Ya no es noticia que la política está en crisis, que una cosa son las campañas/promesas electorales y otra muy distinta la realidad del país. Si tiempo atrás se necesitaban años o periodos más o menos largos para pronunciarse acerca de un nuevo gobierno, hoy día el proceso de desgaste es sumamente acelerado y a las pocas semanas la opinión pública empieza su cerco mediático ante las muchas expectativas esperadas y prometidas y las escasas realidades cosechadas.
Y para hacer semejante afirmación nos basamos en el diagnóstico económico que hace una de las instituciones más serias del país: “con cada cambio de gobierno siempre tenemos la esperanza de poder decir que hay una Honduras mejor, que se encamina hacia una economía sostenible, socialmente justa y equitativa y que políticamente nuestra democracia se perfecciona. Pero como la realidad no es así es la razón por la cual se afirma que “Honduras tocó fondo”.
Los datos son apabullantes. “Honduras es una fábrica de pobreza, inequidad y de migrantes; la política pública es un terreno fértil para la ingobernabilidad; las finanzas públicas además de ser secretas son insostenibles, tanto por el gasto como por el autodespojo de los ingresos; ante el mega déficit presupuestario se necesita un plan anticrisis. Nunca como ahora es tan generalizada la crisis económica, social y política del país y, lamentablemente, nunca como ahora es tan estrecho el margen de error y la urgencia de propuestas para un verdadero diálogo y consenso”.
“Las respuestas dadas hasta la fecha no hacen más que contener y administrar la crisis sin enfrentar las causas que la generan. Por eso, si esta realidad no cambia en el corto plazo, la ingobernabilidad en el país será total. Más concretamente, señalamos que si en Honduras siguen teniendo prioridad a nivel de los tres Poderes del Estado, especialmente en el Congreso Nacional, los “intereses de partido”, los “intereses de grupo” y los “intereses personales”… Honduras no tiene futuro favorable”.
Si a este diagnóstico hecho por el Fosdeh, con el cual nos identificamos y hacemos nuestro, añadimos el clima social de inseguridad creado por los asesinatos continuos, permanentes y sistemáticos realizados desde el comienzo del nuevo gobierno, obtenemos un panorama del alto riesgo para nuestro país. Los efectos sociales de esta situación son obvios: la desmovilización, la impotencia y el temor generalizado. Todo ello en medio de un clima de inmunidad, impunidad y sin oportunidad de participación ciudadana alguna.
Tanto la crisis económica como la inseguridad social se combinan, a modo de conexión perversa, para ir afianzando en el país lo que se ha dado en llamar “la economía criminal global”. Ya desde hace tiempo las Naciones Unidas nos recordaban que “el crimen transnacional organizado, con su capacidad para extender sus actividades y apuntar a la seguridad y las economías de los países en vías de desarrollo o en transición, representan una de las mayores amenazas que tienen que afrontar los gobiernos”.
En conclusión, si se nos dice que “Honduras tocó fondo”, que estamos próximos a una “situación de ingobernabilidad”, que nuestro futuro no es favorable y que se está consolidando una “economía criminal global”, hay que buscar soluciones no con aquellos sectores que generaron la crisis si no desde los sectores que han sido las víctimas tanto de políticas perversas como de los grupos de poder.
Fuente: Radio Progreso (Editorial Nuestra Palabra)
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