Oscar Amaya Armijo
La postura de la rectora Julieta Castellano de no permitir la celebración de una misa en el Auditórium Central de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras UNAH, para celebrar el miércoles de cenizas, es más que correcta.
Se debe convenir, independientemente de las contradicciones internas que se manifiestan en la UNAH, en todos los órdenes, que esta postura de la rectora es una auténtica defensa de la autonomía universitaria y de la diversidad de pensamiento que debe existir en cualquier universidad que se precie pública y laica.
Es una ratificación al carácter científico que distingue a la universidad como institución destinada a la investigación científica en todos los saberes, al margen de los dogmatismos fundamentalistas que caracterizan a ciertos sectores ligados a procesos de dominación material y espiritual del pueblo hondureño.
Por supuesto que esta postura no niega el derecho de profesar la fe religiosa en cualquier parte, pero es claro que su ritualidad debe practicarse en aquellos lugares especiales, destinados para este fin: las iglesias.
Esta consecuente decisión de la rectora Castellanos ha levantado una campaña agresiva en su contra de parte de la Iglesia Católica a través de su semanario FIDES y de aquellos sectores intolerantes que, tras el golpe de Estado, se entronizaron en el gobierno.
Son tan intolerantes que hasta la expulsaron de la Comisión de la Verdad, promovida por el gobierno ilegitimo de Pepe Lobo, organismo en el que nada tenía que hacer la rectora más que legitimar las mentiras de la dictadura.
Son estos mismos sectores los que no han tolerado la más mínima libertad de expresión y movilización contra el Golpe de estado, y que ahora vienen a reclamar lo que ellos no han sido capaces de soportar: otras ideas que tiendan a condenar el status quo y a sus promotores oligarcas.
Nadie puede subirse a un púlpito a hablar del genoma humano, del doble funcionamiento del cerebro, la clonación o del origen de la vida planteado por Oparin, por ejemplo, so pena de recibir amenazas de excomulgación.
Además, en la Universidad convergen todas las manifestaciones del pensamiento universal y no puede darse preeminencia a uno de ellos, al menos que se quiera sumir a esta institución en el caos y la anarquía.
Finalmente, esta postura de la rectora Julieta Castellanos debe ser apoyada por la comunidad universitaria, por encima de las diferencias, pues en el fondo es una defensa a la diversidad y universalidad del pensamiento, así como un manifiesto apoyo a la autonomía universitaria y a la libertad de cátedra.
Fuente: Vos el soberano
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