miércoles, 1 de julio de 2009

El fascismo resucita en Centroamérica

Por Mario Roberto Morales

albedrio.org

América Latina ha vuelto a polarizarse. Y, tristemente, en los mismos términos de la extinta guerra fría. ¿La razón? El lastre que sus oligarquías representan para el desarrollo de un capitalismo moderno que desemboque en formas democráticas de desarrollo económico.

El golpe de Estado militar en Honduras lo comprueba, y a la vez confirma que el fascismo está vivo en Centroamérica, tanto en sus formas anticuadas de gorilismo represivo, como en otras, más aclimatadas al capitalismo transnacional corporativo, que incluyen variadas formas de acumulación informal como el narcotráfico, el delito organizado, las pandillas juveniles como fuerzas de choque de grupos paralelos de poder militar, y los sicarios profesionales ligados a intereses oligárquicos de una ultraderecha monopolista, cuyo discurso neoliberal sigue propugnando por todo aquello que hundió al planeta en la actual crisis económica: expansión de lo privado a costa de la privatización de lo público, anulación del Estado y ausencia de políticas sociales.

Guatemala iba a ser, para variar, la prueba piloto para esta ofensiva oligárquica, pero el plan orquestado por el fascismo local fracasó. Hubo una ofensiva militar de asesinato de pilotos de autobuses que desembocó en la “solución” llamada Pro Reforma y en la eliminación de un miembro de la derecha por parte de sus “amigos”, la cual “justificó” la movilización de derechistas incautos manipulados por la élite fascista-neoliberal aglutinada en la dirigencia de la escuela de formación de cuadros de ultraderecha llamada Universidad Francisco Marroquín (UFM), todo con el objetivo de derrocar al actual gobierno, autodenominado socialdemócrata.. El exacerbado temor oligárquico a Hugo Chávez y a la iniciativa latinoamericanista que representa, llegó a un clímax con el triunfo del FMLN en El Salvador. Por eso se orquestó aquí un golpe de Estado. No tuvo éxito gracias a la madurez política que ha alcanzado el pueblo guatemalteco, cuya resistencia ideológica neutralizó el despliegue propagandístico de la prensa oligárquica.

Pero en Honduras la cosa fue diferente. Después del fracaso de la conspiración guatemalteca (pilotos asesinados, Rosenberg sacrificado por “amigos” y el globo de Pro Reforma inflándose en vano cada vez más), la oligarquía hondureña no perdió el tiempo en manipulaciones de su exigua democracia y recurrió a la mano dura del fascismo desembozado, ese mismo que el profesor de la UFM, Giovanni Fratti, vociferó en un restaurante capitalino para intimidar a una columnista que él considera (horror de horrores) “guerrillera”. Y fue así que los gorilas secuestraron al presidente Zelaya, falsificaron una carta de renuncia, y un corrupto y servil Congreso invistió a un fantoche al que Chávez llamó, con gran tino, “Goriletti”, como flamante presidente de Honduras.

Lo ocurrido allí es un anuncio de lo que va a ocurrir en Guatemala, si es que Pro Reforma prospera en nuestro Congreso. Al acecho están las resacas del MLN, el PAN, la GANA, el FRG, VIVA, el PP y otras agrupaciones de ultraderecha para ungir al elegido de la oligarquía que seguirá imponiendo el neoliberalismo a contrapelo de su estruendoso fracaso expresado en la crisis económica mundial que padecemos.

Las fuerzas populares dispersas deben organizarse y las ya organizadas movilizarse, para impedir que las oligarquías regionales cerquen al gobierno salvadoreño mediante un golpe en Guatemala. Hay que aislar al gobierno espurio de Honduras y hacer prevalecer la democracia guatemalteca.

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