Vos el Soberano
Por Ricardo Salgado
El amigo periodista Dick Emanuelsson envió un escrito llamando nuestra atención sobre la importancia de la negociación para una salida pacífica en los conflictos; para apoyar su tesis nos cuenta sus vivencias en la Colombia convulsionada desde el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, mucho antes del triunfo de la revolución cubana. Dick nos cuenta de manera muy clara como, a pesar incluso de múltiples traiciones, la FARC EP sigue sosteniendo que la salida al conflicto de aquel país debe ser negociada; también nos narra como producto de negociaciones en la década de los ochenta nacieron importantísimas organizaciones en Colombia, como la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, hoy convertido en referente de los trabajadores organizados del continente.
Desafortunadamente, como es común en el movimiento de resistencia, cada quien entiende los mensajes como le parece, y se ha tomado el caso planteado por Dick, como una prueba irrefutable de que estamos al borde de un gigantesco precipicio, causado por las tendencia electorales de nuestros dirigentes. Lejos de interpretar el mensaje, se vuelve a distorsionar, no sé con qué intención, lo que se ha escrito. Por momentos se cae en un peligroso juego en el que se compara a las FARC EP, al ELN, al M-19 con el Frente Nacional de Resistencia Popular, olvidando que estas son armas mortíferas en manos del régimen; simplemente ayer, el diario digital proceso.hn, de Ricardo Maduro Joest, ya titulaba que la dirigencia del FNRP negociaba a espaldas de las bases; negocio redondo para el gran amigo de Ileana Ross-Lethinen, la ultraderechista republicana, y gusana miamense, que apoyó a Micheletti.
No sería nada raro que Oscar Álvarez y compañía, aparecieran utilizando los argumentos ingenuos, o bien intencionados, de algunos compañeros, como respaldo para su absurda teoría de que existen grupos armados y terroristas en Honduras. Ayer mismo, Félix Molina, en una actitud muy sabia, decía a sus oyentes que había que ser prudentes, pues los adversarios nos escuchaban, muy inteligente de parte de Félix, que además nos dice con claridad, que aquí no estamos en un escenario aislado y que siguen activas muchas fuerzas contrarias a la búsqueda de soluciones para el país.
Las argumentaciones de Tomas Andino, en ocasiones, son interesantes, pero ahora esta basadas en elaboraciones especulativas muy bien trabajadas, que buscan prevenir las posibilidades a futuro, negando al FNRP su esencia como Movimiento político. Sin embargo, existen cosas que son esenciales que deben ser consideradas, y que no se incluyen en su análisis. Aquí queda claro que el problema del Frente Nacional de Resistencia Popular es tener en su seno diferentes visiones y no tener aun definidas los principios y la estrategia bajo los que opera; después de casi dos años, no se definen las formas de la lucha por el poder y las responsabilidades de cada quien para pertenecer al FNRP. Hoy es fácil criticar las acciones de dos personajes que ante los ojos de todos los hondureños ocupan los dos cargos más altos dentro del frente.
Es bueno definir también con claridad los objetivos del frente; hasta ahora da la impresión de que el objetivo es actuar como una ONG e impulsar solo el proceso de auto convocatoria, como una vía a una Asamblea Nacional Constituyente originaria. Por hermoso que suena el argumento, sigue sin explicar cómo integra a la porción de hondureños que no están de acuerdo con nosotros y que si forman parte del Estado; tampoco nos dice cómo es que, usando una herramienta burguesa, la Asamblea Nacional Constituyente, nos llevara a un Estado socialista. Todos los conceptos que se manejan siguen siendo muy vagos, sin consistencia. Quizá ese debería ser nuestro trabajo, definir correctamente que es lo que estamos queriendo hacer.
Por otro lado, debemos cuestionar seriamente los argumentos de estos amigos, pues en su argumentación se reducen los objetivos de la lucha, y se atacan frontalmente
posibilidades de arreglo para un país que está en muy mala situación. Curiosamente, para sostener argumentos se ha hecho uso de más de algún argumento que yo mismo he planteado, para definir ganadores y perdedores en este tan traído tema de la mediación. Se ha mencionado que si Petrocaribe apoya al régimen, entonces ganan los gringos, esta si es una forma oportuna de utilizar la lógica formal, ignorando el fondo de las cosas, pero haciendo juicios de verdad. Se asume de antemano que nuestros dirigentes cometerán estupidez tras estupidez en la mesa de negociación, lo que llevará a un final feliz a los golpistas y a la perenne tragedia a nuestro pueblo.
Esto realmente se ve fuera de contexto, porque la dictadura existe, ha estado por meses haciendo de las suyas, y si nosotros no hacemos algo, seguirá haciendo lo que se le ocurra. Pretender que cerremos los ojos, no quiere decir que esta presión inmensa no existe; le damos la espalda y vamos con auto convocatorias, mientras tanto ellos nos atacan con saña sin que nos defendamos, esa ha sido la tónica de los últimos 20 meses. Las disputas internas entre nosotros, cuando existe esa tendencia a auto destruirnos, a auto atacarnos, han disminuido la capacidad de organizar un movimiento más fuerte. Como bien apuntaba Samuel Trigueros ayer, las bases rebasan la dirigencia; el padre Tamayo me decía ayer mismo que el pueblo estaba más claro que los escritores y los dirigentes, sobre lo que quería hacer; nada más cierto, Los dirigentes se han ido mostrando incapaces de anteponer los intereses del pueblo resistente a los de sus grupos, pero esto es cierto para todos los dirigentes.
Ahora mismo se critica la mediación, incluso se descalifica a Chávez, y se ataca al presidente de Colombia por ultraderechista. Además se dice que el imperio está detrás de todo esto; todas las premisas están acertadas, excepto la de que Chávez viene como beduino a vender petróleo, y Manuel Zelaya, junto a Juan Barahona llegan a la mesa de negociaciones con el fin supremo de violar las disposiciones de la Asamblea de Febrero, Esto suena paranoico, además de que desestima la obligación histórica de los dirigentes máximos del frente de buscar una salida que permita el desarrollo de nuestras propias fuerzas, y alcanzar el respeto de los derechos de todos. Estos prejuicios podemos esperarlos de los golpistas, de Washington y de Honduras. Pero son inaceptables desde adentro del Frente; esto no conduce ni a la aplicación de justicia ni a la defensa de nuestro pueblo.
El frente somos muchos más que los visibles en este debate; es ingenuo suponer que vamos a ir a las asambleas públicas, a las bases a presentarles borradores de trabajo como que si actuaramos solos en un proceso que, por su naturaleza, deben mantenerse en reserva por el tiempo que tome concretarlo. Es imperativo definir las potestades y los alcances de la coordinación nacional. Por ahora lo que importa es lo que este proceso ha planteado; afianzar el frente. Insisto aquí en lo que siempre he dicho, el Frente Nacional de Resistencia Popular es un organismo político, y cada una de las partes del movimiento social que lo conforman son independientes del mismo.
Al mismo tiempo se tiende a jugar con la dimensión de las cosas; el mandato de 1.4 millones de ciudadanos y ciudadanas es una expresión suprema, para llegar a la Asamblea Nacional Constituyente originaria y el retorno de José Manuel Zelaya son contundentes, y las propuestas anunciadas por la mediación, específicamente por el coordinador y el subcoordinador son las más acertadas, si consideramos lo hecho hasta ahora por el FNRP en casi 2 años.
Que la derecha nos va a traicionar igual que el plan Arias y que ni Estados Unidos ni el régimen de LOBO son confiables, ya lo sabemos y creo sin lugar a equivocarme, que bien lo entienden Hugo Chávez y Mel Zelaya, quien ha sido víctima del golpe y el plan Arias, lo que no le ha impedido estar dispuesto al dialogo, con la salvedad de que en esta mediación se han puesto condiciones sobre la mesa antes de cualquier acuerdo.
Sería mucho más productivo que los que aquí estamos y se dice pasemos ser parte de las estrategias del frente en lugar de anteponer juicios auto destructivos, que siembran dudas entre los y las resistentes, y generan ataques a priori contra quienes han aceptado la misión de emprender un acuerdo del que ni siquiera sabemos si se va firmar. Nadie inicia un proceso de negociación pensando que se va a entregar al adversario, tengamos eso en mente, la posición de respaldo en este camino y la confianza en sus acciones depende de nosotros.