viernes, 3 de julio de 2009

Ambigüedad de EEUU frente a la crisis hondureña

Hillary Clinton se resiste a denominar golpe al conflicto y mantiene al embajador en Tegucigalpa.
Autor: Marcela Valente Colpisa

El coincidente rechazo internacional al golpe de Estado en Honduras no solo provocó el aislamiento del régimen de facto en ese pequeño país centroamericano. También puso en evidencia hoy la persistente ambigüedad de Estados Unidos.

La OEA, la ONU, la Unión Europea y los países de América Latina parecen competir en la contundencia de sus mensajes a favor del destituido presidente Manuel Zelaya y en contra del golpe que lo desalojó del cargo. Uno a uno, los países retiran embajadores de Tegucigalpa y, con ese gesto, desnudan la indeterminación de Washington.

El presidente de facto de Honduras, Roberto Micheletti, asegura que el gobierno provisorio tiene «amigos» en Washington. En una entrevista realizada por un periódico argentino reveló que el embajador estadounidense en su país, Hugo Lawrence, «intentó mediar» ante Zelaya para que anule la consulta popular que fue la que provocó el derrocamiento del gobierno.

Estas amistades podrían explicar el coraje del canciller del nuevo gobierno, Enrique Ortez Colindres, que en un programa de la televisión hondureña dijo que no atribuía importancia alguna a la OEA «y a los otros grupitos que andan por ahí». El funcionario pidió a José Luis Rodríguez Zapatero que «vuelva a sus zapatos» y aludió al presidente Barack Obama como «ese negrito que no sabe nada».

Obama declaró que Zelaya había sido «democráticamente electo» y que «aún no había completado su período» cuando fue depuesto.

«Creemos que el golpe no fue legal y que Zelaya sigue siendo el presidente de Honduras», dijo. Pero su secretaria de Estado, Hillary Clinton, se resiste a denominar «golpe» a la crisis y mantiene al embajador Lawrence en la capital hondureña.

Algunos analistas sostienen que esta ambigüedad podría ser una estrategia para lograr que Zelaya ablande su postura y acepte retornar a su país bajo la condición de no insistir con la polémica consulta popular. En esta posición militan algunos «halcones» del Partido Republicano en Washington que justifican el golpe de Estado.

Posturas conservadoras
El columnista Charles Krauthammer, del influyente 'The Washington Post', fue elocuente al recordar en estos días que «Zelaya fue electo, pero Hitler también». «Un golpe no es algo lindo, pero es preferible a que Zelaya desmantele a la democracia».

Otros medios, que reflejan las posturas más conservadoras de Washington, coincidieron en defender a los golpistas contra el avance de un gobierno que giraba hacia el populismo de izquierda, con el venezolano Hugo Chávez como líder.

La indefinición contrasta cada día más con la contundencia de la OEA, de la que Estados Unidos forma parte fundamental. El 60% de las finanzas del organismo salen de las arcas del tesoro estadounidense. Pero su secretario general José Miguel Insulza, que consiguió hace menos de un mes el levantamiento de la suspensión a Cuba, procura que Zelaya regrese a la presidencia sin condiciones y antes de que el gobierno de facto se consolide.

El canciller argentino, Jorge Taiana, declaró hoy que «la perspectiva es que va a haber sanción» contra Honduras «porque no veo que haya una reacción de los usurpadores de replegarse».
El argentino preside la asamblea extraordinaria que el 1 de julio dio un plazo de 72 horas al gobierno de facto para el regreso al cargo del presidente constitucional. Vencido ese plazo la OEA volverá a reunirse el sábado en Washington y podría sancionar Honduras con la suspensión del organismo.

Entretanto, el régimen cívico-militar aprobó hoy la suspensión de garantías constitucionales durante el toque de queda vigente desde el domingo. Los hondureños tienen restringidas la circulación, el derecho de reunión y el acceso a la información.


Fuente: www.lavozdegalicia.es


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