Trogloditas de mano dura y charreteras
Por Ricardo Marroquín - Guatemala, 3 de julio de 2009
rmarroquin@lahora.com.gt
Se condena "enérgicamente el golpe de Estado en contra del Gobierno constitucional de Honduras".
Resolución de la Asamblea General de la OEA
Pese al unánime rechazo de la comunidad internacional, de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de la Organización de Estados Americanos (OEA), de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) e, incluso del gobierno de Estados Unidos (que históricamente apoyó las revueltas militares en nuestra América para derrocar a gobiernos democráticos), la oligarquía y la más reacia cúpula militar hondureña, insisten en que se reconozca al gobierno que encabeza Roberto Micheletti en la hermana república centroamericana.
Ayer, el Congreso ratificó un decreto presidencial que, además del toque de queda, restringe las libertades individuales de la población durante la noche. Esta acción de represión se suma a otras medidas reaccionarias de quienes echaron al presidente Manuel Zelaya del país y, que además, rompieron el orden constitucional en Honduras: corte de energía eléctrica, censura contra los medios de comunicación que no apoyan la acción militar y al gobierno recién instaurado, y represión contra la población que exige el respeto por la democracia.
La situación es de espanto, sobre todo porque significa un termómetro sobre la manera en que la oligarquía de la región puede volver a utilizar al Ejército para tirar al traste a los gobiernos que, de alguna manera, no se apegan a sus intereses y no implementan acciones que perpetúan el sistema de finca en estos países.
Por lo mismo, es interesante ponerles atención a los líderes políticos de nuestro país y profundizar en sus opiniones sobre el golpe de Estado protagonizado por la cúpula militar en Honduras.
El caso de Otto Pérez Molina, líder del Partido Patriota, es paradigmático. En la tarde del pasado domingo, día del golpe de Estado, en declaraciones al diario Prensa Libre, Pérez Molina afirmó que "lo que se está haciendo es lo que se debe de fortalecer la democracia y hacer prevalecer el estado de derecho. Si el Congreso ya oficializó el retiro de Zelaya, los países de Centroamérica deben respetar el imperio de la ley".
¿Otto Pérez Molina hubiera opinado lo mismo si no fuera el líder de la oposición y ocupara la Presidencia de la República? De cualquier manera, la postura es preocupante, sobre todo si, como ha sido en la mayoría de los procesos electorales desde la apertura democrática, el segundo en la contienda es el ganador de las futuras elecciones generales.
Se pide respeto a la débil institucionalidad democrática de los países centroamericanos que sufrimos dictaduras militares. Si Manuel Zelaya violentó la ley, debe ser juzgado como lo estipula la legislación hondureña, pero emprender un movimiento militar golpista es cosa de "fachos". ¿O qué? ¿Permitiremos a estas alturas del partido la vuelta a una de las épocas más oscuras de nuestra historia?
Fuente: www.lahora.com.gt - 020709
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