Rodolfo Pastor de Maria y Campos
Hemos sido consternados testigos esta semana del baño de sangre y humo con el cual se cubrió Bangkok, donde el régimen militar se ha volcado violentamente contra un pueblo en protesta permanente, que exige, cada vez con mas energía y determinación, la reforma profunda de Tailandia. Un movimiento popular inspirado en un líder desbancado en 2006 por un golpe de estado, se ha convertido en una genuina revolución de las mayorías pobres y se propaga por las provincias, amenazando con desbancar al régimen golpista que ha reaccionado ante el asombro del mundo con desbordada represión. Todo parece indicar que falta poco para la caída de quienes se aferran al poder y a los privilegios del estatus quo ante la férrea voluntad popular.
En Washington, el Presidente Obama sigue enfrentando el triste desastre que significa el incontenible pozo petrolero para el medio ambiente, la cultura y la economía del golfo de México. Siguen apareciendo las tortugas, los delfines y las aves muertas, la pesca sigue prohibida. Mientras los habitantes de la zona se preparan para lo peor y comienzan a ver la llegada de la mancha negra, los científicos siguen sin poder calcular aun el enorme y funesto impacto que esta tragedia tendrá.
Pero por un par de días Washington se ha olvidado del pozo accidentado y ha recibido con pompa y fanfarria al Presidente de México, Felipe Calderón. En visita de estado se ha hablado de la arremetida contra los migrantes en Arizona y la Guerra contra el crimen organizado. En declaración conjunta, los presidentes han aprovechado para reafirmar su deseo de que Honduras se reconcilie y unifique, para poder “avanzar hacia delante” y han aplaudido la gestión del Presidente Lobo.
Vergonzosamente, coincidió la importante ocasión diplomática, la celebración precoz y el mensaje de buenos deseos para Honduras, con el primer comunicado de prensa de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que recién regresa de hacer profundas averiguaciones sobre la situación que prevalece en nuestro país.
Las noticias de la CIDH son alarmantes, se reitera que continua la sistemática represión del pueblo hondureño, la persecución de los lideres populares, el asesinato de periodistas y el abuso a las libertades elementales, al tiempo que prevalece la falta de justicia y se consolida el golpe. En el poder siguen, reclama la Comisión, los actores principales del golpe, encumbrados en puestos estratégicos y controlando todas las instituciones y los poderes del Estado. Se perdona a quienes han abusado de los derechos humanos, y continúan haciéndolo, mientras se persigue a quienes se atreven a cuestionarlos, a denunciarlos y lideran el esfuerzo en Resistencia.
Astutamente, el Presidente Lobo se viste de oveja en las Europas, pintando un panorama de reconciliación y unidad en el que insiste, promoviendo su “Comisión de la Verdad” dentro de la larga lista de “logros y esfuerzos” que pregona. Invita al Ex Presidente Zelaya a regresar, como para aparentar Buena voluntad. Desde España cuenta que el esta en contra del despido de los jueces críticos del golpe y anuncia que la Constituyente es un proyecto con el que el esta de acuerdo, que no solo la Resistencia demanda, sino que los empresarios le piden. Ojo con esto pueblo Hondureño, no nos traten los oligarcas de engañar con una Constituyente que ellos organicen y controlen, para robarse el proyecto popular de profunda reforma que el pueblo busca.
Hillary Clinton, al frente del Departamento de Estado, sigue haciendo un monumental esfuerzo por imponer a Latinoamérica la versión oficial, artificial, de que en Honduras, las cosas marchan hacia la normalidad y la paz. Se busca desesperadamente otorgar fingida legitimidad y reconocimiento internacional al Nuevo régimen. Afortunadamente, la región y sus líderes ha reaccionado con extraordinaria dignidad y novedosa autonomía, inesperada quizá, para los patrones históricos, domésticos e internacionales.
El Embajador Llorens, sigue insistiendo en catalogar a la Resistencia como un sector radical en el extremo, y no como el fundamental movimiento de oposición popular que realmente es. Nos quiere acaso desacreditar como actor válido en el proceso político, y nos equipara con el extremo conservador, mientras pretende ignorar la actividad paramilitar que este sector promueve. Por otro lado, se oficializa esta semana la reanudación de la cooperación militar de EEUU con los militares de Honduras. Habría que recordarle al Presidente Obama, a la Secretaria Clinton y al embajador Llorens, que esto son los mismos militares que llevaron a cabo el golpe de estado, abusaron sistemáticamente de los derechos humanos de nuestro pueblo y ahora, empoderados, lo siguen haciendo.
Ha trascendido también la estrategia de división que los grupos que controlan al país han comenzado a implementar contra la Resistencia, con la intención de vencerla. Eso no sucederá por supuesto, no pueden más las oligarquías y los imperios, pretender dominar la creciente voluntad de todo un pueblo que exige la reforma, pero por supuesto lo intentará. Los dirigentes de la Resistencia y el Frente en su totalidad deben estar conscientes de esta estrategia y ser cautelosos de caer en las trampas puestas. Debe la Resistencia reaccionar con la unión acorde y fortalecerse ante los ataques.
La Resistencia debe seguir adelante con su propósito inequívoco de exigir y llevar a cabo su proyecto de refundación nacional. Se debe consolidar el movimiento de manera estructurada y si bien respetando el origen diverso y plural del mismo, si organizándose de manera disciplinada, proactiva, frente a la segura embestida y la perversa estrategia del régimen y la oligarquía.
En Honduras nadie quiere violencia, todos queremos paz, reconciliación y unidad. Pero para lograr esa reconciliación y esa unidad, esa paz ansiada, genuina y sostenible, el pueblo exige reforma y justicia y lo seguirá haciendo a pesar de que algunos intenten acallarla, desviarla o detenerla. En Honduras, la voluntad popular, más fuerte y determinada que nunca, brota, fluye y crece. En Honduras, como en el fondo del golfo, el pozo aun sangra.
Fuente: Vos el soberano
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