miércoles, 21 de abril de 2010

A QUIEN BENEFICIA LA MUERTE?

Por Gustavo Zelaya


“Y llegada la tarde,
tocada la puerta del ocaso,
alguien sin duda sospecha
que del otro lado de las cortinas
un mundo se desespereza”

De Candelario Reyes con 52, del Poema Viernes.


Parece que los escuadrones de la muerte, los sicarios, los cazadores de vidas humanas y los cobradores de impuestos de guerra son ahora los encargados de controlar las calles de las ciudades y pueblos del país. Ya no es la policía, por medio del monopolio de la seguridad, la que ejerce el papel de regular esa esfera de las relaciones entre los ciudadanos; los responsables de esa institución pasan más interesados en la entrevista y la foto de cada día que cumplir con el rol que les corresponde. Dejar hacer, dejar pasar como lema del sistema capitalista pensado por economistas ingleses y franceses, es también la consigna de los cuerpos de seguridad y tal vez sea su manera de estimular y de incrementar la violencia. Fingen no saber nada y simulan también que combaten el delito. Mientras tanto el ministro de seguridad y todo su equipo de trabajo rompen los viejos uniformes de la policía de investigación, con tijera en mano y cámaras por montones, en ese mismo momento asesinan al periodista Georgino Orellana y secuestran al inventor del almanaque de la Resistencia, Oscar Flores. La eficiencia de los encargados es tan elevada que ya tendrán descubierta la posible causa de esos delitos: víctimas de delincuentes comunes, sicariato, ajuste de cuentas. Investigación completa y en tiempo real.

Algo extraño ocurre: el presupuesto que asignó Pepe Lobo a los ministerios de defensa y seguridad aumentó notablemente y en los meses del gobierno golpista de cabeza de ajo se efectuaron mayores equipamientos de la policía. Y el sicariato, los asesinatos, los secuestros y la delincuencia en general, no han disminuido. Los madrugones del ministro Álvarez, la regulación del tránsito de motocicletas, los operativos sorpresa que no sorprenden al delincuente no han solucionado el problema, más bien se extiende y abarca a gran parte del país. En muchos sitos surgen empresas de seguridad privada, aumentan los efectivos policiales, circulan más autos blindados y la tecnología de la vigilancia se muestra en las colonias de lujo, y no sólo en ellas. Guardias con o sin uniformes, guardaespaldas, calles cerradas, controles de taxis y peatones, cámaras de video, patrullajes privados, en fin, algo pasa y la inteligencia del Estado se encarga de levantar perfiles de los dirigentes y militantes de la Resistencia Popular y de reprimir a este movimiento social. No importa el aumento del consumo de drogas y de la narcoactividad. Su función es defender intereses oligárquicos y no a los demás ciudadanos Puede parecer raro que mientras la policía cuenta con más medios de represión y su jefe los reorganiza aplicando una publicitada reingeniería, en el país se está efectuando una convivencia entre los encargados de la seguridad ciudadana, sea oficial o privada, con la delincuencia organizada y el desarrollo del negocio de tecnología en seguridad.

Desde hace muchos años a la policía se le teme, no sé si exista alguna ocasión en donde alguien sintió respeto por ellos. Y no sólo por incumplir con sus obligaciones sino porque siempre ha existido la sospecha de que ser autoridad es una oportunidad para aprovechar tal investidura y lograr algún beneficio. Hasta ahora no han demostrado su inocencia. Hay casos de policías envueltos en secuestros, en asaltos, robo de autos, extorsiones, operativos truncados porque desde el seno de la autoridad se lanzan alertas a los delincuentes. Para un conductor de buses o de taxis puede ser más seguro pagar el impuesto de guerra que entenderse con el policía. Esas sospechas acerca de la integridad y la honestidad de la autoridad se van confirmando cuando nos preguntamos ¿Cómo se proveen de armas los delincuentes? ¿Quién tiene el monopolio del negocio de las armas? ¿Quiénes dirigen las empresas de seguridad? ¿Quiénes son los dueños de las empresas que proporcionan consultoría y tecnología de seguridad? ¿Quiénes se lucran con la violencia y la muerte? Dentro del sistema capitalista nacional, en donde todo es objeto de intercambio y las cosas se califican como buenas a partir de su rentabilidad, en el mercado se han generado redes de compra y venta de armas y equipos, y aquí lo fundamental es que el cliente demuestre poder adquisitivo. Esa capacidad de compra será el indicador principal para identificarlo como alguien importante. No importa que se dedique a actividades lícitas o ilícitas. Es asunto de negocios en un sistema injusto, cruel, inhumano. En las zonas más oscuras de la sociedad se han organizado los escuadrones y los mercenarios de la muerte, sobre todo dentro de la oligarquía, tan elegante en algunas formas y de mal gusto en su mayoría, existen personas muy amigables con las armas y la muerte. Por la noche muestran su esencia y se dedican a la cacería de personas, pistola en mano van dejando llenos de cadáveres las calles y los montes. Y el negocio mejora cada día aplastando personas.

Cada muerte, cada secuestro, las golpizas, el acaparamiento de tierras, la explotación del trabajo humano, la represión de la protesta popular, la firma de tratados de comercio, el chantaje, la extorsión, la ejecución de personas con antecedentes penales, el fomento del sistema de vigilancia en barrios y colonias y la oferta de la recompensa, son simples factores de la actividad comercial, oportunidades de aumentar ganancias disminuyendo costos. Ese fundamento brutal del sistema capitalista neoliberal es el tiene que ser superado. No es cuestión de concluir con una consigna fácil, con un cierre panfletario, pero estamos en tiempos de gran urgencia y gran necesidad de cambiar el orden establecido. La constituyente es apenas un recurso en esa dirección y es probable que nos permita ver que “del otro lado de las cortinas, hay un mundo que se desepereza”.

21 de abril de 2010

Fuente: honduraselogoali.blogspot.com



.

No hay comentarios:

Publicar un comentario