domingo, 27 de junio de 2010

Porque las mujeres tenemos la memoria viva…a un año del golpe de Estado

Jessica Isla


¿Qué hay más arriba del cielo?

¿Cómo me hicieron?

¿Por qué hay gente pobre?

¿De qué murió la virgen María?.

¡Niña, deje ya la preguntadera y póngase a trabajar!


La memoria es como un pájaro pequeño que habita nuestra mente. Sabemos que está allí porque recordamos, como nos enseñaban nuestras madres, a recordar el nombre de las abuelas, de las tías, de los lugares, de la forma de no perdernos y encontrar el camino, de vuelta a casa, a un lugar seguro. La memoria es lo que somos. Nuestra historia.

De la justicia sabemos que hemos pasado toda una vida, buscándola. Que desde pequeñas, no hay quien, de una u otra manera, no haya preguntado: Mamá ¿Qué significa ser pobre? o ¿porqué yo no puedo hacer lo que hacen los varones?, ¿Por qué hay mendigos en la calle? ¿Por qué tengo que trabajar en vez de ir a jugar? Y la respuesta a veces no formulada o bien expresada: “Porque las cosas son así”. Y como esta respuesta, junto a muchas otras parecidas, no nos dejaba conformes, fuimos recogiendo nuestras preguntas y guardándolas al lado de nuestro pájaro de la memoria en un rincón de nuestras vidas, para cuando llegara su tiempo. Este pájaro de la memoria se estiró un día para buscar el sol y la avalancha de preguntas le cayó encima, entonces salió de su rincón escondidito y se liberó arrastrando por las calles la cadena de nuestras preguntas insatisfechas. Ese día fue el 28 de junio de 2009, día del Golpe de Estado. Cientos de mujeres cubrimos las calles, los barrios, los puentes con nuestros cuerpos y nuestras voces. Miles de pájaros de la memoria cruzaron los cielos y las calles. Graznaron una y otra vez, en busca de respuestas y luego cantaron, hermosos, gigantes, tapando el sol con sus alas de colores. Porque fuimos y somos mujeres de colores.

Nos castigaron por haberlos dejado escapar: las fuerzas policiales, el gobierno de facto y las fuerzas militares pasaron encima de ellos y nos golpearon, encarcelaron, violaron, nos prohibieron tomar decisiones sobre nuestros cuerpos. Amenazaron con matarnos. Lo hicieron, lo siguen haciendo. Pero estas curiosas aves de la memoria de cuerpos y alas diferentes ya no pueden volver al lugar donde los tenían. Ya no tienen miedo y se niegan a regresar. Solo nos observan desde los tendederos, desde las flores, desde los árboles, porque saben que exigimos justicia y que no vamos a olvidar. Somos ellos y ellos nosotras. Somos la memoria andante de un pueblo, que despierta y que grita ¡justicia! por su boca, por sus manos, entre sus dedos.

Entre nosotras viven Wendy, Olga, Vanessa, Claudia, Isis, Manuel, Georgino, Roger, Magdiel. Entre nosotras viven muchas. Entre nosotras viven muchos. Todas somos memoria, constructora de respuestas. Somos la fuerza de nuestras ancestras y la vida de nuestras descendientes. Todas somos Honduras. Todas tenemos nuestro propio pájaro de la memoria, que no olvida, que cuestiona a los poderosos, a los dictadores, a los políticos corruptos, a los asesinos de nuestra gente y que ahora se ha elevado a ras del suelo pero de frente al sol, poderoso y brillante, hermoso y despierto y a través de sus ojos… nosotras.

Fuente: voselsoberano.com


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