sábado, 29 de mayo de 2010

Honduras, sumergido en las honduras de la muerte

El golpe de estado terminó de diluir las instituciones hondureñas, dejando el país en una thanatocracia
Ollantay Itzamná
Honduras, país de tierras fértiles, envidiables bosques frondosos, apetecibles reservas de agua dulce, y de gente apasionadamente hospitalaria, soporta una brutal dictadura de la violencia fratricida. Según el último informe del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, en el 2009 se perpetraron 8,154 muertes violentas en el país (más de 22 muertos diarios). De los cuales, 5, 265 fueron homicidios (14 por día). Esta situación coloca a Honduras en uno de los países más peligrosos y violentos del mundo.

Si bien la violencia recrudeció con el golpe militar del 28 de junio pasado, sin embargo, la violencia se agudizó en el régimen golpista y en el gobierno actual. Todos los informes, nacionales e internacionales, denuncian de la sistemática violación de los derechos humanos en el país, pero la interminable lista fúnebre sigue y suma. ¡Infelizmente Honduras se está convirtiendo en el Hades donde reina el Thanatos!

Desde diferentes rincones del país se oyen estridentes gritos ahogados de sentenciados/as a muerte por sicarios anónimos. Pero la ayuda no llega de ninguna parte. Periodistas valerosos, dirigentes del Frente Nacional de Resistencia y personas comprometidas con el sueño de una nueva Honduras viven invadidos por la incertidumbre porque sus futuros están inscritos en la macabra lista negra de sentenciados a muerte por sicarios organizados y traídos desde tierras extrañas para matar. Y así, la inseguridad y la zozobra se apodera de la sociedad hondureña.

Todos los días medios empresariales de información nacional hacen rating con titulares e imágenes dantescas de familias enteras acribilladas y de decapitados que superan toda imaginación de películas de terror. ¡El sicariato, de tanto reiterarse, se está “naturalizando” en la idiosincrasia pacífica de la población hondureña!

¿Qué ocurrió para que Honduras se convirtiera en un país tan violento, incluso mucho más que los países en estado de guerra? ¿Qué hizo que este país de gente amable y cariñosa asumiera el desprecio por la vida como parte de su cultura diaria? De los países de Centro América, Honduras fue uno de los pocos países que se mantuvo fuera del fratricidio de la guerra civil.

En Honduras, la poca institucionalidad que se había intentado consolidar, con mínimo respaldo social, terminó diluyéndose con el golpe militar y el régimen dictatorial. El famélico Estado nación en crisis, fue sistemáticamente sepultado por el golpe de estado reciente. ¡No existe Estado de Derecho, ni garantías para quienes piensen y actúen de manera distinta al régimen actual! El gobierno de Pepe Lobo, quien intenta hacer de equilibrista en un contexto generalizado de desencuentro nacional, se encuentra capturado por las élites golpistas, promotoras de la muerte, que no escatiman irracionalidad alguna con tal de mantener sus privilegios.

El Tribunal Supremo de Justicia, el Ministerio Público e instituciones públicas de información permanecen en manos de sujetos y promotores del golpismo. Sobre el actual Fiscal General de la República pesan denuncias de violación de los derechos humanos, pero el sistema judicial lo protege. Mientras, el mismo aparato judicial expulsa a jueces, educadores y otros funcionarios públicos que resistieron al golpe de estado.

Un cura, refiriéndose a los responsables de investigar los asesinatos dijo, hace dos domingos atrás en su homilía: “Qué van a investigar, sin son ellos quienes contratan y pagan a los sicarios para callar al pueblo”. Y el Director de la Radio Voz del Occidente, desesperado denunció el sábado pasado: “Yo, mis hijos y familia estamos amenazados de muerte, nos disparan a la casa, pedimos auxilio a la policía, denunciamos ante la fiscalía, pero nadie se mueve…”

De esta manera, las irresponsables élites empresariales/militares y narcotraficantes intentan mantener sometido al pueblo infundiendo miedo y terror, sin percatarse que el Frankestein (cultura del sicariato) que han puesto a andar no descansará hasta engullir a sus progenitores. Y, entonces, Honduras habrá dejado de ser el terruño firme y seguro que alguna vez infundió aliento y certidumbre a los intrépidos navegantes de las Europas que por vez primera pisaban tierra firme en meses de naufragio.

Fuente: Kaosenlared.net






No hay comentarios:

Publicar un comentario