Como era de esperar, no han tardado mucho las ultraderechas en manifestarse en cerrar filas entorno a los golpistas criminales hondureños. Así, apoyándose en aquel al que desprecian desde antes de ser nombrado, como es el caso de los del Partido Popular respecto de Obama, salta a la palestra el primero de los frentistas más instigadores de la violencia ultra, como el diputado Iturgaiz, que antes de saber el resultado de participación y de quienes han vencido (está claro que han vencido unos despreciables criminales, por cuanto que vencen al amparo de un golpe militar extremista y asesino), y se dedica a aventar lo fantástico de “la fiesta electoral hondureña”.
Y es que quienes mamaron la herencia del dictador Franco, y se dedicaron a crear un partido frentista como lo es el PP ahora y AP antes, nada tienen que ocultar públicamente, y se alinean siempre con los suyos. Por eso prefiere que unos comicios marcados por la violencia y la asonada militar, que han aupado a unos miserables al poder, sean los que decidan sobre el futuro de un país en el que se planteaba llevar a cabo una consulta popular en referéndum, para proponer un proceso constituyente que trajese más igualdad y democracia a un país que, como vemos claramente, gozaba de una muy delicada y fina línea entre la estabilidad y el desastre.
Pues bien, ahí están los que proclaman que prefieren la debacle siempre que sea bajo bandera fascista, antes que la cordura que puede correr el riesgo de serles contraria a los poderosos (no tal vez no: ese es el riesgo de preguntar libremente al pueblo). Pero no me cabe ninguna duda de que acabará siendo de la manera que estos deleznables políticos que tenemos prefieren, y se saldrán con la suya en contra, como siempre, del pueblo: paradoja de la vida que estén en un partido que llaman popular.
Más me preocupa el mañana en Honduras que sus cuitas de toda la vida, porque mañana, el pueblo hondureño se encontrará con un vacío legal de poder que se extiende desde sus más altos tribunales a los gobernantes y el presidente (falaz) que salga de esas urnas. Lo que se avecina en el país hermano, me temo que sea mas una revuelta popular que acabe en sangre, antes que los grandes beneficios que algunos esperan: eso es lo que debe preocupar.
Pobre Honduras, que al fin y al cabo, nosotros tenemos lo que merecemos con estos políticos que van arrastrando por el mundo una bandera hecha jirones en nuestro nombre: menos mal que la nuestra, la de verdad, es otra, la tricolor.
Viva Mel y la libertad en América Latina.
Fuente: www.larepublica.es
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