martes, 23 de marzo de 2010

Hay que temerle a Micheletti

Víctor Manuel Ramos

El gobierno de Nicaragua, con sumo tino, ha impedido el ingreso de Roberto Micheletti. “Daniel Ortega me tiene terror”, ha respondido el héroe hondureño del siglo XXI, indignado porque no se han respetado sus derechos humanos. ¡

El violador de los derechos humanos exige que le respeten sus derechos humanos! Igual cosa quizá tenga que decir de Barack Obama, presidente de Los Estados Unidos, o de la secretaria de Estado de ese país, Hillary Clinton, por haberle retirado la visa norteamericana.

El defensor de Micheletti, Christian Lüt, de la Fundación Naumann, organismo de la ultraderecha alemana, se suma al asombro de Micheletti y, sin asomo de vergüenza, pregunta: ¿cuáles son los delitos que se le imputan (AL DICTADOR) para evitar que circule por Nicaragua, ya que ni siquiera en Honduras, a pesar de enfrentar señalamientos por violación de los derechos humanos, existe alguna resolución en firme contra el vicepresidente de la Internacional Liberal?


Yo repito: hizo bien Daniel Ortega en impedir que Micheletti llegue a su país. Y, también, hace bien en temerle. Micheletti es el responsable del golpe militar de Estado en Honduras, el pasado 28 de junio de 2009, en que derrocó al presidente constitucional José Manuel Zelaya Rosales, violentando la Constitución de la República y violando los derechos humanos de Zelaya Rosales, al apresarlo y expatriarlo sin ser sometido a un justo proceso judicial, que determinara si era o no culpable de lo que se le imputaba.

Posteriormente, instalado de manera fraudulenta en la Presidencia de la República, desató una ola de represión en contra del pueblo opuesto al golpe de Estado que produjo los más inauditos atropellos en contra de los hondureños opuestos a sus acciones ilegales. De esta represión tenemos como resultado: miles de compatriotas garroteados por la policía y los militares, miles de compañeros hechos prisioneros ilegalmente, varios centenares de compatriotas torturados, varias mujeres violadas y maltratadas sexualmente –incluido el hecho de que algunos soldados les metieron el tolete en la vagina a estas mujeres-, varias emisoras y canales de televisión clausurados violentamente, más de un centenar de hondureños asesinados por la policía, por los militares y por los paramilitares por participar en la Resistencia Patriótica en contra del golpe de Estado, varios decretos represivos que suprimían las garantías individuales que el pueblo se ha otorgado mediante la Constitución. Él es culpable de todos estos delitos que han sido comprobados por la Comisión de Derechos Humanos de la OEA y por el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU. Estas, igualmente, fueron las razones por las cuales Honduras fue expulsada de la OEA, señalada por la ONU y no reconocida por muchísimos países y organismos internacionales. Esa ola de represión aún no cesa y, frente a los señalamientos hechos por los organismos nacionales e internacionales que defienden los derechos humanos, en esta semana, precisamente, se han asesinado activistas del Frente de Resistencia Nacional y campesinos que luchan por la recuperación de la tierra.


Estos nombres no deben dejar dormir a Micheletti. Estos son algunos de los muertos de su heroica batalla: Julio Flores Benítez, Renán Fajardo, Walter Tróchez, Eliseo Hernández Juárez, Olga Osiris Uclés, Mateo Antonio Leiva, Mario Fidel Contreras, Wendy Elizabeth Ávila, Marco Antonio Canales, Jairo Sánchez, Elvis Jacobo Euceda, Francisco Alvarado, Félix Murillo López, Ismael Padilla, José Milton Rodríguez, Jonatán Osorio, Juan Gabriel Figueroa, José Miguel Osorio, Pedro Pablo Hernández, Martín Florencio Rivera, Roger Abraham Vallejo, Ramón García, Vicky Hernández, Pedro Magdiel Muñoz, Anastasio Becerra, Roger Iván Bados, Alexis Fernando Amador, Gabriel Fino Noriega, Isis Obed Murillo,… Y hace un par de días, Francisco Castillo y muchos más.

En Honduras, en donde se le ha declarado Héroe nacional, a pesar de los señalamientos por violación de los derechos humanos que enfrenta, no se le ha sometido a la justicia, porque el aparato judicial es corrupto y está aliado con sus crímenes de lesa humanidad. No es por tanto extraño que Los Estados Unidos, a pesar de su actuación hipócrita en relación con el golpe de Estado, quiera lavar la cara del actual régimen mediante la exigencia de que sean destituidos los Magistrados de la Corte Suprema, el Fiscal General y los Jefes militares corresponsables de estos crímenes.

Para rematar los hechos, luego de que Micheletti se alejara del Palacio presidencial, humillado, con la cola entre las patas, jorobado por las falsas chapas de las aduladoras condecoraciones que le impusieron los beneficiados económicamente con el golpe de Estado, se han destapado todos los hechos de corrupción que cometió este deudor de la justicia, que condujo al país a perder sus reservas internacionales y a la firma de contratos fraudulentos, a la reactivación de la fórmula para la comercialización de los derivados del petróleo que favorece a las transnacionales y daña al pueblo hondureño y su economía, a la entrega de la Represa José Cecilio del Valle, a la clonación de La Gaceta, y a muchísimos actos de corrupción, que ahora le deberían impedir levantar la frente, ante la opinión del pueblo hondureño. El que salió a salvar a Honduras, más bien la hundió.

Hizo bien Ortega, al impedir que un delincuente, con cuentas pendientes, no con la justicia hondureña, porque aquí no hay justicia, sino con el pueblo hondureño, se paseara, como si nada debe, por el suelo de Rubén Darío, de César Augusto Sandino y de Fonseca Amador.

Hizo mal, porque hubiese sido la oportunidad para ponerlo en chirona y depositarlo, para su juzgamiento, a la orden de los Tribunales internacionales que, muy pronto, le abrirán un expediente por delitos de lesa humanidad, frente a la indiferencia de la justicia hondureña.

Fuente: Tiempo.hn

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