lunes, 4 de enero de 2010

Sin esperanzas

Julio Escoto

Siendo objetivo, apartando prejuicios políticos y sociales que como lapa carga uno en Honduras a la espalda desde la infancia y la pubertad -tantos fueron los desengaños- pero la verdad es que el panorama inmediato y el cercanamente futuro lucen grises, turbios, con mantecosa y por ende sucia imagen. Se despide de la plaza pública una de las peores cámaras legislativas de todas las épocas, comparable sólo a aquella que guió Porfirio Lobo y que aprobó en media noche el tratado de libre comercio con Estados Unidos -apenas eran 3,000 páginas- y en otra media noche la cláusula liberadora de soldados criminales norteamericanos ante la Corte Penal Internacional, Estatuto de Roma, así como la pequeñez de una condonación de cientos de millones de Lempiras para "agricultores" caídos en desfase financiero, entre ellos lógicamente el jefe mismo del congreso. Sobre este afirman fiscales de la Resistencia que en 2008 reportó al fisco haber percibido ingresos de L. 16 millones y haber gastado L 14, por lo que su contribución al Estado vía impuesto sobre la renta ascendía a la irrisoria suma de L. 350 mil. ¡Loor a abogados y auditores, viva la hondureña Facultad de Derecho!, fábrica de pícaros del mejor ingenio americano...

Lo que por dos décadas se procuró institucionalizar y civilizar -la sujeción de la fuerza armada al mando civil- se fue a carajos el 28 de junio y dio paso al Frankestein que asumíamos ya enterrado, el del imperio del garrote sobre la razón. Los hombres políticos del momento demostraron bestial incapacidad para dialogar -y cuando tal digo me refiero a todos, incluyendo liberales, no solo a golpistas- y en vez de transar hicieron truncias, que es decir sinvergüenzadas. En ese drama, más bien comedia y ridículo de la lógica, el peor actor fue el Congreso pues cometió y luego ratificó delitos graves contra la República, uno de ellos invalidar la Constitución. Hoy sólo resta inventar otra, reescribir otra acorde con los movimientos de reivindicación y autodeterminación más modernos de América y el mundo.

Salidos de escena los protagonistas del golpe -aunque no estén forzosamente inactivos- poco justo se sueña del nuevo gobierno, encabezado precisamente por un alumno de Konmosol, escuela de cuadros políticos en la extinta URSS, lo que daría esperanza de alguna sensibilidad social y civil. No hay tal: el hombre arriba atado de manos y pies por la más cruda reacción conservadora cachureca, una que piensa exclusivamente en negocios y vender nuestras riquezas paisanas al mejor postor, jugosa ganancia de por medio. Basta observar quiénes aspiran a ocupar la mesa directiva del parlamento para extraviar cualquiera ilusión. Quien que es puta vuelve, sentencia Armando García.

De los pequeños partidos se conoce que su fuerza ética y electoral es mínima, insuficiente para impulsar, siquiera apoyar cambios. Del Liberal da risa lo acontecido: se desclasó a sí mismo, golpeó a su propio presidente y provocó que el pueblo votante -escasamente votante- lo expulsara del poder. Su candidato propuesto -que no ofrece oposición, cuán inocente es- fue burbuja incapaz de articular mensajes trascendentes. Él y su linda compañera se imaginaban pareja Kennedy en la Casa Blanca, rodeados con espumas champaniles jet-set. Para ver a lo que lleva la vana educación de ciertas sabidas escuelas bilingües: élites ajenas -y por ende reaccionarias- al devenir nacional.

La última fe reside en que el movimiento de resistencia estructure discursos lógicos y con apelación global, de bienestar común no obligadamente zelayistas ni doctrinariamente izquierdistas, sino de profundas búsquedas para la determinación e independencia nacionales, que en el fondo serán progresistas, gracias a dios que colocó el corazón a la izquierda. Discursos horizontales, no verticales como son los de partido: ofertas de cambio sin dogmas ni demagogia; transformaciones que toquen a la gente real, no sólo a la estadística. A lo mejor como que quedan esperanzas.

Fuente: elheraldo.hn

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