Después de derroches, resacas y sentimientos que nos han dejado las festividades de navidad y de despedida y bienvenida de un año, despertamos a la siempre compleja realidad hondureña. Culminamos un año cargado de las mismas dinámicas de exclusión y violencia, de polarización y confrontaciones entre diversos sectores que sólo se conciben a partir de la eliminación del contrario. Un año repleto de precariedades para la mayoría de la población.
A pesar de las proyecciones, nada halagadoras, la población comienza con la lista de retos y nuevas tareas a iniciar este 2011. Ahorrar, tener mejor salud, conseguir un empleo, continuar los estudios o simplemente luchar por llevar los tres golpes diarios, son en su mayoría los anhelos a perseguir.
Con el arranque del nuevo año, tenemos la necesidad de trabajar en la ruta de salida al terreno movedizo político y social que enfrenta el país. Una apuesta por el diálogo sin cálculos y con la escucha puesta de cada sector a lo que proponen los otros, incluso los que han estado en el sector más apuesto o contrario, es la condición para alcanzar mínimos consensos nacionales para encontrar una ruta de salida a la crisis del país.
Cualquier propuesta que provenga de un único sector se estrellará con una mayor conflictividad. El país necesita de consensos mínimos que se constituya en un pacto social en el que se concreten las transformaciones sociales, económicas, políticas, culturales, jurídicas e institucionales que la población y el tiempo presente demandan.
Entramos a la encrucijada, O avanzamos hacia una negociación desde una franca e incluyente mesa de diálogo de donde surjan las nuevas reglas del juego, o seguimos los mismos patrones que nos mantiene en un país empobrecido, excluyente y violento. O nos abrimos todos los sectores a una nueva lógica que rompa con la que nos condujo hasta la actual polarización e ingobernabilidad, o seguiremos en el atolladero del cual sólo los violentos saldrán gananciosos.
El comienzo de un año es una oportunidad para amanecer a nuevas actitudes y nuevas energías positivas. No perdamos la ocasión. Hoy es un tiempo para despertar y crecer en conciencia ciudadana, para trabajar desde abajo, comenzar procesos de organización y formación desde nuestros barrios, colonias y comunidades.
Sólo desde abajo tendremos reales oportunidades para refundar una nueva Honduras, donde lo humano sobrepase los capitales, donde la gente pueda vivir en total dignidad. Un nuevo pacto social que recoja mínimos consensos a partir de un diálogo incluyente, es nuestra demanda y nuestra apuesta en este año que apenas amanece.
Fuente: Radio Progreso