lunes, 30 de noviembre de 2009

"Ganó" Lobo y festejó la dictadura

Según los primeros resultados, Porfirio Lobo, el candidato del conservador y progolpista Partido Nacional (PN), se consagraba como presidente electo. La mayoría de los gobiernos de la región reiteró ayer que no lo reconocería.
La dictadura de Honduras alcanzó ayer su objetivo y celebró elecciones generales. Según los primeros resultados de boca de urna difundidos al cierre de esta edición, Porfirio Lobo, el candidato del conservador y progolpista Partido Nacional (PN), se consagraba como presidente electo del país centroamericano. De acuerdo a las primeras cifras divulgadas por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), Lobo aventajaba a su principal rival, el liberal Elvin Santos, por casi 20 puntos: 55,86 por ciento para el candidato nacionalista contra 38,24 por ciento para el hombre del Partido Liberal (PL). Mientras que la mayoría de los gobiernos de la región reiteraba ayer que no reconocería a las autoridades surgidas de estos comicios, en Honduras, apenas cerradas las mesas, cada una de las partes reivindicó la jornada como un triunfo.

Para los voceros del régimen de facto, la población apoyó con fuerza el proceso electoral. “Esto ha sido una fiesta”, aseguró el dictador Roberto Micheletti. Según los dirigentes de la Resistencia Nacional contra el golpe de Estado, la versión es otra. Desde las filas zelayistas, la estrategia había sido instar a la población a no concurrir a las urnas como principal forma de deslegitimar el proceso. Y ayer, a pesar de no contar con cifras oficiales, los opositores anunciaban que el nivel de abstención había sido altísimo, casi el doble del techo histórico.

“La abstención se situó entre el 65 y 70 por ciento. Está clarísimo que hay un rechazo a la legitimación del golpe, el pueblo ha dado un golpe al golpe de Estado y definitivamente va a ser difícil que la comunidad internacional reconozca estas elecciones”, aseguró ayer el líder campesino y dirigente de la resistencia Rafael Alegría. “La abstención llegó hasta el 80 por ciento en zonas como San Pedro Sula. La prolongación de una hora más no fue porque estuvieran llenas las filas en los colegios, sino porque estaban desesperados porque la gente fuese a votar”, precisó Alegría en alusión a la decisión del régimen de facto de demorar el cierre de las mesas.

Pero la dictadura, ayer, festejaba. Con el presidente legítimo Manuel Zelaya atrapado sin salida en la embajada brasileña y 30 mil soldados y policías desplegados por las calles para garantizar el orden, las urnas se abrieron temprano. “Empieza la votación”, gritó a las 07.15 AM José Saúl Escobar Andrade, presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE). “Por favor, salgamos a votar. Estoy diciéndole a todos los hondureños y hondureñas que vayamos a ejercer el sufragio, que no tengamos miedo, porque hay garantías de parte de las autoridades”, ratificaba cerca de las 9 de la mañana el dictador Micheletti al depositar su voto en la ciudad de El Progreso.

Encerrado con las ventanas tapiadas en la delegación diplomática brasileña, como desde hace dos meses, Zelaya, rodeado por sus fieles, impugnó los acontecimientos que sucedían en las calles desde primera hora de la mañana. “Se está queriendo elegir otro presidente y dejarles el poder a los militares. No hay castigo, tan sólo impunidad contra los que dieron el golpe de Estado, por eso las elecciones son fraudulentas y no representan al pueblo hondureño”, aseguró el mandatario derrocado. “Este proceso debe ser anulado. Aquí no todos pueden ejercer sus derechos”, insistió el hondureño.

A las palabras de Mel Zelaya, ayer, se sumaron las denuncias de la resistencia que, en plena jornada electoral, detalló los abusos de la dictadura. “Estamos hablando aproximadamente de 30 personas detenidas”, precisó la coordinadora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), Bertha Oliva. “Hubo allanamientos arbitrarios en locales y domicilios de activistas favorables al presidente legítimo, toda clase de acciones de intimidación y cercos militares contra las sedes de sindicatos y colonias (barrios) que son bastión de la resistencia”, denunció la dirigente. Al norte, en la ciudad de San Pedro Sula, además, una manifestación pacífica en contra de las elecciones fue reprimida por la Policía con gases lacrimógenos y carros hidrantes.

Pero lo cierto fue que, ayer, ni las denuncias de Zelaya y de Oliva ni la represión contra los manifestantes parecieron importarles a los candidatos en pugna. A lo largo de la jornada, cuando hablaron, lo hicieron exclusivamente para incitar a la gente a votar. “Independientemente de las preferencias de cada quien, lo importante es que acudan y voten. Recuerden que hoy (por ayer), más que nunca, estamos en unas elecciones en las que se está decidiendo el futuro de Honduras”, había dicho el favorito Lobo. “Estoy muy contento del resultado de la fecha, del entusiasmo de la gente, estamos llamando para que todos acudan a votar, tengan la seguridad de que estamos construyendo un nuevo país”, había declarado, a su turno, el liberal Santos.

Incluso César Ham, el candidato del izquierdista Unificación Democrática que decidió participar del proceso, alzó su voz en defensa de los comicios. “Estas elecciones son una fiesta cívica. A todos los que hemos estado en la resistencia, les digo que necesitamos tener mayoría de diputados y alcaldías desde donde podamos impulsar el proyecto de una Asamblea Constituyente para lanzar reformas sociales en Honduras”, justificó Ham.

Hasta ayer, los países que ya habían hecho público su respaldo a las elecciones hondureñas eran Estados Unidos, Costa Rica, Panamá y Perú. Colombia está a punto. Desde la vereda de enfrente, Argentina, Brasil, Bolivia, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Uruguay y Venezuela mantenían su postura de legitimar al nuevo gobierno al mando de Porfirio Lobo. La batalla por el reconocimiento recién comienza.
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