lunes, 28 de septiembre de 2009

En Honduras ha retrocedido la historia

Por el Frente Nacional de Lucha por la defensa de los servicios públicos y los recursos naturales - FNL - Guatemala, 28 de septiembre de 2009

El golpe de Estado que los sectores de derecha dieron en Honduras, mano a mano con sus títeres de siempre: los militares, significa para los pueblos del Istmo Centroamericano una inaceptable vuelta a un pasado tenebroso, de amarga y aún fresca memoria.

Lo que sucedió en Honduras el 28 de junio a las 5:00 de la mañana fue un zarpazo contra los derechos humanos de los trabajadores y trabajadoras y contra todos los ciudadanos hondureños y de la región. Ese día, los eternos enemigos de la democracia despertaron al país y al mundo arremetiendo con balas y bayonetas, haciendo una demostración de fuerza para secuestrar al Presidente de la República legítimamente electo por el voto popular, sacarlo del país, consumar un golpe de estado militar e instaurar así un régimen de facto.

Con saña, alevosía y ventaja atacaron la propia institucionalidad que ellos mismos habían promovido durante décadas. Se confabularon para participar en este golpe de estado un grupo de diputados del Congreso Nacional, la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio Publico, Las Fuerzas Armadas, la Iglesia Católica, algunas iglesias evangélicas, los dueños de los grandes medios de prensa y otros empresarios corruptos que ayudaron a financiar y a promover el golpe.

Esa alianza explícita de las derechas más atrasadas ha encontrado, como un sólido valladar de voluntades adversas a las suyas, la alianza combativa de las organizaciones populares.

El movimiento sindical resiste junto al pueblo hondureño. La Confederación Unitaria de Trabajadores de Honduras, CUTH, como organización de los trabajadores, comprometida con los anhelos de justicia del pueblo hondureño, sin vacilaciones ha dicho presente al llamado que ha hecho el pueblo hondureño en estos momentos tan difíciles y oscuros de su historia, en los cuales los tienen inmersos los grupos más retrógrados que, a lo largo de la historia, han gobernado y continúan gobernando de facto al país.

La oligarquía responsable del golpe de estado no contó, en sus valoraciones, con la valiente resistencia que ha ofrecido el pueblo hondureño. Organizaciones de mujeres, indígenas, sindicales, de maestros, campesinas, de pobladores, partidos independientes, ciudadanos, han resistido desde el momento mismo del golpe y han convergido en el “Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado”. La organización se ha extendido ya a todo el territorio nacional hondureño. La resistencia pacífica ha sido la característica principal de la lucha. Miles de hondureños y hondureñas han salido día a día a las calles en varias ciudades del país para protestar y exigir primero el retorno del orden constitucional y, ahora, la realización de una Asamblea Nacional Constituyente, dado que la Constitución que estaba vigente fue despedazada por las fuerzas golpistas.

El régimen de facto ha respondido con la represión militar. Muchas personas, a partir de ese momento, han sido víctimas de muerte, persecución, vejaciones y encarcelamiento.

Las derechas golpistas han pretendido en vano hacer uso del terror para callar la voz del pueblo. Los organismos de derechos humanos han tenido que intervenir para proteger la vida de los opositores.

El 5 de julio las fuerzas militares con francotiradores, dispararon a mansalva a una manifestación multitudinaria que se aprestaba a recibir pacíficamente al Presidente Zelaya, en ella murió Isis Obed Murillo, un joven de 19 años que se encontraba entre los manifestantes, un número de 10 personas resultaron heridas.

En América Latina, las tristes y oscuras épocas en las que los golpes de estado, las juntas de notables, los triunviratos, los dictadores de pacotilla y otras figuras afines, impuestas siempre por la fuerza de las armas y al servicio de la voluntad política o la codicia sin límite de esos mismos sectores mencionados, parecían haber quedado sepultadas en el pasado.

Sin embargo, los hechos recientes ocurridos en Honduras nos evidencian que eso no es así. El retorno a las páginas más negras de la historia está en la agenda de los sectores que, como siempre, se colocan como enemigos de los pueblos.

En el momento en que las derechas ven ligeramente amenazados sus múltiples y mal habidos privilegios, sin más ni más sueltan a sus perros de la guerra. Rompen así no sólo con el orden constitucional, sino que, de paso, hacen añicos su propio discurso a favor de su modelo de democracia. Durante décadas sostuvieron que la “democracia” sólo existía en la medida en que se den elecciones, Bien sabían que ellas, las derechas, podían controlar a su antojo esos procesos electorales. Pero se les quebró el esquema. En Honduras, como en otros países del Continente, las derechas empezaron a asustarse ante el avance de las posiciones y planteamientos que nacen desde el seno de los pueblos.

Entonces, el golpe en Honduras no fue solamente contra un Presidente legítimamente electo. Fue también en contra de los justos sueños y aspiraciones de todo un pueblo. Fue en contra de un futuro mejor para todos y todas, y a favor de un ingrato pasado. Fue impulsado por los ricos, en contra los pobres.

Ante el reciente retorno del Presidente Zelaya al país, quien se encuentra refugiado en la Embajada de Brasil, los hechos de represión se han agudizado, sin que ello se baste para detener la voluntad de lucha del pueblo. Por el contrario, la lucha contra el régimen golpista ha escalado en su intensidad.

El régimen de facto ha suspendido las garantías individuales contempladas en la Constitución de la República, al grado que el derecho a la libre expresión y la inviolabilidad del domicilio ha sido suspendido, pudiendo ser violado en el momento que lo determinen los organismos de represión del Estado.

La libertad de circulación ha sido conculcada. Desde el día del golpe de estado se ha instaurado el toque de queda, que levantaron porque, a raíz del mismo, los empresarios habían sufrido pérdidas millonarias. Es decir, a los golpistas no les importan los derechos de la población, ni la sangre, ni la violencia. Cuando ven afectados sus bolsillos entonces retroceden un poco. Organismos de derechos humanos han denunciado la autoría de más de 20 muertes, ocurridas en horas que prevalece esta medida, señalándose como principal sospechosa a las fuerzas militares, quienes son las que controlan la circulación de las personas.

Escuadrones de la muerte, organizados por las fuerzas golpistas, persiguen a dirigentes populares en la costa norte hondureña para apagar la voz de protesta contra el gobierno golpista de Roberto Micheletti.

Hugo Maldonado, presidente del Comité de los Derechos Humanos, en San Pedro Sula, informó a Prensa Latina que en las últimas horas individuos armados merodean su vivienda y la de otros líderes populares."Tengo informes de que ya tienen casas, propiedad de particulares, para mantener presos a los dirigentes que detengan" dijo Maldonado. El dirigente solicitó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) intervenir inmediatamente antes de que el país se convierta totalmente en un escenario de cacería humana.

"Estamos en una situación que es peor a la que vivimos en la década de los ochenta, cuando muchos de los militares, que forman parte del gobierno golpista, desaparecieron a muchos hondureños", recordó Maldonado. En esas condiciones de clara ingobernabilidad, de caos, de represión contra el pueblo, de violencia militar, las derechas golpistas tienen el descaro de convocar a elecciones generales para el próximo 29 de Noviembre. Elecciones, claro, promovidas y controladas con las puntas de las bayonetas que les sirven fielmente.

A este llamado a elecciones inauditas se suman, a coro, las voces de todas las derechas. Oscar Arias, desde Costa Rica, maniobra diplomáticamente para favorecer a las derechas con la convocatoria a elecciones y, con ello, mancilla el Premio Nobel de la Paz que le fue concedido décadas atrás.

El Departamento de Estado de los Estados Unidos, en la voz de Hillary Clinton, se adhiere al discurso de Arias, (o, quizás, se lo escribe para que su títere lo lea, como ocurrió durante los años 80), con lo cual el Gobierno Estadounidense da muestras de adherirse, si no abiertamente a los golpistas, cuando menos a los intereses de quienes controlan a los golpistas.

Las organizaciones populares, agrupadas en el Frente Nacional de Resistencia, por su parte plantean la necesidad de que, para que en el país retorne la calma, se convoque a la realización de una Asamblea Constituyente, desde la cual emane una nueva Constitución Política en la que se exprese, como marco jurídico superior, la voluntad mayoritaria del pueblo y se abran, así, espacios a la justicia, a la paz y a un auténtico desarrollo.

De cara a esa monstruosidad que ha sido impuesta al pueblo hondureño, resulta urgente, pues, activar la solidaridad internacional de manera efectiva. Los pueblos centroamericanos debemos, también, actuar con firmeza al respecto. Debemos respaldar, con acciones efectivas, el llamado a una Asamblea Constituyente.

Hasta el momento, la solidaridad la hemos expresado con acciones como plantones frente a las Embajadas de Honduras, como cierres de las fronteras por unas cuantas horas y, sobre todo, a través de una interminable comunicación vía correo electrónico, en la que comunicados, informaciones, análisis e interpretaciones van y vienen.

Nada de ello le hace merma alguna al régimen golpista. ¿Qué le importa a las derechas golpistas un plantón frente a cualquier Embajada de su país? ¿Qué les importa un cierre temporal de la frontera, sobre todo si se produce muy de vez en cuando? ¿En qué se ven afectados sus intereses egoístas, de manera real, por la intensa campaña de solidaridad vía internet?

Las derechas de la región miran, con honda satisfacción, cómo el tiempo va pasando, primero semanas, ahora meses, sin que hayan afectaciones serias sobre sus privilegios ni sobre el gobierno de facto que instalaron en Honduras, precisamente para perpetrar esos privilegios y perpetuar, así, la injusticia.

La auténtica resistencia ha estado sobre los hombros de las organizaciones populares de Honduras. Ellos y ellas han puesto, con dignidad y decoro, la sangre, el sudor y las lágrimas. Su coraje ha quedado fuera de toda duda.

Entre tanto, algo más deberíamos hacer las organizaciones hermanas de la región istmeña. Lo que hoy ocurre en Honduras no es un hecho aislado. Puede repetirse, con diferentes variables, en el resto de la región. En Guatemala las mismas derechas ya han lanzado sus globos de ensayo. Ya va siendo hora de que actuemos con medidas serias, de contundencia, que realmente afecten a quienes medran del golpe. Debemos adoptar, con carácter de urgencia, medidas que le hagan daño a los intereses propios de las derechas golpistas.


¡En Honduras se juega la libertad de nuestra América!

¡Fuera las derechas golpistas!

¡La lucha sigue!



FNL - www.estamosdefrente.blogspot.com

Fuente: www.albedrio.org

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