En una reciente visita a San Salvador, la capital salvadoreña, el conspicuo representante del gobierno que los neutrales dieron alegremente en llamar “gobierno de transición”, declaró con la mayor de las firmezas lo siguiente: "No he venido a El Salvador a tratar de dividir más a la familia sino al contrario... a pedir que respetemos las leyes".
¿Qué leyes pide este señor que respetemos? Puede estar hablando de todas las leyes que quiera inventarse, como la ley del más fuerte, la ley del dinero, la ley de la selva, la ley de los buseros, la ley del crimen organizado, la ley los delincuentes, o cualquier otra ley real, inventada o soñada. Pero de las que menos puede hablar es de respetar esas leyes en las que se sustenta un Estado de Derecho.
Es propio de un estudio de psiquiatría que este señor esté pidiendo respeto de esas leyes porque se entiende que las mismas establecen que en la sociedad no pueden existir clases privilegiadas, porque el Estado de derecho establece que todos somos iguales ante la ley, y que nadie puede estar por encima de la ley.
Qué personalidad más distorsionada tendrá este señor si todo mundo en nuestro país lo sabe, tanto sus adeptos, sus aduladores como sus adversarios, que el cumplimiento de las leyes del Estado de derecho no ha sido propiamente su cualidad eximia a lo largo de su vida personal y política. Y no se puede estar refiriendo a las leyes del Estado de Derecho, porque en nuestro país, él ha sido un factor decisivo para que la ley del más fuerte o de los privilegiados sea la que se imponga por encima del bien de la nación.
Y si Usted todavía no se ha acabado de convencer, ¿Cómo puede este señor hablar en este país y en el exterior de que “respetemos las leyes”, si ante la violación de las leyes de tránsito por alguno de sus hijos, utilizando un vehículo propiedad del Estado, y que deja un reguero de sangre y de luto, se asegura que los informes den cuenta de nombres y escenas que no son los nombres propios y no son las escenas reales?
¿Cómo puede este señor pedir que respetemos las leyes, si ante lo ocurrido en la madrugadita del día sábado cinco de junio del año en curso, se aseguró que policías, fiscales y jueces dictaminaran a rajatabla que nadie de su familia tuvo en absoluto que ver en el accidente de tránsito, y que en la esquina del reguero de sangre no pasó nada que tuviera que ve con su hijo? Es inevitable: este señor nos deja un mensaje muy preciso: o todos respetamos sus leyes de dictador de oficio, como si fuesen las leyes nacionales, o sencillamente nos vamos al carajo.
Nuestra Palabra, Editorial Radio Progreso, 26 de junio de 2010
Fuente: Radio Progreso - Vos el soberano
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