sábado, 22 de mayo de 2010

Hambre

Por Melissa Merlo

Viene en todos los tamaños, sabores, olores y colores. Hay un tipo determinado para cada género, raza, época y por qué no, clase social. Hay un hambre olorosa, refinada, sutil, de ocasión. Hay otra agresiva, impertinente, asesina. Hay combinaciones de ambas, explosivas. Un rico en casa de pobre, muere de hambre porque nada de lo que ahí se come, estará en su dieta. Un pobre en casa de rico muere de hambre porque no tendrá la llave de la alacena.

A diferencia de lo que muchos creen, el hambre compartida es más hambre. El hambre no se divide, se multiplica, es hambre de dos, de tres, de mil, sumándose a muchas hambres que a diario nacen en el mundo. Es la peor pesadilla de un niño, y el sueño más cruel de una madre. Es un perro flaco olfateando las baldosas pisoteadas. Es el peor de los monstruos escondido en el ropero, muestra sus garras de día y de noche. Ataca sin tregua, nadie puede esquivarla o burlarla por largo tiempo. Viene y viene y sigue viniendo, todos los santos días, nunca se va, solo se aletarga por un rato. Es la peor peste para el pobre cuando, aunque llega en abundancia, es imposible combatirla. Es una tortura para el rico quien la aniquila fácilmente a cambio de unas libras de más que lo alejan del ideal de sus revistas fashion preferidas.

Nadie la invita por decisión propia. La podrán imponer los médicos, los brujos, las modas, pero no el ser humano. Ella es el recordatorio doloroso de que la vida existe. Se renueva en pocas horas, la muy insaciable. Nunca muere, mata. En una sola ocasión es invitada íntima, en la Huelga de Hambre. Es último recurso de una sociedad en pena, es grito universal de los derechos de hombres y mujeres. En esa temida ocasión es llamada a la mesa llana y se presenta en silencio, con media sonrisa, casi segura de su triunfo. Hace que un trozo de pan viejo luzca el más apetitoso. Ahí es más peligrosa, llega a confundir la mente del anfitrión que se debate entre ideales y tentaciones. Más que un acto de suicido o vía fácil, la Huelga de Hambre manifiesta el último rugido desesperado, la última fuerza de aliento, la sumisión de la solidaridad, la consecuencia final de la vida del hombre, a cambio de un acto de justicia del corazón del injusto.


Dedicado a los compañeras y compañeros Jueces y miembros de la UNAH
en Huelga de Hambre en Honduras
Mayo 2010

Fuente: Vos el soberano



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