Juan Marrero
En un intento final para legitimar las fraudulentas elecciones del domingo 29 de noviembre, el Tribunal Superior Electoral de Honduras está acreditando como observadores a organizaciones y personas que, en su mayoría, no tienen ni méritos ni reconocimiento en el mundo, aparte de que han tenido una posición inclinada hacia legitimar el gobierno golpista.
La claque de Micheletti intentó que figuras de prestigio como el ex presidente James Carter, quien actuó como observador en recientes elecciones en Venezuela, Argentina, Nicaragua y otros países de América Latina, estuvieran en Honduras, pero el Centro Carter anunció hace unos días que consideraba no existían condiciones en ese país de Centroamérica para unas elecciones transparentes, pues los derechos electorales de los hondureños quedaron lesionados desde que se produjo el golpe de Estado contra el presidente constitucional Manuel Zelaya. El mensaje de Carter fue bien claro: sin la reposición previa de Zelaya no son posibles unas elecciones en Honduras.
En igual sentido se han pronunciado la Organización de las Naciones Unidas, la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos, el Parlamento Europeo, los parlamentos nacionales de las 27 naciones europeas, gobiernos de la mayoría de los países del mundo y numerosas instituciones cívicas que, además, han rechazado las invitaciones de los golpistas hondureños para que actúen como observadores en las elecciones.
Ni siquiera la ambigua e hipócrita posición asumida por el gobierno de los Estados Unidos para intentar legitimar a los golpistas ha arrastrado a conocidos aliados suyos en el mundo a convertirse en cómplices de la conspiración contra el pueblo de Honduras, en cuyo montaje figura la burda y siniestra farsa electoral.
En Washington, como es sabido, la cuestión de Honduras ha desatado una fuerte lucha política. La reciente confirmación por el Senado de Arturo Valenzuela como subsecretario de Estado para América Latina lo demostró. The New York Times reveló recientemente que un senador de Carolina del Norte, DeMint, bloqueó su designación, y sólo la desbloqueó cuando la Secretaria de Estado Hilary Clinton y Thomas Shannon, predecesor de Valenzuela, le aseguraron que Estados Unidos reconocería el resultado de las elecciones en Honduras sin importar si Zelaya era repuesto o no como Presidente.
Con respecto a si Estados Unidos actuaría como observador en esta farsa, luego de asumir su cargo, Valenzuela declaró que Washington “se basará en la opinión experta de observadores internacionales de la sociedad civil y de sus propias observaciones durante las elecciones para determinar si esos comicios cumplen o no con los estándares internacionales”.
Se ha revelado por la prensa que desde Estados Unidos saldrá hacia Honduras “una heterógenea lista de observadores ´independientes´, desde fundaciones conservadoras hasta exiliados cubanos”. AFP informó desde Miami que irán a Honduras “activistas cubano-estadounidenses, empresarios y ex prisioneros políticos de organizaciones del exilio cubano”, quienes representarán a una denominada Asamblea de la Resistencia Cubana.
Se trata de la “ilustrísima” mafia anticubana de Miami, que precisamente días antes del golpe de Estado de Micheletti se reunió en un lujoso hotel de la ciudad hondureña de San Pedro de Sula para constituir dicha Asamblea de Resistencia, integrada por conocidas organizaciones terroristas como Alpha 66, Hermanos al Rescate, la Fundación Nacional Cubano-Americana, el Movimiento Democracia, el Directorio Democrático Cubano, La Rosa Blanca y otras muchas.
En la presidencia de aquel acto de constitución, ampliamente reflejado por el periódico El Heraldo, estuvieron Silvia Iriondo, bien conocida por su activismo diez años atrás en favor del secuestro del niño Elián González, el ex comandante Huber Matos, Orlando Gutiérrez y Nancy Pérez-Crespo. Esa Resistencia después creó un “Comité de Apoyo a la Democracia en Honduras” para apoyar el golpe de Micheletti. Y esa Asamblea -a la cual pertenecen terroristas como José Basulto, Ramón Saúl Sánchez y Carlos Alberto Montaner, actuará como observadora de las elecciones del domingo como también ha anunciado que lo hará, desde Madrid, el desprestigiado y ultraderechista Partido Popular, el del ex presidente Aznar.
¿Tales son las “organizaciones de expertos de la sociedad civil” e “independientes” en que confía el gobierno de Estados Unidos para basar sus conclusiones sobre las elecciones de Honduras?
El Tribunal Supremo Electoral ha dicho que espera contar con cerca de mil observadores internacionales y diez mil nacionales. No tenemos duda de que si recluta a toda la escoria terrorista y contrarrevolucionaria, sin mérito y sin prestigio que anda dispersa por el mundo, podrá lograr tal cifra, pero eso, en definitiva, no podrá legitimar algo tan repudiado como el severo golpe dado a la democracia en Honduras.
Moraleja principal de lo que ocurrirá el domingo: la errática y decepcionante política de Estados Unidos en América Latina sufrirá un nuevo golpe. Estados Unidos, una vez más, será el gran derrotado.
Fuente: Cuba Debate
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