jueves, 17 de junio de 2010

Selección, estadio y Estado

La pérdida ante la selección de Chile nos comienza a dejar una lección: esas alegrías del fútbol son tan efímeras que en tan sólo noventa minutos las mismas quedan hundidas de un tajo, y con un solo gol, en el fondo de nuestras propias redes.


Hoy estamos en el mundial, y todo es tan efímero que en unos pocos días, las alegrías y hasta las frustraciones quedarán en el pasado, y será la ocasión para que el fútbol deje su lugar a una realidad que seguirá intacta. En muy pocos días la inestabilidad política y los amargos datos de la violencia, demandará la atención primordial que hoy se le ha cedido a un balón redondo de fútbol y a un estadio.


En los hechos, la selección y su presencia en el mundial es utilizada por los mercaderes del deporte hondureño para comerciar y poner en venta a unos cuantos jugadores, los cuales, no sudan la camiseta por su amor patrio, sino también y primordialmente, porque ganan decenas de miles de dólares, y juegan lo mejor posible para llamar la atención de contratistas en el competitivo y productivo mercado del deporte.

Ya perdimos ante Chile, y aunque deja un sentimiento de tristeza y frustración, esa derrota se convierte en un camino que nos devuelve con mayor prontitud a las tareas que demanda nuestra realidad. Si la selección está siendo financiada con fondos del Estado, y por ello, con nuestros impuestos, sería una muy buena tarea que demandemos una profunda auditoría del uso de esos recursos, y que escudriñemos la ingerencia de sectores de la alta empresa privada en el uso de los recursos que el Estado destina al deporte, para sus propios beneficios.


Ya pedimos contra Chile, y ahora nos toca asociar esta derrota con los otros goles que los políticos y la alta empresa privada le meten continuamente al pueblo. El control de la selección para fines privados es un gran golazo de las mismas personas y grupos que nos golean desde los partidos políticos y desde el Estado. El Estado y el estadio son dos instancias en donde abundan los goles.


En el estadio, los equipos de los grandes empresarios se esfuerzan en distraernos con jugadas que buscan meter goles en las redes, mientras los mismos empresarios convertidos en políticos y funcionarios públicos, a través del Estado nos meten esos grandes golazos con el nombre de leyes, impuestos, contrabandos, robos, y a veces golpes de Estado bajo el nombre de sucesión presidencial. Y nos seguirán metiendo goles a no ser que así con la misma atención y euforia que miramos los partidos en el estadio, volvamos nuestra vista y nuestra atención hacia las barbaridades que los dueños del estadio hacen con nuestro pobre Estado.

Nuestra Palabra, Editorial Radio Progreso, 16 de junio de 2010

Fuente: Radio Progreso - Vos el soberano


No hay comentarios:

Publicar un comentario