Aníbal Delgado Fiallos
En Honduras no existe ni ha existido un planteamiento transformador de las estructuras que causan el atraso; ni desde los partidos políticos legales mucho menos desde los gobiernos, toda vez que éstos, sin excepción, han expresado intereses que no son los del pueblo hondureño.
¿Para qué un programa transformador? Me dijo una vez un candidato liberal; eso es juego de intelectuales, el camino lo vamos a encontrar a medida que avancemos y los empresarios, gente pragmática, nos ayuden.
Hace unos meses, después que el golpe se consumó, se informó al mundo, que aquí se había frustrado un proyecto socialista de transformación social; en lo más duro de la lucha y de las movilizaciones a que el golpe de Estado nos convocó, discutía con algunos compañeros y les recordaba que la objetividad y la veracidad son cualidades apreciadas de todo combatiente y que aparte del repudio que nos mereciera el golpe y nuestra obligada solidaridad con el presidente derrocado, deberíamos ser profundamente críticos y veraces sobre los lamentables acontecimientos.
Quizás el momento no era el más apropiado, las pasiones estaban al rojo vivo, pero creo que ya llega el tiempo en que los sectores que nos adscribimos a la tesis del cambio estructural, vayamos convocándonos a serias reflexiones para comenzar a elaborar tesis correctas sobre la situación del país antes y después del golpe y las alternativas políticas para avanzar unitariamente hacia el gran objetivo de la nueva sociedad.
Hace falta un partido de izquierda, poderoso, movilizador; capaz de cautivar la mayoría nacional por la sabiduría de su discurso, la honorabilidad de su dirigencia, la claridad de sus líneas políticas; los viejos partidos clandestinos desaparecieron por lo cruel de la persecución y el envejecimiento de sus dirigentes; los legales que se fundaron después dentro del favor oficial, no estuvieron a la altura de sus deberes y terminaron en un vergonzoso colaboracionismo repudiados por sus compañeros.
El Frente de Resistencia no debe ser ese partido; el Frente de Resistencia debe mantenerse como instancia unitaria de todos los ciudadanos y ciudadanas de cualquier opción partidaria o sin partido, que coincidan con los objetivos de transformación social y como plataforma de movilización y lucha contra las políticas neoliberales y todo lo que atente contra los objetivos del movimiento popular.
El partido de izquierda debe surgir de un debate amplio e inclusivo, de cara al sol, como estructura independiente, sin caciques ni cabecillas y con una clara estrategia de lucha para la conquista del poder.
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