En la pasada reunión de presidentes centroamericanos, realizada en Guatemala, la Secretaria de Estado de los Estados Unidos, señora Hilary Clinton, firmó un compromiso con el ilegitimo presidente Porfirio Lobo, en el sentido de que permitiría el retorno del ex presidente Manuel Zelaya a Honduras.
La persona que se encargó de filtrar el acuerdo secreto a los medios de comunicación fue, nada más y nada menos, que el “good boy”: el presidente Mauricio Funes de El Salvador. Algunos funcionarios de bajo nivel, como el abogado Rigoberto Espinal, asesor del Ministerio Público de Honduras, han declarado que Zelaya debe presentarse ante los tribunales de justicia, controlado por los golpistas.
Independientemente de quienes han tomado la decisión, todo indica que hay un acuerdo político para permitir el segundo retorno de Manuel Zelaya a Honduras, quien, sin lugar a dudas, tiene todo el derecho de regresar a su país. A decir verdad, no nos interesa la persona del político Manuel Zelaya, pues durante la lucha contra el golpe de Estado demostró ser un político torpe, al privilegiar las negociaciones políticas por encima de la movilización de masas, la fuente cualquier poder político.
Nos interesan los miles de partidarios del zelayismo, corriente nacionalista burguesa dentro del Partido Liberal de Honduras. Cada día que pasa, la conducción del Frente Nacional de Resistencia (FNR) se encadena al ex presidente Zelaya. Lo más preocupante es que la dirigencia obrera y del movimiento popular, que durante muchos años debieron enfrentarse a los gobiernos de turno, soportar acosamiento y represiones, no da muestras de salirse de la trampa del zelayismo. La actual conducción del FNR aboga por la formación de un Frente Amplio, es decir, que los organismos obreros y populares, en especial la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP), se disuelvan en un frente político que a todas luces será controlado por el zelayismo. No aprenden nada de las duras lecciones de la lucha contra el golpe de Estado.
A muchos se les olvida que Cesar Ham, actual ministro del partido Unificación Democrática (UD) en el gobierno de Pepe Lobo, es un puente que éste ha tendido hacia el zelayismo y sus aliados, con el objetivo de recuperar un poco de legitimidad democrática.
El peligro más inminente para el movimiento obrero y popular de Honduras es que el posible retorno de Manuel Zelaya, o la posible amnistía que pueda aprobar el Congreso Nacional, seas pintado como otro triunfo popular cuando en realidad es producto de un pacto entre Pepe Lobo y el gobierno de los Estados Unidos.
Actualmente hay desmoralización y desesperanza entre la izquierda hondureña. No es para menos. Después de semejantes movilizaciones, el movimiento de resistencia fue conducido a la impotencia, a la derrota pacifica.
Debemos sacudirnos el polvo, realizar un balance político de todo lo ocurrido, pero sobre todo impedir que el zelayismo remolque nuevamente a las organizaciones obreras, campesinas y populares, y evitar que estas sean la escalera para que el zelayismo recupere una cuota de poder político. Hoy, más que nunca, debemos pelear por la independencia política de la izquierda y de las organizaciones obreras, campesinas y populares.
Fuente: elsoca.org
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario