Agosto de 2009.
-¿Te rindes?
-Oh, no.
-¿Te dejas toletear?
-Oh, no.
-¡Aquí está la resistencia…todo el pueblo está presente pa que vuelva el presidente!
-¡Qué viva la resistencia!
(Colectivo Teatral Memorias)
Estamos dentro. Aquí la voz se resiste. Es el nacimiento de una ciudad clara, con nuevos colores, entusiasmo. Los gestos son elocuentes, vivas y enormes gotas se desprenden de este azul desde lo alto. Una iconografía nace desde el fondo de la voz…desde un sitio en el corazón de la tierra. Valiente nebulosa se desplaza en el confín hacia nosotros…Hay un dolor más abajo, una necesidad fisiológica que se desencadena y se libera en la intimidad, en la parte alta del paso que damos. En la cima las mujeres con sus niños se envuelven en la bandera de las cinco estrellas…
En las enormes butacas dispuestas en la ciudad, todos estamos sentados a la espera de los compañeros que salieron a buscar el agua que calma esta sed. Los paraguas y las sombrillas son esta vez de una primavera disidente y refleja. No nos cubrimos del sol, no, no nos cubrimos de nada. Estamos en la luz. Es un compromiso. Debajo de esta forma mi mirada es todo lo que siento… ¿Esta es la realidad?...voy por debajo, más abajo, debajo de los millones de huesos de esta tierra en la que hoy se levanta esta otra realidad. ¿Quién era el que perseguía la cima? Unos hijos de puta están sobre nosotros en los símbolos y nuestros símbolos construyen esta otra realidad. Vulnerable mi pequeño sol, mi palabra que no intentaba decir si no lo visto. No hay armas aquí, hay mucha gente. La vaina del revólver está sola. Ya había estado en este lugar. La luna había caído y los vencedores tenían otro amor. Los vencedores. Para que todos los que crean en ellos tengan vida, vida eterna, sin aliento, sin nada que miren los ojos. En esta ocasión podríamos desgarrar la mierda, la melodía de esta situación sorda. Hay música, una puta medicina que nos calma para el momento, pero intuyo que mañana es un sitio al que vuelvo, al que todos volvemos con la pata en el bozal.
Veo un genio feliz en este lugar, se rasca el cuello con sus lentes felices…hay algo entonces de inteligencia en esto. Rota la cadena del alba en el eslabón más débil, quisiera hablar en paz con el genio, pero es esquivo y está solo. La gente ha empezado a rodearlo sin que siquiera lo perciba. El amor no está para vernos partir sin nada en las manos. Estúpidas fueron las lágrimas que corrieron porque nunca fueron tan amargas para ser tan dulces. Hoy la mesa está colmada de comensales de tiempo. Cada uno sobresale en su mirada porque en el fondo se decide un final y un comienzo. Siempre hemos querido comenzar algo y terminarlo, pero, sin Saber por qué, no lo hemos concluido. Hoy se invierte todo, no hay sentido en esta lógica a menos que sea antes que lógica dialéctica. Es decir, debemos terminar con este proceso del GOLPE DE ESTADO PARA INICIAR EL OTRO PASO. No me gusta esta manera de ser testigo de lo superficial. Contador de los días, de las fechas del comienzo de esta lógica absurda. Somos una dialéctica que viene a nuestro paso como la apertura de una ventana que da a los bosques, a los hombres que aman ver su camino cuando avanzan.
Al fondo David Herrera canta lo mismo, el mañana es una ventana abierta sobre los campos y los hombres.
Otra vez los de abajo, ambulando, buscándose, encontrándose en sus voces, voces que han sido calladas desde siempre. Otra vez los de abajo en semi penumbra, ciegos de los dos ojos. Había una vez un lugar en donde estábamos tranquilos. Un lugar llamado Honduras. Esa vez se llevaron a un hondureño y a todos nos importó porque con él se llevaban nuestra dignidad. Desde ese momento estamos en resistencia. Todos desde entonces somos tan iguales y tan diferentes a nosotros mismos…a nosotros mismo… Hoy volamos en una cometa hecha con nuestra bandera mientras suena una canción rockera, y sólo tenemos que pensar que todo esto es verdad para que sea realidad…y es cierto, estamos aquí…la bandera del Che ondea en el centro de esta ciudad…
Unos mariachis olanchanos han traído el olor del pueblo, un pueblo tan conocido, tan profundo, tan cantor, tan fuertemente teclado a la ranchera de olanchano.
Los medios han creído que su anuncio de no realización del concierto daría efecto en una población que ya no les acepta una sola palabra. Aquí anda la gente más ruda, la más polo a tierra de la resistencia… siguen llegando, encuentran un enorme sol que los transparenta y deciden ser una llama. Canta la ranchera de Arilio, Olancho entero quiere estar en la voz de la bandita que resuena, una tras otra, las canciones entrelazadas en todos los ritmos, canalizado todo vía internacional, la voz más profunda de la tierra adentro, hecha una sola, crece, se arremolina como el polvo, virutas de sol, somos, motas traslucidas, Honduras no tiene más silencio, grita, se encabrita como ese potro de las llanuras de Catacamas.
Esa enorme colina incólume ha venido con su atuendo de arco iris en la cabeza, con una metáfora de zopilotes ebrios en las manos. Más mujer que el hombre, más hombre que el hombre, más mujer que mujer.
Después, una especie de blues cayó en la tarde, un regocijo de alcaravanes lejanos, un piar enredado en las cuerdas de la guitarra, aturdidas cuerdas de la guitarra.
Un nuevo evangelio nace y se propone desde las calles, desde los gritos y los puños del pueblo que ha convertido la intuición en convicción, que comprende el amor y la paz como una verdad sostenida por la acción coherente. El Padre Andrés Tamayo se mezcla con el pueblo que vive el concierto Voces Contra el Golpe, en una cancha polvosa como muchos barrios de la patria, se mezcla de modo natural con su elemento que es el pueblo. Alrededor las colinas cubiertas de mujeres, jóvenes, hombres, niños no domesticados que rechazan el golpe de Estado y responden desde todos los flancos de la conciencia: desde la marcha ininterrumpida durante 57 días por las calles ardientes, desde las pintas que gritan a los golpistas: “No pintés que mañana vuelvo”, desde el espacio universal del internet –territorio ganado desde la primera semana post-golpe-, desde los análisis de los intelectuales del país que pelan la cebolla lacrimógena de la conspiración golpista, desde la renovación de lenguajes del arte, desde el amor que se necesita para sostener una resistencia que no mengua su poder a pesar de los toletes, de la mentira mediática, de las bombas lacrimógenas, de los retenes, de la incriminación perversa de la policía hacia el pueblo.
Adiós a la religión y sus monigotes hijos de púrpura, adiós a los que pactan bulas por unos dólares más, adiós a la catequesis de Barney que esconde tras el arcoíris la realidad de un país golpeado históricamente, de un país al que lo han obligado a acumular una ira histórica que ha explosionado en el purulento rostro de la oligarquía maquillada para el circo. Es tiempo de levantar un nuevo evangelio donde tengamos “todas las cosas en común”, como la primera iglesia, donde la oración deje lugar a la acción, donde la justicia no sea un souvenir colgado del pecho de jueces corruptos, donde la paz no sea esa palomita pendeja que se caga sobre el bronce memorioso de los próceres de la liberación nacional, sino una consecuencia de la justicia y la solidaridad.
El concierto sigue, sigue, sigue, la lucha sigue, sigue, sigue, la resistencia es eso, la duración de la convicción justiciera; el evangelio verdadero no está en una catedral pintada como un pastel para que se indigesten visualmente los indigentes, sino este aire de refundación de la nación, este espíritu de combate, este amor hacia la patria, este encontrarnos en el presente para crear el futuro que nos han negado.
Y todavía, quienes se afeitaron para la ocasión, para encontrarse con la Historia, verdaderamente se toparon con la profecía de la muerte anunciada, escogieron caminar perseguidos por la justicia. Se encontraron con el pueblo profeta, con el pueblo pacífico, con los humildes, con los descalzos, con los descamisados.
Todos quemaron su dinero antes de darse cuenta del terror que ocasionaba su fuego. Todos quemaron sus ráfagas en la espalda de la población, ahí se armó una nueva geografía de la patria en los hematomas del golpe.
La música sigue sonando, cada nota es una llave que abre candados y suelta grilletes impuestos, música, palabra que dilatan tiempo en Honduras, que desde el caos nos dan esperanza, nos dan aliento de levantar el puño y afirmar que la lucha debe seguir y no claudicar. Todos nos levantamos esta mañana con la certeza que sería un día vital y un gran día para luchar. Tenemos la furia en el pecho para gritar desde el vientre de esta luna que empieza a cubrirnos y a ser semilla, tierra, metal, madera y aire que se funde sólo para mostrarle al mundo que estamos hartos de que nos jodan. Ya basta. Tenemos voz y somos la voz.
El ritmo de la música no nos cansa, seguimos, seguimos, y la lucha es constante, la noche nos cubre por completo y avanza al mismo tiempo que avanzan nuestras voces.
No somos cuatro los que estamos aquí, somos más de 40 mil personas unidas por una misma causa, por una misma lucha. Hoy somos la mujer y el hombre de tez oscura al que no permitían poseer una biblia. Hoy juntos podemos decir “Con rock, con la música del pueblo…venceremos”.
Hoy que el pueblo se ha levantado y que nos une en un solo sentir (el amor a la libertad) nuestras voces redoblan en los oídos de los idiotas que creyeron que el pueblo era una irrisoria cosa diluida en una historia de cobardía ante el capitalismo de mierda que nos flagela las venas a diario, hoy decimos NO. Hoy les decimos que se traguen la calavera de su madre.
Hoy les recordamos que es el pueblo que tiene en sus manos la redacción de la historia, son las masas quienes moldean su porvenir.
Hoy gritamos ¡no a los golpes de estado y no a la concentración de poder en pocas manos!
Esta es la versión de nuestra Historia.
Luego fueron miles de años los que pasaron en esta canción rockera argentina, chilena, uruguaya, venezolana, española, salvadoreña, cubana, guatemalteca, hondureña. Miles de milésimas de segundos dedicados a la resistencia pacífica, luchando por la paz. Pacifistas nos hicimos después de tantos vergazos recibidos.
Este grupo de rock una vez más volvió a encender el ánimo de la resistencia.
Ya son las 8 y 30 pm, y la resistencia sigue, sigue, sigue.
No era música para las ratas, era música basura, extraída de los rincones del pueblo, de todo el pueblo de latinoamérica. Como el ruido de los estadios al final de un Mundial de Fútbol, música ruidosa, asquerosa música argentinacentroamericanavenezolanaguatemalteca. Y tan bella en la solidaridad con el pueblo hondureño.
Plomo, Las manos de Filippi, Los Guaraguaos, Café Guancasco, Son de rimas, Pez Luna, Conflicto Amely, Alberto Laínez, Rosario Rodríguez, Nelson Pavón, Honduras South Connection, Fernado Rey, Omar Meza; todos cantaron como en un Mundial Argentina 88. Golazos musicales. Los policías se aburrían en sus cantones mientras el pueblo se divertía con su lucha.
Y los aplausos y los gritos estremecían el infectado oído de los sordos del país.-llegó la última hora- decían. Y cada grito que oían, se les acercaba como el péndulo de Poe.
Y los aplausos y los gritos estremecían el infectado oído de los sordos del país.-llegó la última hora- decían. Y cada grito que oían, se les acercaba como el péndulo de Poe.
Cuando el pueblo decide gritar y romper las cuerdas de la garganta y del alma, no hay muro que no caiga. El grito de los pobres es la peste de los ricos.
Escritores hondureños en el concierto que escribieron esta bitácora subjetiva:
Jorge Martínez Mejía
Fabricio Estrada
Karen Valladares
Samuel Trigueros
Mayra Oyuela
Ludwig Varela
Magdiel Midence
Armando Maldonado
Fuente: resistenciahondurena.blogspot.com
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