sábado, 3 de octubre de 2009

La restitución constitucional se logra únicamente por medio de la Asamblea Nacional Constituyente

Estamos a las puertas de octubre y los planes golpistas del imperio ya destruyeron el proceso que caminaba de la mano del presidente José Manuel Zelaya. Lo que en un principio quiso justificarse como una sustitución constitucional, hoy se encuentra en total estado de putrefacción política y económica.

Los daños causados por el golpe en todos los ámbitos de la vida nacional son incalculables, y tardaremos años en reconstruir la confianza entre los que apoyamos la voz de la justicia, el cambio, la libertad y la independencia total. La derecha cavernaria todavía sigue jugando con argumentos, haciendo estúpidas proposiciones que incluyen un puesto de por vida para Micheletti en el congreso.

Lo que jurídicamente sucede en Honduras es un rompimiento del orden constitucional de la República a través del golpe de Estado del 28 de junio. Romeo Vásquez Velásquez, en el paroxismo de la mentira y la perfidia argumenta que “... si en Honduras hubiéramos tenido un golpe de Estado yo seria presidente...”. Cínica reflexión de este sujeto después de todos los caídos, los vilipendiados, los ultrajados, por quienes no muestran el más mínimo respeto.

Es golpe de Estado militar porque ellos han tomado la “noble” tarea de imponer el orden al mas puro estilo fascista; es golpe de Estado porque sin tener medios legales, usurparon el poder ejecutivo; porque violaron la integridad del presidente y lo expulsaron del país sin ningún respaldo; porque violaron el derecho a la defensa; a la presunción de inocencia; porque en nombre de los intereses de un puñado de forajidos empresariales, lacayos del imperio, reprimieron bestialmente a nuestro pueblo; porque agredieron, asediaron, hostigaron y finalmente destruyeron la libertad de expresión. No necesitamos a un militar para afirmar que fue golpe de Estado. Esta pequeña muestra del prontuario criminal nos da una buena idea de qué estamos hablando.

En Honduras hay un completo estado de indefensión, no existen leyes, solo existen malas intenciones, amenazas, tráfico de influencias, mentiras, calumnias y un nivel increíble de estupidez por parte del gobierno, que en juicios estilo el tercer reich condena por terrorismo sin tener claramente tipificado el delito (porque esta gente ni siquiera habla un castellano decente).
En Honduras todo el fuero legal está controlado por la misma gente. Todos son borregos asalariados del mismo grupo que ha defraudado en miles de millones de dólares al erario publico. Esto ha sucedido hasta puntos que no conocemos, pero que seguramente una investigación seria descubriría una enorme cuantía en el botín.

En este mismo momento desalojan el Instituto Nacional Agrario, a sangre y fuego, más por el decreto de Micheletti que por el mandato de la ley. Con esto, el gorila mayor revela nuevamente su fija intención de proteger los intereses de los terratenientes. No sabemos cómo las ordenes judiciales se ejecutan con pasamontañas contra campesinos, mientras hasta la fecha ningún delincuente de peso ha sido capturado. ¿Por qué la inmunidad para el crimen organizado y el narcotráfico?

Bajo todas estas circunstancias, el regreso a la institucionalidad no consiste en regresar al presidente Zelaya a la presidencia. Hoy día es mucho mas importante la libertad del presidente que su regreso sumiso a una posición que evidentemente no vale nada para los golpistas. Si una negociación como la de San José amarra al presidente, eso no vale nada.

Recuperar la institucionalidad sólo se logra mediante la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente que produzca una nueva constitución alejada de la doctrina de la seguridad nacional de los Reagan y los Bush.

Si esta lucha ha de tener una victoria esa debe ser la ANC y la redefinición de la historia de Honduras. Detener la violencia en Honduras se ve cada vez más difícil; el pueblo tiene el derecho legítimo a la autodefensa.

Hermanos, debemos replantearnos los propósitos de nuestra lucha. Debemos empujar por la liberación de nuestro presidente; y por organizar grupos en todos los rincones del país para obtener la participación ciudadana.

El límite al que llegamos hoy exige una nueva respuesta. Las masas reprimidas son una bomba de tiempo y pueden sobrepasar los lineamientos de sus dirigentes. No nos quedemos atrás en esta coyuntura.
Como he repetido muchas veces, hay que formular las preguntas correctas para obtener los resultados idóneos. El análisis de qué es lo que queremos y cómo lograrlo, requiere de un análisis rápido, responsable, eficaz, de rápida ejecución. No debemos dar muestras de debilidad.
¡¡Seguimos en lucha, la victoria es nuestra!!
¡¡Liberemos al presidente!!
¡¡Vamos por la Asamblea Nacional Constituyente!!
La lucha ha de ser larga, pero el final será el mismo con el hondureño a la cabeza de su revolución.
PD. Quiero hacer un agradecimiento a mis compatriotas que me escriben a diario haciéndome comentarios y planteándome ideas sobre posibles caminos. Ni idea tiene la dictadura las enormes capacidades que ha puesto a favor de la libertad. Gracias hermanos.
Ricardo Arturo Salgado es Investigador Social
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente: voselsoberano
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