lunes, 14 de junio de 2010

Conspiración

Edmundo Orellana

Don Porfirio Lobo denunció ser víctima de una conspiración para defenestrarlo de la jefatura del Estado. Acusa a miembros de su propio partido político y a otras personas.

Presiones internas y externas acosan a Don Porfirio desde que tomó posesión del Poder. Las externas consisten en las exigencias para cumplir con las mínimas condiciones de gobernabilidad para garantizar la reconciliación nacional, el respeto a los derechos humanos, la imparcialidad en el sistema de justicia, entre otras; las internas vienen de una diversidad de demandas: desde las tradicionales, hasta las derivadas de las circunstancias que generaron las condiciones que le permitieron acceder al Poder.

La comunidad internacional todavía no está convencida de que el denominado “gobierno de unidad nacional” esté seriamente interesado en cumplir esas mínimas condiciones. Esa desconfianza es notoria. Por un lado, la OEA crea una comisión para verificar si Honduras ha cumplido, a pesar de que su comisión interamericana de derechos humanos ha revelado en un informe que se siguen irrespetando los derechos humanos en el país y de que la Secretaría General de ese organismo avaló la creación de la comisión de la verdad y de la comisión de verificación. Por otra parte, el G-16 ha cuestionado públicamente las violaciones a los derechos humanos y la conducta del Poder Judicial. Igualmente, es preocupación de la comunidad internacional, manifestada en diferentes foros, que el Presidente Zelaya no pueda regresar a su patria porque no existe el ambiente propicio para ello.

El pueblo hondureño, por su lado, es la víctima de los desaciertos de los políticos y de todos cuantos participaron en los funestos acontecimientos que dieron lugar a la crisis que se generó el año pasado, cuya opresora vigencia no permite oxigenar el ambiente nacional.

Los sectores que le exigen a Don Porfirio que se radicalize frente a la comunidad internacional y que responda de inmediato a sus exigencias personales, de grupo o de clase, bajo la amenaza de un Golpe de Estado, son de aquellos que no han salido del siglo pasado y el resplador del nuevo milenio los ciega, amparados en que ya probaron que “sí se puede” y con impunidad. Hay de todo: “es un tutti frutti lo que hay allí”, dijo Lobo Sosa eufemísticamente, por no decir que hay individuos de toda laya.

No obstante, sus correligionarios jocosamente afirman que está bromeando, el sistema de justicia sostiene que no puede actuar si aquel no presenta pruebas (desconociendo la invetigación de oficio), la policía se limita a presentar un informe, sin otra acción ulterior, los camisas blancas lo acusan de provocar inestabilidad política y económica con esas denuncias, los militares dicen lo de siempre y su partido se llama a silencio.

Aunque pareciera que la denuncia surtió efecto, llegó el momento de las grandes definiciones para este gobierno, pues de lo contrario no podrá desestimular las nuevas conspiraciones que, sin duda, vendrán.

Gobernar es decidir. Gobierna, no quien vacila, sino quien actúa con determinación.

Fuente: latribuna.hn

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