jueves, 4 de febrero de 2010

Las armas de destrucción masiva de Honduras


900, pero catrachos puros

900, pero catrachos puros

Con dos oposiciones, una la del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) de corte socialista y otra la de la Unión Cívica Democrática (UCD) creada y sostenida por los golpistas y la ultraderecha se inaugura el término presidencial de Lobo Sosa. A lo que hay que agregar un país en peor situación que al final del gobierno interrumpido de Zelaya. En esa época Honduras gozaba de sus negocios usuales y se estaba agregando los del ALBA y sus conexiones con China, India, el Medio Oriente, África, etc. Hoy hasta la ayuda internacional se ha eliminado y solo parcialmente será recuperada gracias a que Lobo le dio salvoconducto a Zelaya y que va a incluir a sus representantes en algún proyecto de reconciliación, que fue el compromiso de Lobo con la comunidad internacional en el llamado Acuerdo para la Reconciliación de Honduras. Como añadidura, cuando Zelaya gobernaba a Honduras, ésta poseía excelentes relaciones con todos los países del mundo, hoy esas relaciones se terminaron y solo unos contados países que pasan por alto las anormalidades institucionales de Honduras han mantenido a medias sus relaciones con Honduras.

Solo un presidente asistió a la inauguración del presidente Lobo, el de Panamá, porque el de Taiwán no es reconocido por la ONU y el presidente de República Dominicana fue principalmente a escoltar a Zelaya en cumplimiento del Acuerdo. Toda esta grave situación de Honduras sucede porque nadie en el mundo, excepto los golpistas y sus áulicos, niega que existió un genuino golpe militar en Honduras: Terminar el gobierno de Zelaya, expatriándolo y dejando a Honduras sin presidente, todo por una acción militar, es un genuino golpe militar en Honduras y en cualquier parte del mundo. Ese golpe militar permitió la instauración de un gobierno anti-chavista, cuyo objetivo era apilar el mayor número de cargos contra Zelaya, alcanzaron hasta 18, e impedir a cualquier costo que Zelaya retornara al poder. Estos objetivos golpistas doblegaron a Honduras con un déficit de los más altos en su historia, un desempleo imparable y una división irreconciliable de los hondureños.

Para protegerse de la responsabilidad de todo este desastre al que sometieron a Honduras, los golpistas fuera de heroizarse lograron darse completa auto- inmunidad reafirmando sus acciones como legales tanto por el Congreso Nacional como por la Corte Suprema de Justicia. El primero con un tradicional lastre de corrupción y la segunda con uno de parcialidad. Téngase en cuenta que existen evidencias que van a la Corte Internacional de que fue el Congreso y la Corte quienes sentaron las bases legales para el golpe militar y de ahí su insistencia de que el golpe militar era completamente legal y que a Zelaya no lo habían quitado del poder, sino que Zelaya había dado lugar a que se cumpliera una sucesión de gobierno.

Los crímenes de Zelaya antes del golpe eran que había propuesto su presidencia como vitalicia, pero no existe ninguna prueba de ello, ni siquiera para un segundo término. La creación en dos pasos, completamente negables democráticamente, de una Asamblea Constituyente no es un crimen ni viola el art.239 de la Constitución hondureña que pide la destitución del presidente si éste intenta reelegirse. Un referendo tampoco es un delito en Honduras. Los dos pasos eran un sondeo de opinión y el tercero era una elección para la Asamblea Constituyente. Otro crimen era que había retomado las urnas para el sondeo de opinión del ejército, pero Zelaya como Comandante en Jefe del Ejército decide qué hace o no el ejército. Y otro que había desobedecido a la Corte. La Constitución de Honduras no obliga a obedecer la Corte si ésta ha decidido en error, art. 3 (Nadie debe obediencia… ni a quienes asuman funciones… o usando medios o procedimientos que quebranten o desconozcan lo que esta Constitución y las leyes establecen. Los actos verificados por tales autoridades son nulos.).

Después del Golpe Zelaya se convirtió en millones de Zelayas que conforman el hoy FNRP, que tiene como objetivo la Asamblea Constituyente. Entonces, los golpistas se inventaron un nuevo crimen contra la Resistencia para legalmente sacarla de la democracia, como “legalmente” quitaron del gobierno a Zelaya, y ese nuevo crimen es la traición a la patria, porque una República con Constitutición no necesita una nueva Constitutión.

Pero, nadie más que los mismos golpistas son los que alegan que el golpe militar contra la máxima autoridad de la República hondureña es una sucesión de gobierno, ellos son los mismos que alegan que un presidente se echa de su puesto si llega a cobijar la mínima ambición de reelegirse, cuando la misma Constitución dice que nadie puede ser culpable de ningún delito hasta que sea juzgado por una corte, se halle presente en su juicio y disfrute de su derecho de defensa. La Constitución habla del Vicepresidente, quien existe y cuya renuncia fue solo para poder ser Presidente y quien además fue elegido por los hondureños para ser presidente si el primero faltara por alguna razón.

La contradicción y contrasentido de la Constitución llevó a un caos nacional e internacional del cual no queda ninguna buena salida. Si la Constitución es como la interpretan los golpistas, esa Constitución es un mal nacional que enreda la democracia y postra a Honduras en humillación y miseria. Y cambiarla completamente es simplemente lo más obvio, natural y urgente de lograr.

Por otro lado, los hondureños han preferido la paz y los seguidores del presidente Zelaya se aglutinan en un grupo gandhista que no admite ni el mínimo asomo de violencia en Honduras. De existir 900 sanguinarios mercenarios extranjeros dispuestos a hacer de las suyas en Honduras la pregunta que el mundo se hace es por qué el ejército jamás denunció la existencia de semejante peligro para tomar urgentes medidas preventivas como arrestarlos para salvar a Honduras de un derramamiento de sangre sin tener que hacer ningún golpe militar ni postrar a Honduras a la peor miseria económica y al aislamiento mundial.

Estos 900 mercenarios extranjeros son las armas de destrucción masiva que justificaron la expatriación del presidente Zelaya, pero son muy peculiares, a ellos no les importaba que a Zelaya lo quitaran del poder, lo que más les importaba era que a Zelaya no lo fueran a dejar en Honduras, porque eso si desataría todo su desenfreno. ¿Dónde están esos 900 sanguinarios mercenarios extranjeros? Eso no se sabrá, pero que sus planes coincidieran matemáticamente con la imaginación de los militares, eso ya lo sabemos.

José María Rodríguez González

Fuente: voselsoberano.com

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