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| El depuesto presidente Manuel Zelaya muestra un aparato de bloqueo de telecomunicaciones durante una conferencia de prensa desde la emabajada de Brasil en Tegucigalpa. Foto: Reuters. |
TEGUCIGALPA, 26 Setiembre 2009, (Reuters).- Como ocurrió años atrás en Panamá con el escondite del dictador Manuel Noriega y en Perú con la toma de la residencia del embajador japonés, el Gobierno de facto de Honduras acosa con ruido y luces al depuesto presidente Manuel Zelaya, refugiado en la embajada de Brasil.
"Tengo los ojos irritados, estoy mareado, tengo dolor de cabeza", se quejó Zelaya, poco después de denunciar que militares colocaron tubos hacia la representación diplomática e invadieron supuestamente la casa con un gas tóxico que provocó que varias personas escupieran sangre.
Un testigo de Reuters dentro de la embajada dijo que se sintió un fuerte olor similar al de insecticida y varias personas, que llevan cuatro días encerrados en la sede diplomática, sufrieron mareos y dolores de cabeza.
Al asomarse hacia la calle por un muro de la embajada, el testigo vio a militares entre los árboles con un pequeño tanque cubierto con un plástico color verde cerca de ellos.
Durante la invasión de Estados Unidos a Panamá en 1989, Noriega se refugió en la Nunciatura Apostólica de la capital. Uno de los métodos para forzarlo a salir fue colocar grandes parlantes que tocaron estridente música de rock a alto volumen y sin interrupción por tres días hasta lograr su objetivo.
Unos años después, en 1997, el presidente peruano Alberto Fujimori hizo algo parecido cuando la organización guerrillera Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) tomó la residencia del embajador japonés durante meses con cientos de rehenes.
En ese entonces, el mandatario instaló grandes parlantes que pasaban marchas militares frente a la residencia para acosar al grupo que secuestró al edificio diplomático. También cortó la luz y el servicio de agua.
Más de una década después, los militares hondureños -que durante décadas desde la Guerra Fría han sido entrenados por Estados Unidos- están ensayando tácticas para acabar con la paciencia del derrocado mandatario que intenta volver al poder, según el propio Zelaya y testigos de Reuters.
Zelaya volvió clandestinamente al país después de tres meses de exilio forzado y pidió refugio en la embajada de Brasil para evitar una orden de arresto en su contra.
El acoso del Gobierno de facto que asumió tras el golpe militar contra Zelaya el 28 de junio se desarrolla gradualmente y en pequeñas dosis.
En los días previos, unos paneles sonoros emitieron durante la noche un zumbido que provocaba jaqueca y insomnio, al tiempo que reflectores fueron colocados desde las casas vecinas hacia la embajada, donde conviven con Zelaya unas 60 personas entre partidarios, periodistas y diplomáticos.
SOLO LIMPIEZA, DICE GOBIERNO DE FACTO
El Gobierno de facto, que se niega a restituir el poder a Zelaya porque asegura violó la Constitución al querer realizar una consulta popular, niega estas tácticas de presión, y dijo el viernes en un comunicado que sólo realiza operaciones de limpieza en la zona y a eso se debería el olor penetrante.
"Es totalmente falso que miembros de la Policía Nacional hayan colocado un equipo especial que dispare un líquido que provoque malestar en las personas que están al interior de la sede diplomática de Brasil", señaló en un comunicado.
Los alimentos llegan por cuentagotas a la embajada, donde permanece el encargado de negocios brasileño, y son ingresados por organizaciones de derechos humanos o por la oficina local de las Naciones Unidas después de varios trámites y de atravesar varios cercos de militares y policías.
Durante algunas noches, otros testigos de Reuters han visto recambios de los comandos militares, algunos de los cuales pasan por delante de la embajada haciendo sonar sus escudos antimotines contra el piso y entonan cánticos bélicos.
"Desde el día en que la embajada de Brasil refugió al presidente Zelaya ha estado virtualmente en estado de sitio", se quejó el canciller de Brasil, Celso Amorin, ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
Fuente: www.elinformanteperu.com
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