El pasado 28 de junio se cumplió un año del golpe Estado en Honduras encabezado por Roberto Micheletti y los poderes fácticos del país. Y sólo algunos tímidos gestos de denuncia se mantienen entre lo que llamamos comunidad internacional. Por el contario, los movimientos de solidaridad internacional siguen claros con su apoyo a la población y organizaciones locales comprometidas con la causa de la justicia, la resistencia civil. Estos sectores, campesinos y campesinas, maestros y maestras, periodistas, sacerdotes, etc., a lo largo de este año han sufrido asesinatos, desapariciones y amenazas de muerte.
Según denuncian el ‘Grito de los Excluidos’ y ‘La Iniciativa de Acción contra los Agronegocios’, la oligarquía agro-empresarial hondureña es uno de los elementos que se mueven con fuerza tras la trama y mantenimiento de esta situación. El caso que denuncian como más alarmante y significativo es el que se está sucediendo en la zona del Bajo Aguan, en el Departamento de Colon. Desde el mes de febrero de 2010 hasta la fecha, siete personas del MUCA (Movimiento Unificado Campesino del Aguan) han sido asesinados en su lucha por el derecho a la tierra. La última el reciente 20 de junio, Oscar Yovani Ramírez, de 17 años. 2.500 familias campesinas están siendo acosadas después de haber sido beneficiadas con 3.000 hectáreas de tierras que los empresarios de la palma africana, negocio en alza por su aceite para la elaboración de agrocumbustibles, quieren reconquistar.
Como estas dos organizaciones expresan en su manifiesto «las injusticias cometidas en el Bajo Aguan son un reflejo de los intereses voraces de los agro-empresarios que han ostentado el poder económico y político en Honduras a costa de la humillación y la violación de los derechos humanos. Son estos llamados empresarios quienes han consolidado su poder desde el golpe de estado hace un año». Y sin pelos en la lengua los señalan: son unos cuantos amos de empresas locales agroalimentarias y dueños de franquicias internacionales que nos resultan conocidas, como Pizza Hut, Kentucky, Pepsi, Gatorade, Burguer King o Dunkin’ Donuts.
El pueblo hondureño sabe bien de la fraternidad de algunos movimientos sociales, y juntos desenmascaran a quien quiere apropiarse de la naturaleza y explota a los seres humanos para el beneficio de unas cuantas élites. Las suyas.
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