martes, 15 de diciembre de 2009

No hay “golpe” perfecto. Ni con ayuda de Washington

Alberto Ampuero

Comprobado: No hay “golpe” perfecto. Ni con ayuda de Washington.

¿Qué falló?.

La transición no está completa, o como dice la secretaria de Estado
norteamericana, Hillary Clinton; las elecciones del 29 de noviembre
representan un importante hito en el proceso, pero no son el final de la
crisis, sino "un paso más en el camino hacia la instalación de un Gobierno
legítimo en Honduras, que lleve a la reconciliación nacional".

Y ese final deseado, (aun no alcanzado), le está dando fuertes dolores de
cabeza a Washington

El subsecretario de Estado norteamericano para América latina, Arturo
Valenzuela, no ocultó su disgusto cuando el Congreso hondureño se negó a
reinstaurar en la presidencia del país al presidente depuesto, Manuel
Zelaya, como se les había ordenado.

“Estamos decepcionados por esta decisión”, fue su reacción

Hoy ese mismo señor le pide a Honduras que cumplan el resto del pacto, y que
"tomen las medidas necesarias para resolver la crisis, instaurando un
Gobierno de “unidad nacional”, tal y como estipulan los acuerdos
Tegucigalpa-San José, firmado por golpistas y zelayistas a principio de
noviembre
La Casa Blanca considera que su “Frankenstein”, Micheletti, se ha convertido
en una piedra en el zapato (o de sus planes, que es lo mismo), y demandan
que se acelere su salida y se forme un gobierno de transición, para
legitimar el traspaso del mando, el 27 de enero próximo.

Incluso el mandatario electo, Porfirio Lobo, rechaza recibir de Micheletti
la presidencia. ”Sería como recibir un beso envenenado”, dijo.
Quienes conocen a Lobo aseguran que es un centrista al mando de un partido
donde abundan las posiciones de ultraderecha. Tras vencer en las elecciones
Lobo aseguró que iba a iniciar un proceso de diálogo en el que no iba a
"descartar a nadie". Pero sus esperanzas se esfumaron pronto

Cuando nadie se lo esperaba, Manuel Zelaya retomó la iniciativa e intentó
abrir un diálogo político con Porfirio Lobo fuera del país, donde abordarían
la salida a la crisis. “El acoso de la dictadura ha vuelto imposible
cualquier negociación en suelo hondureño. No permiten el ingreso de ninguna
persona a la embajada”, señaló

México había sido la opción elegida por Zelaya. El presidente Felipe
Calderón había mandado un avión, que lo esperaba en la vecina nación
salvadoreña, y los gobiernos de Estados Unidos y Brasil ya estaban
notificados. Sólo necesitaba que la dictadura firmara el salvoconducto

A última hora del día 9, el dictador Micheletti le bajó el pulgar a toda la
operación. Según explicó Zelaya , le habían pedido que renunciara
formalmente a su cargo presidencial a cambio de su libertad.
Con esa movida el régimen de Micheletti "prácticamente abortó" un proceso de
diálogo y reconciliación promovido por México, al intentar imponerle un
documento "denigrante", denunció Zelaya.

Una reunión en la República Dominicana fijada para el día 12 entre Zelaya y
Lobo se frustró por segunda vez, debido a la negativa del gobierno de facto
hondureño a conceder un salvoconducto a Zelaya

El secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel
Insulza, estimó que los golpistas buscan mantener la crisis política para
"condicionar" al presidente electo Porfirio Lobo, que ha lanzado un "diálogo
nacional" e iniciado esfuerzos para cumplir con los otros requisitos del
acuerdo Tegucigalpa-San José.

Micheletti teme que una inclusión popular desarmaría el "modelo", y le
acarrearía problemas al “nuevo gobierno”. Parte de la premisa que las
elecciones del 29 de noviembre (con una abstención del 65-70 por ciento) la
ganó no solo Lobo; también el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP),
que se reafirma en su lucha por una Asamblea Constituyente para recuperar
soberanía popular, todo tipo de derechos y refundar el país.

En cambio para Lobo la figura es diferente. Como no va a poder gobernar con
la derecha dura, va a proponer un gobierno de unidad, (nada gratuito, por
supuesto). Parte del hecho evidente del aislamiento de su "gobierno", la
ilegalidad e ilegitimidad de las elecciones y de su resultado, y la
continuidad y profundidad de la resistencia popular.
Entonces, para salir de esa “crisis”, Lobo podría disfrazarse de cordero,
dice el periodista Guillermo Almeyra; para intentar negociar con el ala más
moderada del zelayismo, una reforma de la Constitución aceptable para
Estados Unidos y para las clases dominantes.

Alberto Ampuero es periodista radicado en Riverside, California.
Fuentes: Argenpress y Fian Honduras
.

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