viernes, 30 de julio de 2010

El terrorista soy yo: reflexiones de un soldado norteamericano

Traté de estar orgulloso de mi servicio, pero todo lo que puedo sentir es vergüenza

Un racismo que no puedes dominar es la realidad de la ocupación, es sobre como ves la gente, los seres humanos.

Yo siento culpa cada vez que veo a un anciano, como el que no podía caminar y entonces trajimos una camilla y llamamos la policía iraquí para que se lo llevara.

Me siento culpable cada vez que veo una madre con sus hijos, como la que lloraba histéricamente y gritaba que estamos peor que Saddam, cuando los sacabamos de su casa.

Me siento culpable cada vez que me veo a una muchacha joven, como la que agarré del brazo y la arrastré a la calle.

Se nos dice que estamos combatiendo a los terroristas;el verdadero terrorista era yo y el verdadero terrorismo es esta ocupación.

El racismo dentro del ejército ha sido durante mucho tiempo una herramienta importante
para justificar la destrucción y ocupación de otro país.

Desde hace tiempo se usa para asesinar, torturar y someter a otro pueblo.

El racismo es un arma vital empleado por este gobierno.

Es un arma más importante que un rifle, un tanque, un bombardero o un barco de guerra.

Es más destructivo que granadas de artillería, bombas contra búnkeres o un misil Tomahawk.

Esas armas son creadas y poseídas por este gobierno, pero son inofensivas sin personas dispuestas a usarlas.

Los que nos mandan a la guerra no tiene que apretar un gatillo, o enviar una ronda mortal.

Ellos no tienen que pelear la guerra, sólo tienen que vender la guerra.

Ellos necesitan un público dispuesto a enviar a sus soldados en el camino del peligro.

Ellos necesitan soldados que estén dispuestos a matar y ser matados, sin preguntas.

Ellos gastan millones en una sola bomba, pero la bomba sólo se convierte en arma cuando los rangos militares obedecen la orden de usarla.

Ellos pueden enviar su último soldado a cualquier lugar de la tierra, pero sólo habrá una guerra cuando los soldados estén dispuestos a luchar.

Esa clase dominante, los multimillonarios que se benefician del sufrimiento humano, sólo se preocupa por invertir su riqueza para controlar la economía mundial.

Debemos comprender que su poder reside sólo en su habilidad para convencernos de que la guerra, la opresión y la explotación es de nuestro interés.

Ellos saben que su riqueza depende de su habilidad para convencer a la clase trabajadora a morir por controlar el mercado de otro país.

El convencernos para matar o morir se basa en la habilidad para hacernos creer que somos en algún modo superiores.

Soldados, marineros, infantes de marina, aviadores, no tienen nada que ganar con esta ocupación.

La gran mayoría de las personas que viven en los EE.UU. no tienen nada que ganar con esta ocupación.

De hecho, no sólo no tenemos nada que ganar, sino que sufrimos más a causa de ella.

Perdemos extremidades, sufrimos traumas o damos la vida.

Nuestras familias miran ataúdes envueltos en la bandera descendiendo a la tierra.

Millones de personas de este país, sin servicio de salud, sin empleo o sin acceso a la educación, ven como el gobierno tira 450 millones dólares al día en esta ocupación.

Pobres y trabajadores estadounidenses son enviados a matar a pobres y trabajadores en otro país y tan sólo para hacer a los ricos más ricos.

Sin el racismo, tenemos más en común con el pueblo iraquí que con esos multimillonarios que nos envían a la guerra.

Tenemos que despertar y darnos cuenta de que nuestro verdadero enemigo no es la gente que vive en tierras lejanas, esas personas con nombres que no conocemos y culturas que no entendemos.

Nuestro enemigo es una gente que conocemos muy bien y podemos identificar.

El enemigo real es un sistema que hace la guerra cuando es rentable.

Nuestro enemigo es el jefe ejecutivo que nos quita nuestro trabajo si resulta rentable, las compañías de seguros que nos niegan la salud porque es rentable, los bancos que se llevan nuestras casas cuando es rentable.

Nuestros enemigos no están a miles de kilómetros de distancia, están aquí mismo, en casa.

Si nos organizamos y luchamos con nuestras hermanas y hermanos, podemos detener esta guerra, podemos detener este gobierno, y podemos crear un mundo mejor.

Si la tiranía y la opresión llega a esta tierra, será bajo la forma de lucha contra un enemigo extranjero ... "La pérdida de la Libertad en nuestra casa será atribuible a las disposiciones contra un peligro real o imaginario desde el extranjero ... ", dijo James Madison


Fuente: www.informationclearinghouse.info/article26047.htm

Editado y traducido por Umberto Mazzei




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