia de "tiburones políticos" que rodean al presidente.

"Creemos que se encuentra bajo una gran presión", dice para luego abrir la posibilidad de que algunos podrían conseguir que renuncie o que enfrente un juicio político”, indicaba. Esto "puede convertirse en una posibilidad cada vez mayor".

Informado diariamente de cada incidencia en la más altas esferas del poder, beneficiándose de la complicidad de cada “tiburón”, le quedaba solo al mecanismo de espionaje de la embajada guiar los pasos de quién conservaba en su corazón la nostalgia del general asesino, él que gobernaba con mano de hierro.

Fuente: TeleSur

¿Por qué cayó Lugo? La conexión del agronegocios

PorAtilio A. Boron
El Congreso del Paraguay consumó este viernes uno de los fraudes más descarados de la historia política latinoamericana: destituyó, en un juicio sumarísimo que se asemejó mucho más a un linchamiento político que a un proceso constitucional, al presidente Fernando Lugo. Con una rapidez proporcional a su ilegitimidad, el Senado más corrupto de las Américas -¡y eso es mucho decir!- lo halló culpable de "mal desempeño" de sus funciones debido a las muertes ocurridas en el desalojo de una finca en Curuguaty. Esa masacre fue una trampa montada por una derecha que desde que Lugo asumiera el poder estaba esperando el momento propicio para acabar con un régimen que, pese a no haber afectado a sus intereses, abría un espacio para la protesta social y la organización popular incompatible con su dominación de clase. El eterno deshonor de ser el conductor de este golpe institucional, que imita al perpetrado en contra de Mel Zelaya en Honduras (con la salvedad de la operación comando mediante el cual este fuera sacado de su casa a punta de bayonetas) le correspondió al señor Aldo Zucolillo, director y propietario del diario ABC Color y encumbrado dirigente de la Sociedad Interamericana de Prensa, la siniestra SIP. Ese personaje de marras -un hijo putativo del strossnismo- es al igual que varios de sus congéneres en el resto de la región un inescrupuloso empresario que fomenta sus negocios al amparo de la “libertad de prensa” y de un inverosímil “periodismo independiente”, taparrabos que no alcanza a ocultar al torvo empresario que, como lo demuestra el economista paraguayo Idilio Méndez Grimaldi, es el “socio principal en Paraguay de Cargill, una de las transnacionales más grandes del agronegocios en el mundo.” El ABC Color lanzó una intensa campaña previa al golpe de estado, preparando el clima político que hizo posible el rapidísimo linchamiento político de Lugo. El protagonismo de Cargill y Monsanto en el democracidio perpetrado en Paraguay es escandaloso Ofreciendo una radiografía del saqueo sistemático al que ha sido sometido ese país el economista paraguayo Méndez Grimaldi sostiene que “las transnacionales del agronegocio en Paraguay prácticamente no pagan impuestos, mediante la férrea protección que tienen en el Congreso, dominado por la derecha.
La presión tributaria en Paraguay es apenas del 13% sobre el PIB. El 60 % del impuesto recaudado por el Estado paraguayo es el Impuesto al Valor Agregado, IVA. Los latifundistas no pagan impuestos. El impuesto inmobiliario representa apenas el 0,04% de la presión tributaria, unos 5 millones de dólares, según un estudio del Banco Mundial aún cuando el agronegocio produce rentas en torno al 30 % del PIB, que representan unos 6.000 millones de dólares anuales. ... . El 85 por ciento de las tierras, unas 30 millones de hectáreas, está en manos del 2 por ciento de propietarios.”
En un capitalismo de estas características, donde la prebenda y el soborno constituyen el motor de la acumulación del capital, era poco probable que Lugo pudiera estabilizarse en el poder sin construir una poderosa base social de sustentación. Sin embargo, pese a las advertencias de numerosos aliados dentro y fuera de Paraguay el derrocado presidente no se abocó a la tarea de consolidar la multitudinaria pero heterogénea fuerza social que con gran entusiasmo lo elevara a la presidencia en Agosto del 2008. Su gravitación en el Congreso era mínima (sólo 4 senadores se opusieron al golpe parlamentario) y en Diputados no tenía mucho más.
Sólo la capacidad de movilización que pudiera demostrar en las calles era lo que podía conferirle gobernabilidad a su gestión y desalentar a sus enconados enemigos. Pero se resistió tercamente a ello pese a la predisposición de amplios sectores dentro de Paraguay y al muy favorable entorno de mandatarios amigos que gobernaban en la región y que estaban dispuestos a acompañarlo en la empresa. Pero no lo entendió así y a lo largo de su mandato se sucedieron continuas concesiones a la derecha, ignorando que por más que se la favoreciera ésta jamás iría a aceptar su presidencia como legítima. Gestos concesivos hacia la corrupta oligarquía paraguaya lo único que lograron fue envalentonarla, no apaciguar la virulencia de su oposición. Pese a esas defecciones Lugo no dejó de ser considerado como un intruso molesto, por más que promulgara, en vez de vetarlas, las leyes antiterroristas que, a pedido de “la Embajada” -otro protagonista decisivo de su caída, junto a las transnacionales del agronegocios y los oligarcas locales- aprobaba la banda que dominaba el Congreso. Una derecha que, por supuesto, siempre actuó hermanada con Washington para impedir, entre otras cosas, el ingreso de Venezuela al Mercosur. Prueba de ello es que una de las primeras declaraciones que hizo su ilegítimo sucesor, Federico Franco, fue asegurarle a la Casa Blanca que el Senado paraguayo no votará el ingreso de los bolivarianos al Mercosur.
Lo que el usurpador no sospecha es que hay altas probabilidades de que sea su país el que se vaya a quedar fuera del Mercosur, la UNASUR y otras organizaciones regionales. Tarde se dio cuenta Lugo de lo poco democrática que era la institucionalidad del estado capitalista, que lo destituyó en un tragicómico simulacro de juicio político violando impunemente todas las normas del debido proceso. Y mal reaccionó al convalidar con su actitud de monacal obediencia la monstruosidad jurídica perpetrada en su contra, actuando más como un obispo que perdona un pecado venial cometido por un humilde feligrés que como un presidente popular despojado de su cargo por una gavilla de saqueadores. ¿Por qué no convocó al pueblo a resistir, rodeando con una muralla humana el edificio del Congreso para frustrar el golpe de estado? Una lección para todos los pueblos de América Latina y el Caribe: sólo la movilización y organización popular puede garantizar la estabilidad de gobiernos interesados en impulsar un proyecto de transformación social, por más moderado y contemporizador que sea su afán reformista, como fue el caso de Lugo. La oligarquía y el imperialismo jamás cesan de conspirar y actuar, y si a veces parece que están resignados ante el avance de un gobierno instalado por una mayoría popular, esta apariencia es engañosa, más ilusoria de real, como se acaba de comprobar una vez más en el sufrido país hermano del Paraguay.

Fuente: TeleSur

El aliento del lobo en la nuca

Golpe de Estado constitucional en Paraguay
Pueden existir los golpes de Estado constitucionales. El que ha tenido lugar contra Fernando Lugo es, desde luego, un claro ejemplo de ello.
Los análisis de este tipo de sucesos suelen estar plagados de lugares comunes poco sólidos con un mínimo de profundización. Que si se trata de los instrumentos parlamentarios que hace más fuerte a la democracia, que si al fin y al cabo se ha aplicado la Constitución que se dieron los paraguayos, que si todos los actos se han realizado en el marco constitucional... Muchas de estas razones, desde luego, son esgrimidas para defender el mantenimiento del Estado de Derecho y el normal funcionamiento de las instituciones.
Y es que el normal funcionamiento de las instituciones se suele dar, fundamentalmente, en las dictaduras. Si por "normal" se entiende simplemente "dentro del marco legal", no duden ustedes de la existencia de una institucionalidad bien fortalecida en el Pinochet de Chile, o en la Italia de Mussolini. De hecho, en las democracias las cosas suelen ser más cambiantes, y las Constituciones, si son realmente normativas y democráticas, van avanzando a medida que los pueblos así lo deciden. Sin traumas ni tapujos. La voluntad democrática es la única que puede sostener a la Constitución democrática: el resto, como nos demuestra el caso paraguayo, no es democracia. Es otra cosa.
¿De dónde proviene la Constitución de 1991, más vigente que nunca en Paraguay? De una alianza entre los partidos políticos destinada a transitar desde la dictadura hacia una sociedad algo más libre y con un maquillaje democrático. Los noventa ya no parecían años de dictaduras en América Latina, y la caída de los bloques avecinaban nuevos vientos. Los regímenes militares no atraían capitales internacionales, y los movimientos de derechos humanos habían complicado la aplicación de férreas disciplinas, vitales para la supervivencia de los sistemas autoritarios. Todos los participantes en la brutal Operación Cóndor fueron cayendo uno a uno: las juntas militares en Brasil, Bolivia y Argentina, el pinochetismo, la dinastía de los Somoza... Al estilo del "puntofijismo" venezolano, que marcó la pauta de lo que se conocería por "transición democrática" (competitividad electoral, finalmente) con la salida de Pérez Jiménez, América Latina fue indudablemente avanzando hacia un marco de mayores libertades, pero bajo la vigilancia de la coalición de partidos políticos que no prometían grandes avances democráticos. Sólo Perú, a un costo altísimo, dio marcha atrás con Fujimori.
En Paraguay, los que derrotaron la dictadura de Stroessner fueron los mismos colorados que lo apoyaron desde el parlamento y legitimaron el régimen. Fue, finalmente, la traición a uno de los suyos cuando perdió los apoyos en el partido del que formaba parte. El objetivo: una transición controlada, con algunos tintes de pluralidad, hacia un sistema de gobierno donde la incorporación de los opositores, los liberales, relegitimaran el poder en la época de las democracias. Pero la partidocracia no es una democracia auténtica. Es una democracia limitada basada en el acuerdo de los partidos políticos que forman parte del sistema con los factores de poder (ejército, iglesia, grandes capitales...) y la exclusión de cualquier alternativa democrática que vaya más allá de ellos. De trata de un régimen más abierto y plural que las dictaduras, pero a su vez autoreproductivo e incapaz de regenerarse por él mismo, que usa mecanismos conocidos (leyes electorales, sistemas clientelares, dominio de medios de comunicación...) para garantizar la estabilidad y la institucionalidad. Lógicamente, dentro del marco constitucional. La Constitución partidocrática es muy diferente a la democrática: no surge de un poder constituyente popular, sino que es el certificado de bautismo de un espejismo de democracia y libertad.
En el caso paraguayo, la ceremonia tuvo lugar el 20 de junio de 1992, cuando se aprobó la Constitución partidocrática. No es casualidad que el 82% de los miembros de la convención constituyente que sancionó la Constitución vigente estuviera formado por miembros de los dos partidos del sistema, el colorado y el liberal. Entre 1947 y 1963, los colorados fueron los únicos que podían legalmente presentar candidatos a las elecciones paraguayas, y la dictadura de Stroessner se basó en el control del partido durante más de tres décadas. Los liberales, tradicionales opositores a los colorados, se adaptaron rápidamente a las nuevas condiciones partidocráticas tras el fin de la dictadura que ellos mismos ayudaron a derrocar, y por lo que algunos de ellos fueron perseguidos y torturados. Pero las mieles del poder producen extraños compañeros de viajes.
Frágil cesto se podía conseguir con esos mimbres. La Constitución de 1992, por lo tanto, fue un texto negociado para el mantenimiento de la estabilidad partidista, con el visto bueno del ejército, y que impedía, como se ha demostrado, cualquier sorpresa dentro del marco constitucional. Cuando el outsider Fernando Lugo ganó las elecciones en 2008 con una coalición que incluía al Partido Liberal, la suerte estaba echada. Aunque tuviera amplio apoyo popular y de varios pequeños partidos al margen del sistema, sin una regeneración democrática la fórmula Lugo-Franco estaba condenada a acabar mal. La historia demuestra la dificultad de derribar murallas desde la fortaleza. Luis Federico Franco Gómez, médico de profesión, se afilió al Partido Liberal Radical Auténtico a los catorce años. Contó con el carnet de afiliado nº 250. Era una criatura de la partidocracia. Posiblemente Fernando Lugo entendió que contando con un vicepresidente del sistema las cosas iban a ser más fáciles, y que el contexto internacional impediría cualquier alteración de la voluntad ciudadana. Nada más lejos de la realidad. En su momento, Lugo no vio la necesidad de sustituir las normas del juego de la partidocracia por unas realmente democráticas, lo que suponía necesariamente convocar a un proceso constituyente popular. Ahora, que debe someterse a las reglas de los de siempre, ya sabe de lo que ha sido víctima, y su vicepresidente es en estos momentos, constitucionalmente, el Presidente de la República.
En Paraguay, como en Honduras hace unos años, hemos sido testigos de que cuando se siente el aliento del lobo en la nuca, es muy probable que muerda.

Rubén Martínez Dalmau es Profesor Titular de Derecho Constitucional de la Universitat de València
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente: Rebelión.org

Lugo, EU y la telaraña imperial

Por Carlos Fazio
Monitoreado y alentado desde hace tres años por la embajada de Estados Unidos en Asunción, el golpe de Estado contra Fernando Lugo en Paraguay, tras un tragicómico simulacro de juicio político sumarísimo, revela que la oligarquía y el imperialismo jamás cesan de conspirar y actuar. La réplica paraguaya del modelo hondureño de sustitución de presidentes legítimos responde a los intereses geopolíticos de la Casa Blanca y el capital trasnacional. En particular, en el caso de Lugo, a los intereses del gran capital ligado a los agronegocios extractivistas. Verbigracia, Monsanto, Syngenta y Cargill, trasnacionales vinculadas al Grupo Zucolillo, cuyo principal accionista, Aldo Zucolillo, es director propietario del diario ABC Color y dirigente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Las manos del Comando Sur del Pentágono y del Departamento de Estado, en particular las más visibles de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (Usaid, por sus siglas en inglés), aparecen por todos lados y exhiben una estructura subversiva regional, que más allá del debate ideológico y de ideas, transita por un esquema de enfrentamiento propio de la guerra sucia, las operaciones sicológicas encubiertas y el terrorismo mediático, destinado a debilitar a las naciones de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), en particular Cuba, Venezuela y Bolivia, y del Mercado Común del Sur (Mercosur), cuyos principales objetivos a desestabilizar, después de embucharse al eslabón más débil, Paraguay, son Brasil y Argentina.
Mediante convenios condicionados, la Usaid controla en Paraguay a la fiscalía, el Poder Judicial y la Policía Nacional. Los recursos financieros de la Usaid también sirvieron para cooptar a algunos sectores del Frente Guazú, la coalición de izquierda que apoyó a Lugo. Mientras, el Pentágono, que arrancó a Lugo la aprobación de una Ley Antiterrorista, por conducto de la Iniciativa Zona Norte, logró desplegar tropas y civiles estadunidenses en la región oriental del país, en las narices de Brasil, como avance de tareas injerencistas que tienen como finalidad la ocupación territorial.
En la operítica restauración de la patria financiera por la stronista oligarquía latifundista, los poderes fácticos y la trasnacional Monsanto –que tiene como eje económico un larvado proceso de descampesinización–, jugaron un papel clave los embajadores de Estados Unidos en Asunción, James Cason y Liliana Ayalde. Antiguo jefe de la sección de intereses de Washington en La Habana, Cuba, el conspirador Cason fue el encargado de alimentar los ánimos subversivos del vicepresidente Federico Franco, el ex general golpista Lino Oviedo y el ex presidente Nicanor Duarte Frutos. Su sucesora en el cargo, Liliana Ayalde, completó la tarea.
La matanza de Curuguaty, que sirvió de excusa para derrocar a Lugo, tuvo como protagonista al Grupo Especial de Operaciones (GEO), de la Policía Nacional, cuyos miembros de elite fueron entrenados para la lucha contrainsurgente por el Comando Sur en el contexto del Plan Colombia. El ex presidente Álvaro Uribe facilitó, además, la capacitación de los servicios de inteligencia del Paraguay con instructores del temible DAS, la policía política colombiana, cuyos mandos están hoy encarcelados. Según indicios, la muerte en una emboscada del jefe del GEO, comisario Erven Lovera, y de otros cinco agentes, en Curuguaty, que llevó al asesinato de 11 campesinos, sería parte de un sabotaje interno de cuadros de inteligencia de la Policía Nacional, penetrada y controlada por Estados Unidos.
La conformación de un frente anti-Alba y anti Mercosur por Estados Unidos, tiene como bastiones y plataformas injerencistas subregionales a Colombia y nuestro país. Bajo los gobiernos conservadores de Vicente Fox y Felipe Calderón, Washington convirtió a México en una plataforma de la derecha regional para sus acciones subversivas y desestabilizadoras contra Cuba y Venezuela. Mediante la Usaid y su telaraña imperial –integrada entre otras por organizaciones de fachada como el Instituto Republicano Internacional, la Fundación Nacional para la Democracia (NED), la Freedom House y el Instituto Democrático Nacional–, la diplomacia de guerra estadunidense está canalizando millones de dólares para acciones subversivas contra países amigos, que llegan a México con la permisibilidad y sin la supervisión de las autoridades nacionales.
A finales del año pasado se celebraron sendas actividades anticubanas en el hotel Meliá Reforma del Distrito Federal: la presentación de un libro de Gabriel Salvia, de la ONG argentina Centro para el Desarrollo y la Apertura de América Latina (Cadal), financiada por la NED, y el foro Cambios en el proceso cubano, ambos con participación de organizaciones de la extrema derecha de Miami, como la Fundación Nacional Cubano Americana, el Directorio Democrático Cubano (DDC) y la menos conocida O-JEC, y con el copatrocinio financiero de las fundaciones alemanas Konrad Adenauer y Friedrich Naumann. Previo a la visita del papa Benedicto XVI a la isla, el DDC, organización financiada por la CIA, logró reclutar en México jóvenes turistas que regaron volantes en La Habana induciendo acciones de desobediencia civil y fueron expulsados por las autoridades cubanas.
Las leyes prohíben en México que los partidos políticos reciban financiamiento de gobiernos extranjeros. También se debería prohibir que organizaciones extranjeras radicadas en el territorio nacional reciban dinero del exterior para orquestar y financiar acciones contra la integridad territorial y política de otro país.
En víspera de la elección presidencial, las acciones subversivas de la Usaid que desembocaron en el golpe de Estado en Paraguay son un adelanto de lo que sucedería en México ante la eventualidad de una victoria del candidato progresista.

Fuente: Telesur