Conferencia de la Dra. phil. Irma Becerra
Jueves 18 de Febrero de 2010
I.- Las tendencias políticas de la Resistencia Nacional: Definición y función
Compañeros de la Resistencia, ha llegado el momento de aglutinar los esfuerzos alrededor de la capacitación creativa de las masas populares en torno a un solo fin: la transformación social- civilista de la sociedad, la transformación liderada por el social-civilismo morazánico, nuestro socialismo. El socialcivilismo es la incorporación del elemento del respeto en la economía para que ésta humanice sus relaciones irregulares, lográndose así el inicio de un nuevo sistema socioeconómico que supere al capitalismo imperialista.
Compañeros, ha llegado el momento de hacer que toda medida de organización contribuya a asegurar la cohesión de clase de las masas trabajadoras, y de crear un partido demócrata constitucionalista que, con su base legal, electiva y clandestina, impulse dicha cohesión de clase del pueblo hacia la incorporación de la misión humanista que establezca a la familia humana como centro del mundo.
Debemos cohesionar las dos tendencias políticas de la Resistencia, el liberalismo socialista y el socialismo morazánico-revolucionario en torno, en primer lugar, a la lucha frontal contra la violencia y la guerra, porque el imperialismo yanki se prepara para agredir a todo el continente americano plantando bases militares y provocando tensiones bélicas. No debemos olvidar las palabras del camarada Lenin cuando señala que “...toda la historia del capital es una historia de violencia y saqueos, de sangre y lodo...El capitalismo es la propiedad privada de los medios de producción y la anarquía de la producción...La guerra no está en contradicción con los fundamentos de la propiedad privada, sino que es el desarrollo directo e inevitable de tales fundamentos. Bajo el capitalismo es imposible un proceso uniforme de desarrollo económico de las distintas economías y de los distintos Estados. Bajo el capitalismo, para restablecer de cuando en cuando el equilibrio alterado, no hay otro medio posible más que las crisis en la industria y las guerras en la política” (Lenin, 1961: 682 y 686). En este sentido, no es casual que el presidente Barack Obama haya dicho, al recibir el Premio Nobel de la Paz, que “para llegar a la paz necesariamente tenemos que pasar por la guerra”.
En base a lo anterior, las tendencias políticas de la Resistencia Nacional se unen contra toda tendencia golpista que pretenda dominar la tierra y la nación en base a la violencia y la fuerza bruta. Se unen, entonces, en función de la fuerza civilizatoria que posee toda concepción socialista de la sociedad al negar de manera determinada y terminal la violencia, el irrespeto y la guerra. Nace así el socialcivilismo con la finalidad primaria en Honduras de neutralizar el argumento de los golpistas que señala que el Presidente legítimamente electo, Manuel Zelaya Rosales, violentó el artículo 239 de la Constitución de la República al pretender supuestamente perpetuarse en el poder por medio de la fuerza(1).
La función política de cada una de las tendencias de la Resistencia Nacional ha sido así la de aclarar que las intenciones del presidente Manuel Zelaya Rosales únicamente han tenido que ver con la necesidad de implementar las medidas para la realización de la consulta popular en Honduras, con miras a la reforma radical de la Constitución a través de una Asamblea Nacional Constituyente en la que el pueblo proponga disposiciones de nuevo tipo para su propio desarrollo. Dicha función política es necesaria para incorporar a todos los grupos sociales marginados en una nueva Carta Magna, que le dé mayor derecho social al pueblo y defina a la persona humana como centro de la actividad política. Sin embargo, para impulsar la función política progresista debemos esclarecer acerca de las diferencias específicas que aún se mantienen en el seno del movimiento popular, especialmente de la Resistencia,y definir así mejor su accionar hacia el futuro. Existen muchas otras funciones políticas, especialmente, del presidente y los funcionarios del Estado Constituyente Morazánico que vamos ir definiendo a medida que avancemos en el tiempo histórico.
II.- Las diferencias ideológicas y políticas que existen entre las tendencias de la Resistencia Nacional
La necesidad de esclarecimiento y definición teórica nos obliga a especificar las diferencias ideológicas y políticas que existen entre las tendencias que constituyen la Resistencia Nacional: el liberalismo socialista y el socialismo morazánico revolucionario.
1.- La militarización de la economía y el uso de la fuerza militar contra la población:
En la historia del capitalismo, desde su surgimiento, hemos encontrado una alianza entre el liberalismo y el militarismo en un afán de militarización de la economía para hacer utilidades de las guerras y las deudas que el armamentismo provoca en las naciones involucradas. El liberalismo se ha aliado al militarismo para usar la fuerza en la defensa de los monopolios y la oligarquía financiera.
Este hecho persigue a todo liberalismo inclusive al liberalismo socialista, por lo que éste debe renunciar abiertamente a dicha alianza al propagar de manera enérgica y definitiva la disolución de las fuerzas armadas y los ejércitos en nuestro país y en la faz de la tierra. El liberalismo socialista no puede hacer caso omiso de la historia del liberalismo clásico que no vacila en militarizar las poblaciones para mantenerlas bajo el yugo del poder oligárquico de dinastías financieras y políticas.
El liberalismo siempre ha apoyado, abierta o indirectamente la militarización de la economía señalando la necesidad del armamentismo y defendiendo con la fuerza la formación de monopolios y oligopolios que ejerzan el control político y económico sobre toda la población de un país y un Estado. En este sentido, los peligros del liberalismo conservador acechan al liberalismo prosocialista que siempre podría desembocar en una concesión a la fuerza militar si no plantea la transformación de la economía no sólo a partir de la transformación del Estado sino a partir de la transformación simultánea de la superestructura ideológica y política que la acompaña y legitima. El socialismo morazánico revolucionario actúa como centinela del liberalismo socialista para evitar dichos peligros y le hace avanzar hacia la deslegitimación de toda guerra y toda violencia militarista. Esto lo lleva a cabo en base a la unificación no sólo de las Repúblicas entre sí sino a la unificación de los Estados que es el verdadero ideal morazánico como nueva concepción política de integración del mundo hacia la paz perpetua: los Estados unificados a partir de una conciencia socialcivilista constituyente (2).
Esta conciencia la definimos como el punto a partir del cual un individuo comienza a actuar para afrontar el vasallaje del mundo exterior y comienza a constituir un mundo propio de justicia para dejar atrás toda forma de impotencia. Esta conciencia se denomina constituyente porque:
1. Ayuda a constituir la voluntad individual y colectiva.
2. Incorpora un método organizacional para aprender a reaccionar acertadamente ante toda forma de injusticia (3).
3. Crea formas de civilidad, respeto y buenos modales entre las personas.
4. Ayuda a constituir el Estado como fuente y garante de oportunidades sociales y culturales para el pueblo.
5. Crea tolerancia participativa ante, valga la redundancia, la participación ciudadana.
6. Constituye organismos de evaluación de lo que se va logrando como trabajo social.
2.- La tesis de que el individuo y su iniciativa bastan para generar bienestar colectivo.
El liberalismo socialista debe superar la visión meramente liberal del Estado como defensor de derechos individuales al margen de la comunidad. El Estado no es un ente represor de garantías individuales y colectivas sino un reordenador y reintegrador de los deberes individuales para con la colectividad para que el individuo no sólo piense en sí mismo sino que lo haga también según las necesidades que exige el ejercicio del Bien Común. Esto exige un esfuerzo de conciencia ética y constituyente, y, por tanto, de instituciones que la promulguen y fortalezcan y estén dispuestas a promulgarla y fortalecerla. Lo anterior cambia la esencia del Estado Constituyente Morazánico porque éste delega no sólo una responsabilidad individual que cada quien puede sentir o no según sea su deseo o nivel de conciencia, sino que presiona por el desempeño de la individualidad en el entorno colectivo de las comunidades según sean los problemas que se vayan presentando. A diferencia del liberalismo clásico, el socialismo morazánico plantea que la responsabilidad individual es un proceso simultáneo entre individualidad y colectividad en el que la iniciativa individual está, en primera instancia, al servicio de las necesidades colectivas, y no es sólo un fenómeno propio de cada sujeto humano según aparezca a su conciencia y a su voluntad.
Mientras que el liberalismo tiende más hacia la iniciativa liberal meramente autónoma, por sí misma y autosuficiente, el socialismo morazánico revolucionario busca acentuar esa iniciativa en su corresponsabilidad con lo colectivo (los fines colectivos) y ve lo individual en cooperación simultánea con el Bien Común y la Función Social, analizando las acciones individuales en sus consecuencias para el bienestar común de las comunidades y sus asociados. No observa la iniciativa privada como bastándose a sí misma para lograr el Bien Común, en sentido autosuficiente porque ello deriva en un capitalismo salvaje, debido a la propiedad privada sobre los medios de producción, en el egoísmo y el individualismo exacerbados. El socialismo morazánico lleva a acentuar el bienestar de toda la colectividad en función de la reunificación de las conciencias hacia el Estado Constituyente, en función, por lo tanto, del respeto a la creatividad y el ingenio de la iniciativa de cada persona (y no sólo de cada individuo) para sostenerla como fundamento del sentido del honor y la lealtad para con la defensa de la dignidad humana. El concepto de persona es más profundo que el concepto de individuo, porque indica el sentido de solidaridad que cada ser humano tiene para con los demás y para consigo mismo de proteger la vida y el entorno natural.
El Estado Constituyente Morazánico se denomina así porque se deriva históricamente de la lucha por la Asamblea Nacional Constituyente que lo crea para construir espiritualidad de las leyes, es decir, su plena comprensión y asumción por parte de los ciudadanos. Sin embargo, aunque el Estado Constituyente Morazánico surge de la nueva Asamblea Popular en el siglo XXI, ya evoluciona a partir del propio Estado Liberal que existe en la actualidad al que supera, implantando una nueva forma democrática de la libertad (4).
El Estado Constituyente asume esa denominación porque instaura la formación estética plena del ser humano siguiendo los ideales morazánicos de reflexión ciudadana. El Estado es Morazánico porque reunifica a los grupos sociales todos en la construcción de una sociedad de nuevo tipo en la que, hombres y mujeres juntos, trabajan relacionalmente, es decir, en función de nuevas relaciones comprensivas, en aras de la fraternidad humana como utopía perfectamente posible y alcanzable. Se trata de lograr que todos participen en la construcción, la evolución y la evaluación simultáneos de los principios del nuevo Estado.
Por eso, el socialismo morazánico revolucionario acentúa la fuerza popular de la lucha política para lograr educar y formar al pueblo en ideales de emancipación que conviertan al Estado no sólo en garante de las leyes sino en organismo que desarrolle el espíritu constituyente de las leyes, es decir, en organismo creador de un nuevo fundamento político humanista. Esto se logrará por medios puramente pacíficos, pero firmes y enérgicos.
3.- La tesis de que en el capitalismo y, especialmente en el imperialismo, se puede volver atrás hacia una competencia “honrada”, “leal” y “pacífica”.
El liberalismo prosocialista aún cree que se trata de la lucha competitiva entre grandes y pequeñas empresas, entre establecimientos técnicamente atrasados y establecimientos de técnica avanzada, y que esa brecha se puede cerrar con la consultoría profesional cuando en realidad se trata de la estrangulación por los monopolistas de todos aquellos que no se someten al monopolio, a su yugo, a su arbitrariedad. No se trata, pues, de soñar con volver atrás, a la competencia “libre”, “pacífica” y “honrada”, porque las condiciones del imperialismo establecen que los que ahora hacen la ganancia son los genios de las maquinaciones especulativas con la socialización de la producción que surge en el capitalismo monopolista. Para explicar cómo funciona este mecanismo de la maquinación especulativa con la socialización de la producción, Lenin cita a Kestner y dice lo siguiente: “Incluso en el terreno de la actividad puramente económica —escribe Kestner—, se produce cierto desplazamiento de la actividad comercial, en el sentido anterior de la palabra, hacia una actividad organizadora especulativa. Consigue los mayores éxitos no el comerciante, que valiéndose de su experiencia técnica y comercial sabe determinar mejor las necesidades del comprador, encontrar y, por decirlo así, “descubrir” la demanda que se halla en estado latente, sino el genio especulativo (?!) que por anticipado sabe tener en cuenta o intuir al menos el desenvolvimiento en el terreno de la organización, la posibilidad de que se establezcan determinados lazos entre las diferentes empresas y los bancos...” (Lenin, 1961: 710). Y Lenin agrega: “Traducido al lenguaje común, esto significa: el desarrollo del capitalismo ha llegado a un punto tal, que, aunque la producción mercantil sigue “reinando” como antes y es considerada la base de toda economía, en realidad se halla ya quebrantada, y las ganancias principales van a parar a los “genios” de las maquinaciones financieras. Estas maquinaciones y estos chanchullos tienen su asiento en la socialización de la producción; pero el inmenso progreso de la humanidad, que ha llegado a esa socialización, beneficia...a los especuladores” (Lenin, ídem, pág. 710. Hemos enfatizado el original).
4.- La tesis de que se puede superar dentro del imperialismo su contradicción fundamental: el aumento de la apropiación privada de la producción mientras que la producción pasa a ser social.
El liberalismo prosocialista no observa que la contradicción fundamental del imperialismo reside en la manipulación especulativa de la socialización de la producción cuando la competencia se convierte en monopolio. Como explica Lenin: “La competencia se convierte en monopolio. De ahí resulta un gigantesco progreso de socialización de la producción. Se socializa también, en particular, el proceso de los inventos y perfeccionamientos técnicos. Esto no tiene ya nada que ver con la antigua libre competencia de patronos dispersos, que no se conocían y que producían para un mercado ignorado. La concentración ha llegado a tal punto, que se puede hacer un inventario aproximado de todas las fuentes de materias primas (por ejemplo, yacimientos de minerales de hierro) de un país, y aun...de varios países y de todo el mundo. No sólo se realiza este cálculo, sino que asociaciones monopolistas gigantescas se apoderan de dichas fuentes. Se efectúa el cálculo aproximado de la capacidad del mercado, que las asociaciones mencionadas se “reparten” por contrato. Se monopoliza la mano de obra capacitada, se contratan los mejores ingenieros, y las vías y los medios de comunicación...van a parar a manos de los monopolios. El capitalismo, en su fase imperialista, conduce de lleno a la socialización de la producción en sus más variados aspectos; arrastra, por decirlo así, a los capitalistas, en contra de su voluntad y conciencia, a un cierto nuevo régimen social, de transición entre la absoluta libertad de competencia y la socialización completa. La producción pasa a ser social, pero la apropiación continúa siendo privada. Los medios sociales de producción siguen siendo propiedad privada de un reducido número de individuos. Se conserva el marco general de la libre competencia formalmente reconocida, y el yugo de unos cuantos monopolistas sobre el resto de la población se hace cien veces más duro, más sensible, más insoportable” (Lenin, 1961: 709. El subrayado es nuestro).
La socialización de la producción en el imperialismo y su dominio por la maquinación especulativa se demuestra en la importancia que adquieren los bancos con el capital financiero en el control del aparato administrativo y político del Estado. Sobre esto señala de nuevo Lenin lo siguiente: “Los capitalistas dispersos vienen a formar un capitalista colectivo. Al llevar una cuenta corriente para varios capitalistas, el banco realiza, al parecer, una operación puramente técnica, únicamente auxiliar. Pero cuando esta operación crece hasta alcanzar proporciones gigantescas, resulta que un puñado de monopolistas subordina las operaciones comerciales e industriales de toda la sociedad capitalista, colocándose en condiciones — por medio de sus relaciones bancarias, de las cuentas corrientes y otras operaciones financieras—, primero, de conocer con exactitud la situación de los distintos capitalistas, después, de controlarlos, de ejercer influencia sobre ellos mediante la ampliación o la restricción del crédito, facilitándolo o dificultándolo y, finalmente, de decidir enteramente su destino, de determinar su rentabilidad, de privarles de capital o de permitirles acrecentarlo rápidamente y en proporciones inmensas, etc.” (Lenin, 1961: 717-718. El énfasis en el original).
El liberalismo socialista debe denunciar el mecanismo de la especulación monopolista que enriquece a la oligarquía y que empobrece a los comerciantes no avozarados. El socialismo morazánico revolucionario existe para asumir la fuerza empresarial honesta que quiera desarrollar el capital nacional e invertir en el desarrollo de su país compartiendo la responsabilidad social de las utilidades con los trabajadores y empleados. Esto significa que debemos ayudar a aquellos empresarios que respetan a sus trabajadores a romper el control monopolista para que, asociándose con sus propios empleados en nuevas formas de capital-social-conjunto, traigan consolidación a las iniciativas privadas nacionales. Significa, además, que los pequeños empresarios que luchan contra el yugo monopolista puedan liberarse de dicha opresión y se organicen en la “Resistencia Empresarial” contra la oligarquía que los oprime dentro de una falsa asociación.
5.- La visión estrecha de que la sociedad hondureña se encuentra polarizada y dividida entre los que están a favor y los que están en contra del golpe de Estado militar anticivil del 28 de junio de 2009.
El liberalismo prosocialista aún ve en la actual situación politica sólo una profunda polarización extrema entre los que están a favor y los que están en contra del golpe militar anticivil del 28 de junio de 2009(5). El socialismo morazánico revolucionario, por el contrario, ve una sociedad que ha empezado a unificarse en aras de un ideal constituyente y participativo que se fortalece más y más y que despierta la conciencia popular hacia una nueva forma de lucha reivindicativa contra los que acaparan la riqueza.
6.- La visión liberalista de que la lucha se concibe como un movimiento de reivindicación de la sexualidad privada de las personas y no, esencialmente, como lucha de clases contra grupos oligárquicos.
La Resistencia es la suma de muchos grupos sociales, sin distingo de raza, religión, edad, etnia o sexo. De ahí que el nombramiento de los llamados grupos homosexuales o de lesbianas resulte innecesario, porque la lucha no se define por la orientación sexual de las personas sino por la orientación de clase, del enemigo de clase y del enemigo de la humanidad(6). Compañeros, no debemos caer en las visiones pequeñoburguesas que quieren imprimirle al movimiento un carácter aparentemente amplio y general, sólo porque nombra grupos de determinadas inclinaciones. La orientación sexual de las personas no nos interesa, mientras no sea una perversión pederasta contra los niños que tengamos que denunciar y erradicar. El Partido Morazánico de la Resistencia Nacional debe incorporar a todos los grupos sociales sin distinción pero sin nombrar la preferencia sexual para no discriminar a las personas por sus inclinaciones sexuales: simplemente se trata de compañeros que se unen a la lucha popular como lo hacen todos los demás; no es necesario decir en qué consiste su vida privada.
III.- ¿Cómo las diferencias van madurando el movimiento?
Las diferencias políticas que persisten en la actualidad en la Resistencia Nacional no constituyen un obstáculo para la reunificación de la izquierda hondureña. Por el contrario, dichas diferencias políticas y de opinión constituyen un enriquecimiento de planteamientos que en permanente intercambio deliberativo y discursivo intentan formular, desde el mejor argumento teórico y en un intercambio firme y decidido, la superación de las visiones estrechas o ilusorias acerca del actual sistema económico del capitalismo globalista. Por eso, compañeros, no debemos quedarnos en el simple asumir de los planteamientos de cada una de las tendencias actuales, sino que debemos llevar ambas hacia una renovación profunda en aras del fin transformador radical de toda la sociedad hondureña. Debemos unificar el proceso político en función de un fundamento de civilidad que traiga respeto y reconocimiento al pueblo hondureño, a sus tradiciones más importantes, para que un nuevo orgullo nacional haga brillar y elevarse a sus nuevas generaciones. Las tendencias políticas de la Resistencia Nacional no dividen el movimiento ni lo dispersan. Constituyen un factor de maduración que deja atrás la inconciencia del bipartidismo hacia la unificación morazanista de los ideales patrios; hacia los principios de conquista valiente de un sitial histórico para la desobediencia civil del pueblo ante la injusticia y la opresión.
IV.- ¿Cómo se complementan las tendencias políticas de la Resistencia Nacional?
Las tendencias políticas de la Resistencia Nacional se complementan en tanto van constituyendo una fuente permanente de rescate de valores y no de intensificación de conflictos, y en tanto ésta va reconociéndose como una nueva etapa para los movimientos sociales de América Latina y el mundo. Como ha señalado el compañero Ricardo Salgado, “este Partido Morazánico de la Resistencia Popular está llamado a ser el representante y defensor de las causas populares frente a la manipulación oligárquica. Hoy nos planteamos con seriedad la necesidad de cambiar todos los estamentos del Estado hondureño; aquí no cabe ningún otro término más que refundación. Es imperativo acabar con el “Congreso Nacional Sociedad Anónima”. Necesitamos un Congreso donde se encuentren verdaderos representantes de la voluntad popular, que estén dispuestos a dejar que sea la voluntad soberana de éste la que prevalezca en asuntos fundamentales para la patria” (Salgado, 2010: 1).
En este sentido, es el principio de refundación de Honduras el que debe orientar toda la lucha popular para transformar las instituciones en centros de administración democrática y efectiva al servicio de la población. En ello reside el principal elemento de complementación de las tendencias políticas del Partido del Pueblo: la recuperación de la esencia histórica de la lucha que se legitima en que tiene sus raíces en la situación interna de injusticia que vive el pueblo. Por eso tiene razón Manuel Torres Calderón cuando señala que “la élite empresarial y política resiste, con ciega ideología derechista, cualquier acuerdo social construido de abajo hacia arriba. Para ella todo el conflicto comienza y termina con el Presidente Zelaya y con la influencia de Chávez. El trasfondo de desigualdad y pobreza acumulado durante años no existe. Tampoco reconocen que haya un despertar de la cultura de participación ciudadana y que el sistema político —incluyendo el electoral— se esté desplomando” (Torres Calderón, 2010: 2).
V.- El Partido Morazánico de la Resistencia Nacional: Su esencia política y sus principios:
La esencia política del Partido Morazánico de la Resistencia Nacional descansa en el pilar fundamental de la resistencia personal ante cualquier agresión externa a la propia dignidad humana. Parte, pues, de un esfuerzo individual por responder activamente ante los abusos de que pueda ser víctima todo ser humano por parte de otros individuos o por parte de la sociedad y el Estado. Sin embargo, esa reacción de espontánea autodefensa no se queda en el plano puramente personal, sino que evoluciona hacia la conciencia social creativa que crea espacios públicos para defender al pueblo contra la impunidad. El principal flagelo de las sociedades actuales es la superficialidad con la que se educa a las poblaciones para que acepten sumisas la alienación violenta de su mundo individual y colectivo. Ante ello, la resistencia constituye un principio de autovalorización contra el engaño, la farsa, la falsedad, el cinismo y la ausencia de valores. Honduras eleva una bandera de necesaria negación rotunda, para aprender a decir no a toda intromisión de su espacio vital, para enarbolar los siguientes principios fundamentales que se tornan condición organizativa del partido del pueblo:
1. Los hondureños queremos la igualdad social y de distribución de la riqueza y no únicamente el reconocimiento formal de las libertades individuales básicas.
2. Por eso los hondureños queremos relaciones sociales de producción y de construcción política que nos permitan ser espontáneos, conscientes y naturales, no queremos que funcionalicen nuestras vidas.
3. Los hondureños queremos ser organizados y creativos, pero no queremos que nos sometan al imperio de la mecanización de la vida.
4. Los hondureños queremos trabajar en función de un proyecto político propio.
5. Los hondureños defendemos la vida, no queremos el culto a la muerte ni la necrofilia.
6. Los hondureños defendemos la vida privada, no queremos la intromisión en la vida de otros.
7. Los hondureños defendemos a los niños y niñas, no queremos su perversión ni la muerte de su inocencia.
Lo anterior nos lleva, compañeros, al problema de la necesidad de definición político-ideológica de la Resistencia Nacional para combinar el liberalismo prosocialista con el socialismo morazánico sin caer en una contradicción de sus postulados filosóficos. Esa definición comienza por la restitución histórico-política de la figura nacional de Francisco Morazán, prócer asesinado injustamente por no ser liberal(7) y por defender la causa de la revolución centroamericana en la lucha contra la aristocracia burguesa terrateniente-feudal. Una lucha que sigue planteada para nuestro tiempo histórico presente. Francisco Morazán fue un ilustrado revolucionario iluminista que definió una concepción nueva del Estado al fundar éste en la idea de un pacto entre gobernantes y gobernados, con derecho a la rebelión por parte de los últimos si los primeros se apartan de una línea de justicia: “Si todas las autoridades —escribió Morazán— faltan a su obligación, la libertad peligra y los que componen la sociedad se hallan en el caso de recobrar la facultad que delegaron en los que han abusado del poder” (“Manifiesto dirigido por el Jefe de Estado, general Francisco Morazán, a los habitantes de los pueblos de Honduras”, en: Rafael Bardales Bueso, Pensamiento Político del General Morazán, Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 1985, pág. 35, citado por Becerra, Longino, 2007: 20)
El liberalismo clásico ha consistido en el reconocimiento de la libertad en referencia a los derechos individuales, en la libertad del individuo, especialmente su derecho a la propiedad. Pero esto lleva a un problema crucial: “El problema ético de la libertad en sentido político estricto consiste en que poner en acción las libertades individuales depende de los medios con cuya ayuda pueden realizarse los proyectos, intenciones y deseos individuales. Esto lleva hacia el problema principal del liberalismo: por qué y en qué extensión deben ser garantizadas estatalmente las libertades básicas” (Becker, 1990: 27 116-117). El precio que se tiene que pagar por el derecho a la propiedad “consiste en intervenciones estatales sobre la disposición de los productos económicos de las libertades individuales. La escala conductora de la intervención estatal es la idea de igualdad social, que ha surgido, por así decirlo, de manera histórico-lógica a partir del proceso de democratización de la época moderna. Incuestionablemente, el concepto de Estado de derecho, bajo las condiciones de democratización, es decididamente más que un simple “árbitro imparcial”. Se convierte en la instancia de distribución social de los productos económicos de las libertades individuales” (Becker, 1990: 135. Hemos subrayado el original).
Esto significa que es este mismo proceso de democratización mundial y su avance el que nos está llevando hacia el socialismo morazanista en nuestro país y está planteando la libertad como posible sólo en complementación con la igualdad social en relaciones de producción cooperativas donde reine la camaradería, el respeto y los fines colectivos de distribución de la riqueza(8). Esto significa, además, que en Honduras no sólo nos enfilamos hacia la reforma del Estado liberal sino hacia la revolución democrático-progresista-popular de las relaciones sociales en su conjunto. Esa revolución es morazánico-socialista porque tiene como fundamento esencial la defensa de la igualdad social como principio básico, defensa de los valores y la conciencia morazanista que, indiscutiblemente, van más allá de los postulados liberales.
¡VOLVEREMOS COMPAÑEROS!
BIBLIOGRAFÍA
1. BARDALES BUESO, RAFAEL. 1985. Pensamiento Político del General Morazán, Tegucigalpa: Editorial Universitaria.
2. BECERRA, IRMA. 2009. “Morazán en el Imaginario Colectivo de la Resistencia”. Conferencia expuesta en la sede del COPEMH el lunes 14 de septiembre de 2009.
3. BECERRA, IRMA. 2009. “El Estado Socialista Constituyente Morazánico”. Conferencia inédita del 24 de octubre de 2009.
4. BECERRA, LONGINO. 2007. Morazán Revolucionario. El liberalismo como negación del iluminismo. Tegucigalpa: Editorial Baktún.
5. BECKER, WERNER. 1990. La libertad que queremos. La decisión para la democracia liberal. México: Fondo de Cultura Económica.
6. CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DE HONDURAS. Decreto No. 131 del 11 de enero de 1982. Congreso Nacional. Tegucigalpa: Guaymuras. 2006. 6a. Edición.
7. DÍAZ CHÁVEZ, FILÁNDER. 1988. Pobre Morazán Pobre. Tegucigalpa: Editorial Guaymuras.
8. LENIN, VLADIMIR ILICH. 1961. “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, en: Obras escogidas en tres tomos. Moscú: Editorial Progreso. Tomo 1. Págs. 693- 798.
9. SALGADO, RICARDO. 2010. “Honduras: Llegó el momento de buscar la toma del poder: el partido del pueblo”, en: voselsoberano.com del jueves 7 de enero de 2010.
10. SALOMÓN, LETICIA. 2009. “El golpe de Estado en Honduras: el contexto crítico de la democracia”. Texto de Internet del 11 de julio de 2009.
11. TORRES CALDERÓN, MANUEL. 2010. “Crónica de Honduras: cuando la crisis se vuelve más oscura”. Texto de Internet enviado el jueves 7 de enero de 2010.
NOTAS:
(1) El artículo 239 de la Constitución señala lo siguiente: “El ciudadano que haya desempeñado la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser elegido Presidente o Vicepresidente de la República. El que quebrante esta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoyen directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus respectivos cargos y quedarán inhabilitados por diez (10) años para el ejercicio de toda función pública” (Constitución de la República, 2006: 112).
(2) Hemos desmenuzado la filosofía política del General Francisco Morazán Quezada en nuestro estudio “Morazán en el Imaginario Colectivo de la Resistencia”. Conferencia expuesta en la sede del COPEMH el lunes 14 de septiembre de 2009.
(3 ) Hemos señalado en otra oportunidad que “constituyente es el método político de construcción universal para coordinar, organizar y unificar relacionalmente criterios en una sociedad dispersa y dividida por la explotación, con la finalidad de defender y garantizar la evolución de la inteligencia en la historia y la sociedad. Es la creación del mundo como centro común de la participación y la solidaridad”, en: “Morazán en el Imaginario Colectivo de la Resistencia”. Conferencia expuesta en la sede del COPEMH el lunes 14 de septiembre de 2009. Pág. 2.
(4) Sobre el tema de la libertad que queremos vamos a escribir una conferencia especial (N.d.A.).
(5) Sobre esto señala la socióloga liberal Leticia Salomón lo siguiente: “Una sociedad fuertemente dividida: Uno de los saldos más negativos del golpe de Estado del 28 de junio es la polarización extrema de la sociedad entre los que están a favor y los que están en contra del mismo. La polarización partidaria, mediática y religiosa ha impregnado la vida cotidiana y obligado a los más cautelosos a guardar silencio y posicionarse en uno u otro extremo, cuando no les queda otra alternativa. La polarización se expresa también en los sectores que apoyan el golpe (los perfumados, según el criterio popular) y los que lo cuestionan (la chusma, según los otros) y va dando lugar a una nueva polarización (ricos y pobres) que desplaza las polarizaciones más conocidas y mejor manejadas por la sociedad (liberales y nacionalistas, católicos y evangélicos, nacionales y extranjeros, jóvenes y mayores, motaguas y olimpistas). La polarización social, fuertemente estimulada desde los medios de comunicación y las iglesias, constituye una profunda grieta en la vida democrática porque ha socavado valores esenciales de la democracia con el pluralismo, la tolerancia, la solidaridad y el respeto a la diversidad. Reconstruir la cohesión social es una tarea urgente para el país que pasa por la exigencia de cuentas a los que propiciaron esta situación, el rechazo al autoritarismo manifiesto en los golpistas y la reflexión sobre el papel negativo que han jugado en este proceso todos los que provocaron, propiciaron y estimularon la confrontación, para construir colectivamente la memoria histórica y sacar las lecciones que nos han dejado a todos esta experiencia golpista” (Salomón, 2009: 8).
(6) He tratado sobre este tema en mi conferencia “El Estado Socialista Constituyente Morazánico”. Conferencia inédita del 24 de octubre de 2009.
(7) Por eso, como apunta Filánder Díaz Chávez, Francisco Morazán carecía de “desgarramiento interno por una contradicción entre los intereses de su clase y la ideología sustentada (al revés de José Cecilio del Valle)” (Díaz Chávez, 1988: 99).
(8) Vamos a tratar la esencia del liberalismo y el socialismo en una conferencia especial.
Por IRMA BECERRA
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