Eduardo Pérsico
... y aunque por los imprescriptibles crímenes de lesa humanidad por ahora se juzgan y encarcelan casi exclusivamente a reos de uniforme, seamos optimistas porque los procesos siguen adelante.
Cada vez que al Poder lo contradice la realidad que puede imponercualquier gobierno más o menos progresista en América Latina, se hace evidente el juego desestabilizador de los medios de comunicación regionales.
Eso lo hicieron cruelmente al derrocar al presidente Zelaya en Honduras , en el Golpe de Estado de la última semana contra el presidente Rafael Correa en Ecuador, y menos advertidos los manejos informativos del diario O'Globoen Brasil, durante las elecciones donde hasta última instancia ubicó al candidato Serra que perdiera por catorce puntos porcentuales en el recuento final y opositor al gobierno de Lula con su candidata Dilma, favorita en todas las encuestas menos en las de ese diario. Semejante manipulación ya resulta institucional en los diarios y cadenas televisivas de las corporaciones informativas, donde pareciera que la convicción de los redactores de estar condicionando la realidad los libera de toda culpa. Algo más bien para psicoanalista sin entrar en ética ni moral que entre ellos queda al margen, acaso porque mientras el gentío común no descubra este juego sobre su propia realidad, ha de seguir la fiesta.
La atrocidad descargada por militares, religiosos y banqueros en la región, en muchísimos casos debería avergonzar a los escribas y noticieros de Cla rín y La Nación en Argentina al menos, que mienten de frente como si la verdad histórica estuviera en sus editoriales llenas de aire irracional. El ataque al encuentro entrepersonas en una manifestación, por ejemplo, aterra a todos los comunicadores porque vislumbran en esa actitud la fuerza que suplantará a esta contradicción de un sistema decadente y exangüe.
No es para tanto, señores, pero cualquier pueblada en las informaciones son vistas como batalla sangrienta y decisiva, según vimos con la sanción de una Ley de Medios el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo; dos guerras santas entre los argentinos. Y en ese tipo de acomodamientos y conflictos sociales, dijeron estos días Beinusz Schmuckler, tratadista en Derecho y ex integrante del Consejo de la Magistratura, y Mariano Ciafardini, actual Director Nacional de Política Criminal, 'el Poder Judicial desempeña el mismo papel de las Fuerzas Armadas en otra época: son el reaseguro del establishment'.
Y lo afirmaron en tanto el cargo de los jueces es permanente mientras no caigan en mal desempeño, agregando los dos por hondo conocimiento de la actividad que los jueces son funcionarios no elegidos en un Estado democrático; un dogma que en parte garantiza la imposibilidad de cambiar el sistema de una corporación donde la inmensa mayoría que la integran ya vienen de una familia judicial. Y quela 'homogeneidad entre los jueces es una cuestión ideológica y de clase, más allá de la cosa corporativa'; algo que en ciertas instancias preocupantes como la actual no es poco, decimos nosotros.
Y como la contienda entre las autoridades legalmente constituidas y los grupos de interés informativo ya inunda los juzgados; última ratio de los pícaros y privilegiados al ser contradecidos; también aquí la encumbrada Corte Suprema no asumió la objetividad, adecuación y oportunidad que demandan las resoluciones, según exige este caso agobiante y particular como la Ley de Servicios Audiovisuales. Una imprescindible legislación que fuera votada a favor de su aplicación por el Congreso Nacional en diciembre del 2009, ideal para proyectar un país más inclusivo y serio no sólo en lo cultural, y hace un año la posterga un aluvión de interpelaciones, amparos y 'desinversiones', - vocablo quizá algo procaz- que despliegan en los tribunales de todo el país los notorios juristas del grupo Clarín, ese mismo monopolio mediático en diarios y televisión que de 1976 en adelante se asumiera socio, encubridor y cómplice de la dictadura más siniestra de la historia argentina.
Y como la contienda entre las autoridades legalmente constituidas y los grupos de interés informativo ya inunda los juzgados; última ratio de los pícaros y privilegiados al ser contradecidos; también aquí la encumbrada Corte Suprema no asumió la objetividad, adecuación y oportunidad que demandan las resoluciones, según exige este caso agobiante y particular como la Ley de Servicios Audiovisuales. Una imprescindible legislación que fuera votada a favor de su aplicación por el Congreso Nacional en diciembre del 2009, ideal para proyectar un país más inclusivo y serio no sólo en lo cultural, y hace un año la posterga un aluvión de interpelaciones, amparos y 'desinversiones', - vocablo quizá algo procaz- que despliegan en los tribunales de todo el país los notorios juristas del grupo Clarín, ese mismo monopolio mediático en diarios y televisión que de 1976 en adelante se asumiera socio, encubridor y cómplice de la dictadura más siniestra de la historia argentina.
Pero bien, al definirse sobre cómo y cuándo instrumentar de una vez por todas la Ley de Medios que nos ocupa y así neutralizar las infinitas conspiraciones tribunalicias y otra índole, los siete integrantes de la Corte Suprema más prestigiosa que tuviera Argentina durante décadas, bien digamos, en esta vez y rebuscando plañideros renglones, argucias sintácticas y galimatías verbales propias del gremio, 'su Señoría' volvió a indicarnos del modo más abstruso posible que 'el Poder tiene razón, señoras y señores'. Por supuesto, esquivando por tanta elegancia natural agregar el tanguero versito 'siga el mundo como está que está hecho a la medida', y así el sistema judicial igual que el patriotismo seguirá funcionando como el último recurso de los pícaros.
Mientras nosotros, cuarenta millones de argentinos no sabemos de quién son hijos las dos personas hoy mayores de las que hace treinta años se apropiara la dueña del Grupo Clarín; apropiación de niños, gravísimo delito; con qué mecanismo jurídico pasó a ellos y al diario La Nación la propiedad de Papel Prensa, y por qué Clarín no cumple con la ley de contratos laborales al no autorizar y expulsar las comisiones internas de trabajadores del diario, algo más o menos medieval, y la impunidad desde el Poder al presionar mafiosamente 'con sus tapas' a quien sea. Un Poder del que se jactan desde sus notabl es ejecutivos a los transitorios sonreidores que frecuentan sus cámaras; y aunque por ahora por los imprescriptibles crímenes de lesa humanidad se juzgan y encarcelan casi exclusivamente a reos de uniforme, seamos optimistas porque los procesos siguen adelante. (6 oct.2010).
Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argenttina.
Fuente: eduardopersico.blogspot.com - Vos el soberano - Kaosenlared.net
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