Especial Proceso Digital
Tegucigalpa.- La hiperendemia de dengue y los esfuerzos por el reconocimiento internacional han sido los dos temas que han dominado la agenda mediática y burocrática de los últimos dos meses en el gobierno del presidente, Porfirio Lobo, que a la vuelta enfrenta también nuevos brotes de conflictividad social caracterizados por las revueltas de los maestros y la incomodidad de los grupos terratenientes por el manejo en los problemas del bajo Aguán.
Ni la llegada hace una semana de una delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI) para negociar la firma de un acuerdo puente que permita acceder a nuevos créditos frescos a partir del 2011, han podido desplazar de la agenda de los medios de comunicación, el enfoque sobre el grave problema de salud que afecta a la población, en particular a los habitantes de Tegucigalpa, por la virulencia del dengue.
La misión del FMI concluirá su ronda de inspecciones y negociaciones el próximo miércoles cuando se dé a conocer si el país logrará o no un acuerdo y bajo que condiciones. Esta es la prioridad económica del país que requiere de inyecciones que le permitan recuperarse de la bancarrota, reactivar la economía y hacer frente a las demandas que le esperan en materia financiera, monetaria, productiva, económica, fiscal y social.
No había concluido el mundial de fútbol de Sudáfrica que copó la atención de la población hondureña, al margen del papel de la selección nacional de fútbol, cuando la realidad hondureña, caracterizada por su pobreza, tocó las puertas nuevamente de los hondureños al reportarse los primeros casos de dengue.
Luego de que el gobierno decretara emergencia por el dengue, el 22 de junio, la prensa hondureña no ha cejado en su cobertura, en especial al trascender que ésta es la mayor epidemia que enfrenta Honduras en los últimos treinta años.
De ahí que los expertos no duden en tipificar la trayectoria de la enfermedad como una “hiperendemia” porque circulan, a su vez, dos, tres e incluso los cuatro serotipos que caracterizan el ciclo del vector en una zona determinada, en este caso en Tegucigalpa, la capital, donde se presenta la mayor incidencia.
Tegucigalpa, foco de la hiperendemia
“Se necesita la presencia de vectores competentes y una gran población, ya sea permanente o flotante, que vaya cambiando, para que haya huéspedes susceptibles, y así el ciclo continúe. Por lo tanto, va a haber dengue durante todo el año”, advierte un experto médico del Departamento de Medicina de la Universidad de Chile, en un informe acerca de las características de la enfermedad.
En el informe, denominado, “Dengue, crónica de una epidemia anunciada” se indica que las áreas urbanas son las más afectadas por la hiperendemia y que la incidencia si bien varía cada año, se reactiva en un período de tres o cuatro años, lo que está sucediendo en Honduras en la actualidad. La hiperendemia constituye el mayor riesgo para que se produzca el dengue hemorrágico.
En el caso hondureño, en los últimos diez años, reportes sanitarios indican que al menos 192,616 personas han sido afectadas por el dengue clásico a nivel nacional. En el caso del dengue hemorrágico, las cifras actuales están por superar la cifra del 2007 que reportó un número de casos de 1,692 afectados.
Por ahora el dengue hemorrágico reporta cifras por el orden de los 1,025 casos y si bien es menor al 2007, el número de muertes sobrepasa todas las registradas en los últimos treinta años. Las cifras de muertos oficialmente andan por 43, pero se estima que podría ser mayor, al registrarse en las últimas 72 horas casi un promedio de dos muertes diarias.
Para el caso, en el año de 1999 los muertos por dengue hemorrágico fueron 8 personas; 10 personas en el 2000; 9 muertes en el 2001; 17 decesos en el 2002, 17 en el 2003; para bajar a 8 muertes en el 2004, 9 fallecimientos en el 2005; 6 muertos en el 2006; 15 muertos en el 2007, 9 muertes en el 2008; 17 muertes en el 2009 y en lo que va del 2010, cerca de 43 decesos.
Todos los serotipos en el 2010
Al comparar estas cifras proporcionadas por la secretaria de Salud, los años 2004 y 2005 reportan la combinación de tres serotipos: el 1,2 y 4; para saltar en el 2010 a la presencia por primera vez en doce años, de los cuatro serotipos o cepas que conforman el ciclo de la enfermedad que caracteriza al dengue.
De acuerdo a las características del dengue hemorrágico el grado 3 y 4 son los más fatales y corresponden al shock asociado al dengue. Cuando hay más lluvia, más temperatura y más humedad, son factores que aumentan la probabilidad de que haya más zancudos o mosquitos y por ende, mayor transmisión del virus, afirman los expertos.
El hacinamiento también es otro de los factores que vuelven vulnerables a la población, que ahora deben tener en cuenta otro enemigo silencioso que comienza a hacerse sentir con más fuerza y frecuencia: el cambio climático y sus efectos en la vulnerable Honduras.
Hasta ahora, las autoridades de Salud no han podido controlar el brote de la hiperendemia por diversos factores, siendo el principal, el inicio tardío de las actividades de prevención que debieron iniciarse por tarde en febrero, pero quienes dirigen la política de Salud del país apenas se enteraron de su trabajo allá por mayo o junio, según los registros periodísticos.
A las actividades de salud se debe sumar cierta apatía en la población que considera la enfermedad como “algo pasajero”, pero el número de muertes no indica lo mismo. La responsable del programa de Dengue, la doctora Roxana Araujo, reinstalada en su cargo cuando el brote mostraba su virulencia, comentó el fin de semana que en muchas viviendas la gente se resiste a limpiar sus pilas, vigilar sus plantas y mantener limpias sus casas.
Un mito que ha tenido la población capitalina y la del resto del país en general, es que el dengue ataca solo a la gente pobre y humilde. Las estadísticas dicen otra cosa, la enfermedad no discrimina y los más afectados son los menores entre 5 y 15 años; los adolescentes y la población económicamente activa sin medir estrato social.
Expertos salubristas de Estados Unidos y de la Organización Panamericana de la Salud han venido al país a asesorar al gobierno en el manejo de la epidemia, pero su información permanece oculta y secreta, siendo los aportes de la Facultad de Medicina de la UNAH los que han permitido por ahora conocer a la opinión pública la mutación de los vectores y saber por dónde va o se maneja la enfermedad.
Cuando se espera que la enfermedad del dengue entre a un ciclo de disminución de casos, el número de muertes tiene preocupada a las autoridades, por la virulencia y la rapidez con que los pacientes entran al estado de shock, producto de la baja impresionante de las plaquetas y otras complicaciones.
La otra agenda de Lobo
Mientras la hiperendemia del dengue mantiene ocupadas a las autoridades de salud y a los Consejos de Ministros del presidente Lobo, éste en materia internacional ha mantenido su enfoque principal en el reconocimiento internacional y su afán por ser reinstalado en el puesto del que fuera suspendida Honduras de la Organización de Estados Americanos (OEA) por la crisis política del año pasado.
Lobo ha logrado en seis meses ser reconocido por la mayoría de los países del mundo, y luego de un informe de una comisión técnica especial de la OEA, cuya agenda fue elaborada por el secretario José Miguel Insulza y el huésped especial hondureño en República Dominicana, el ex presidente Manuel Zelaya, otros países se sumaron a ese reconocimiento.
Previo, el presidente hondureño obtuvo un logro político en el SICA, donde una “declaración especial” sobre Honduras dice que el país goza de pleno respaldo y que su reincorporación es “de hecho”, pero el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, alega que aún no es “de derecho”, por las disposiciones reglamentarias internas que rigen ese organismo, lo que ha creado una confusión para expertos diplomáticos del exterior, pero no para los hondureños y el gobierno que sostienen que “ya estamos” dentro del SICA.
La gestiones ante el SICA y el informe de la comisión técnica, en donde el gobierno acepta que su democracia sea “tutelada” por una “comisión vigilante del cumplimiento” de los compromisos, permitió que países como Chile y México salieran al paso reconociendo al gobierno del presidente Porfirio Lobo y que éste para afianzar su estrategia diplomática, nombrara a un político de la oposición para que intercediera ante el eje más radical de países que se niegan a reconocer a Honduras, liderados por el presidente venezolano, Hugo Chávez.
Este fin de semana, Lobo fue recibido con honores y copó la atención de medios televisivos internacionales, en la toma de posesión del nuevo gobernante de Colombia, Juan Manuel Santos. Santa Fe de Bogotá ha sido un aliado incondicional de Honduras y podría decirse que tras su gira por Perú, este es el segundo paso de Lobo por América Latina en el cual es percibido “con otros ojos”, es decir, visto como un gobernante legítimo, electo en comicios ampliamente democráticos y votados.
De hecho, el reconocimiento de Chile y México enfurece a los grupos opositores internos que amparados en viejos conflictos de poder e impunidad, se aferran a obstaculizar el proceso de reforma a lo interno de la UNAH y la lucha que por hacer respetar la ley impulsan sus actuales autoridades, desde la rectoría y la junta de dirección.
Malestar por reconocimiento
El llamado frente de resistencia zelayista, reaccionó molesto por el reconocimiento de México y Chile a Honduras, y en un afán por desestabilizar la administración de Lobo encuentra en el problema interno de la UNAH y la crisis financiera que atraviesa el Instituto de Previsión Magisterial (INPREMA) dos caldos de cultivo que intenta capitalizar a su favor para provocar y hacer ver a la opinión internacional que el actual gobierno es “represor y violador sistemático” de los derechos humanos.
Los maestros, enfrascados en sus luchas por salario, y con una directiva mayoritaria en el INPREMA, avalaron el descalabro económico que hoy enfrentan y lejos de asumir responsabilidad y reclamar a su dirigencia que todo apunta engañó a sus bases, buscan culpables externos a sus errores, entre ellos el actual gobierno.
Consideran que con protestas en las calles y tomando las instalaciones de ese ente previsor van a parar la debacle que se les viene, que solo puede ser paliada con reformas y una comisión interventora, según las recomendaciones de los expertos.
Mientras, en el norte, la conflictividad social parece querer reflotar en el bajo Aguán donde problemas de tierras tienen enfrentados a terratenientes y grupos campesinos, con saldos de varios muertos, en su mayoría guardias privados de seguridad.
El manejo de la política agraria no agrada al empresario Miguel Facussé que no ha podido cerrar una transacción con el gobierno por tierras de su propiedad vendidas para ser traspasadas a los campesinos del MUCA. De acuerdo, al director del INA, César Ham, Facussé estaría sobrevalorando el precio de las tierras, algo que éste niega.
Este foco de tensión, manejado hasta ahora hábilmente por la administración del presidente Lobo, puede cobrar nuevos bríos si el problema no se resuelve bajo una negociación en donde no predomine la ambición empresarial ni la campesina. Lobo debe mantener el equilibrio en aguas turbulentas que pueden hacer que se ensucie lo poco hasta ahora logrado y ganado a favor de su reconocimiento y legitimidad.
Fuente: http://proceso.hn