martes, 7 de julio de 2009

La crisis en Honduras, primeras reflexiones

Por Miguel Ángel Sandoval - Guatemala, 6 de julio de 2009

Una semana después del golpe militar que ya es reconocido como el primero del siglo XXI, pues en Venezuela fracasó en las primeras 48 horas, hace falta intentar algunas reflexiones. Lo primero que hay que destacar es el más grande consenso político continental desde la época de la posguerra. Todos los mecanismos multilaterales condenaron sin duda ninguna la asonada militar de Honduras. El ALBA, el SICA, el Grula, la OEA, la ONU, incluso el gobierno de los EEUU. Con ello se envió mensajes en distintas direcciones. No hay golpe de Estado que tenga las piernas largas. Y ello sin duda pone a la discusión los alcances de la democracia continental que se quiere construir. No es posible por más tiempo pensar en simples y limitadas democracias representativas, es necesario entonces, pasar a procesos democráticos de corte participativo con expresiones democráticas directas. Ese es el centro de la cuestión.

Como segundo aspecto hay que destacar la maduración de un proceso social en Honduras, que contra todo pronóstico, se esta convirtiendo con el paso de las horas en una verdadera revolución democrática, aun cuando no pueda, de momento, tomar el poder. Eso es lo que indica la cantidad de imágenes de televisión y las fotos de los corresponsales. Honduras cambió en una semana y ahora el pueblo hondureño es un actor de primer orden. Zelaya fue el motor de este cambio y ahora debe acompañar a la población desbordada. En otras palabras, si el presidente Zelaya desató las fuerzas sociales que ahora se manifiestan, es bastante claro que ahora Zelaya debe escuchar el sentir del pueblo de Honduras. Hay un cambio de calidad, insensible si se quiere pero efectivo.

No se trata solo de condenar al golpe de Estado, que por cierto convoco la más amplia unidad de criterio en el continente, ahora se trata de llevar la discusión hacia temas que a la gente enquistada en el poder tradicional no le gustan, como lo son las consultas democráticas, y lo mas importante de ello, la participación social con mejores posibilidades y con mas autoría en los procesos sociales. En este aspecto tenemos que convenir que durante años a fuerza de repetición habíamos caído en limitar la democracia a lo representativo de ésta. Y ahora nos damos cuenta que en términos democráticos hay mucho mas terreno que recorrer, en especial en todos los temas que durante años fueron materia exclusiva de decisiones de los sectores históricamente dominantes.

En otro texto señalaba que lo mas característico en las elites políticas tradicionales del continente, era su miedo a la democracia ; por supuesto que a la democracia participativa, directa, con gente de a de veras en las tomas de decisiones, y no solo en el momento ritual del voto. Y caminar en la vía participativa es el valor agregado de la discusión del golpe de Estado contra Zelaya. No es solamente la crítica del golpe, es la discusión de las razones por las cuales el mismo se produjo. Se valen o no las consultas populares, está la democracia en cualquier país con el espíritu suficientemente amplio para aceptar que es tiempo de consultas democráticas y que el pueblo debe ser un actor de primer orden, pues eso es lo que desató los demonios en Honduras, y eso es lo que debemos aquilatar en las demostraciones populares de ahora en la revuelta del pueblo hondureño.

En otras palabras, Honduras lo que puso a discusión es el alcance de las consultas democráticas fuera de las elecciones, fuera del libreto construido a fuerza de paciencia y golpes de fuerza por las elites gobernantes.

Y hay otro elemento de orden geopolítico que merece ser estudiado, y es que los EEUU con todo su poder económico y militar y toda su influencia geopolítica, esta sin la iniciativa en este proceso. Ni el gobierno de Mel Zelaya le consultó su opción por la cuarta urna y la consulta democrática, ni los golpistas le pidieron permiso para la burrada que hicieron sacando a Zelaya en ropa de dormir, ni los países del ALBA hicieron algo en consulta con los vecinos del norte lo cual dicho en otros términos refleja los grados de autonomía que se han desarrollado en la región vis a vis los EEUU. Es una situación inédita en la que nos encontramos y en donde los EEUU aunque quieran no pueden hacer mas que sumarse a la posición de la OEA, o al ALBA, lo cual es algo ajeno a la tradición de estas relaciones.

Hacer algo en contra de este escenario, implicaría romper con alguna pequeña expectativa que pueda haber con el gobierno del presidente Barack Obama, del cual se espera que por lo menos deje de lado el viejo libreto de las democracias que tenían su capital en Washington. De alguna manera, la historia continental y de Honduras se está rescribiendo.

Fuente: www.albedrio.org

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