Por Roberto Quesada*
Para empezar le creímos a Obama cuando como honorable, desde México, hasta se sintió molesto porque le pedían injerencia en Honduras, incluso llamó hipócritas a algunos por solicitarle mancharse sus blancas manos con el oscuro lodo del intervencionismo.
A partir de allí creímos que el conflicto en Honduras era interno y que por ello revertiríamos el golpe de Estado-Militar. De hecho, quienes estamos contra el golpe de Estado-Militar, vencimos, el pueblo hondureño logró retroceder el golpe de Estado-Militar de los cabecillas Micheletti y Vásquez Velásquez, pero no pudimos, hasta ahora, contra el golpe que nos propinara la Administración Obama.
Cuando ya Micheletti estaba que se frotaba más que nunca el anillo rojo sin éxito y Vásquez Velásquez se veía ya frente a un tribunal dando cuentas por muertes y atropellos, los Estados Unidos envió en boca de Shannon y de CNN el golpe que derribó al pueblo hondureño: "Reconoceremos las elecciones sea o no restituido Zelaya". (Esto no sólo les dio licencia para el fraude sino también para matar... ¿Y Obama? Bien, gracias).
Es increíble la dependencia total que tiene Honduras ante los Estados Unidos, es una dependencia vergonsoza de la cual no se salva nadie: ni oligarquía ni proletariado. Para los golpistas ese fue el oxigeno que necesitaban ya en casi total agonía, y al pueblo hondureño le bastó esas declaraciones para bajarle la moral de tal suerte que se escuchaba por todos lados: "No, ya Estados Unidos nos aplastó". Y así fue, nadie más que los Estados Unidos es quien ha derrotado, por ahora, al pueblo hondureño, ni siquiera nuestros compatriotas golpistas.
La Administración Obama puede presumir y hacerse acreedora de los aplausos ante ese gran triunfo: la máxima potencia militar del mundo contra uno de los países más pobres del hemisferio; el país más rico (aunque hipotecado a China comunista) contra un pueblo desarmado, hambriento y desinformado; los Estados Unidos y sus ejércitos, como las Fuerzas Armadas que tiene en Honduras, contra un pueblo pacífico que su unico escudo son sus famélicos cuerpos.
Indudablemente que es una victoria de la Administración Obama, pero pírrica, no alcanza para cubrir las consecutivas derrotas en Medio Oriente (de allí que ahora está enviando más de 30 mil soldados a Afganistan... No deja de ser triste ver a estos muchachos despedirse de sus familiares como en un desfile hacia el matadero). No debe olvidarse de que lo que nos presentan son los soldados muertos pero evitan mostrarnos a los miles de mutilados, a los miles de enfermos mentales a consecuencia de la guerra, mismos que regresan después a hacer matanzas contra civiles en lugares públicos.
No quiero ser pesimista con el pueblo hondureño pero después de tantos engaños queda nada más el escepticismo: No debemos creer, por ejemplo, que los cabecillas Vásquez Velásquez y Micheletti serán pronto llevados a tribunales internacionales. No, ellos tendrán la protección de los Estados Unidos, mientras continúen con esa fidelidad perruna no les pasará nada, pero si intentan pasarse más allá desde donde les permite la cuerda o de quitarse el collar, correrán igual suerte que Noriega y Sadam, a quienes sus mismos aliados hundieron. Aunque, por supuesto, en algunos casos se da justicia divina, como en el del dictador Somoza, a quien cinco valientes y decididos muchachos le dieron tal bazucazo, allá en su exilio en Asunción, Paraguay, que apenas pudieron reconocerlo por el bigote.
En Honduras le están vendiendo a la gente más ignorante (esto incluye a algunos/as que han pasado por la Universidad), a la que menos cuestiona y se deja llevar por lo que le digan, que quien ha perdido en este golpe de Estado-Militar es el presidente venezolano Hugo Chávez. Nada más falso que eso, todo lo contrario, es uno de los que más ha ganado.
A partir de ese golpe de Estado-Militar, Chávez ha confirmado que no puede confiarse de Obama, que el color de piel no determina el del alma o entra la duda si verdaderamente Obama manda; sabe que no debe creer en ningún diálogo (pues como escribió Ernesto Cardenal: "Hablan de paz/y en secreto se preparan para la guerra); Chávez ha sido alertado para estar atento a quienes tiene en la cúpula del ejercito bolivariano, así mismo a tener un ejército alternativo (que no le den la sorpresa de asaltarlo con un pueblo desarmado, tal como ocurrió en Honduras); el caso Honduras le da toda la facultad a Chávez y a cualquier otro presidente de comprar y desarrollar las armas que crea conveniente y tiene como respaldo el derecho soberano a la defensa; también queda evidencia que tanto la ONU como la OEA tienen limitantes y urge que estos organismos busquen mecanismos efectivos contra estos actos delincuenciales contra los gobiernos democráticamente constituidos; y así infinidad de cosas a su favor que ha colectado Chávez de ese experimento llamado Honduras.
En cuanto al dinero que los golpistas han dilapidado que el ALBA dio a Honduras, pues lastimosamente no es pérdida de Chávez sino del pueblo hondureño, pues éste era su destinatario. Lo positivo de todo esto es que el pueblo hondureño ha demostrado su heroismo y que continuará de pie aun cuando la maxima potencia mundial, los Estados Unidos, lo ha condenado a soportar una dictadura.
El Congreso Nacional de Honduras, con excepciones contadas, fue un espectáculo de mal gusto para el mundo, en donde abiertamente se vanagloriaban de ser golpistas (claro, esto porque saben que cuentan con el pleno respaldo de los Estados unidos). Actuaron como bien los describiera el periodista David Romero, como el Arca de Noé: Ladridos, rebuznos, cacareos, flatulencias, eructos... Indiscutible muestra de la podredumbre política en la que está sumergida Honduras, tanto así que las orugas viajan para hacer sus fiestas, como la reciente con la que Micheletti concede la Orden José Cecilio del Valle, en el Grado de Comendador, al connotado terrorista de origen cubano Armando Valladares, en el Salón Diplomático de la cancillería hondureña. Esta es una muestra de lo que los golpistas quieren convertir a Honduras: en una base terrorista contra los pueblos de América Latina.
Pero ni balas, ni gases lacrimógenos, ni atropellos, ni terrorismo mediático, ni que cerraran emisoras, ni censura, ni amenazas, ni mentiras ni nada ha hecho retroceder al pueblo hondureño, hecho contundente fue el abstencionismo electoral.
Y el actual presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya Rosales, no es solamente Historia viviente (como lo reconocen, incluso, sus enemigos) sino que también está dignamente en la Historia de Honduras y mundial e indudablemente su delito mayor, abrirle los ojos al pueblo hondureño, hacerles saber que existe una Constitución, haberles hecho conciencia de lo que son y deben ser dueños tanto de su territorio como de su destino, no ha sido en vano. Honduras resiste y con Honduras, Mel.
*Escritor y diplomático hondureño en resistencia, director de Honduras-USA Resistencia
Fuente: Rebanadas de Realidad
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario