Más de 50 mil familias del sur de Honduras se encuentran hoy en riesgo por la sequía y la hambruna, situación agravada tras el golpe de Estado ante la suspensión de proyectos de desarrollo rural.
De acuerdo con la Comisión Permanente de Contingencias, la falta de alimentos y agua afectan a los habitantes de casi todos los municipios de los departamentos de Choluteca, Valle y Francisco Morazán, que ya de por sí son muy pobres.
"Aquí conseguir el agua está muy difícil, encontrar la comida también", dijo al periódico "El Heraldo" el campesino Rosalío Gálvez.
Desde diciembre muchos ríos se secaron por la ausencia de precipitaciones y el fenómeno perdurará al menos hasta julio, según estiman los expertos en meteorología.
La sequía también golpea de manera severa al ganado, uno de los rubros del cual viven muchas familias en este departamento.
Ante esta situación, algunos labriegos abandonaron sus comunidades y ahora deambulan por las ciudades en busca de alguna oportunidad de trabajo.
Los problemas en el campo se agravaron en los últimos meses por la inestabilidad política creada tras el golpe de Estado del 28 de junio y la suspensión de proyectos emprendidos por el gobierno de Manuel Zelaya en apoyo a pequeños y medianos productores.
También fueron interrumpidos programas impulsados por la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) en sectores como la salud, educación, energía y agricultura.
El país centroamericano había recibido de ese bloque 100 modernos tractores, además de arados, sembradoras y otros implementos para el fomento de la producción.
Fuente: Prensa Latina - tgj/car
De acuerdo con la Comisión Permanente de Contingencias, la falta de alimentos y agua afectan a los habitantes de casi todos los municipios de los departamentos de Choluteca, Valle y Francisco Morazán, que ya de por sí son muy pobres.
"Aquí conseguir el agua está muy difícil, encontrar la comida también", dijo al periódico "El Heraldo" el campesino Rosalío Gálvez.
Desde diciembre muchos ríos se secaron por la ausencia de precipitaciones y el fenómeno perdurará al menos hasta julio, según estiman los expertos en meteorología.
La sequía también golpea de manera severa al ganado, uno de los rubros del cual viven muchas familias en este departamento.
Ante esta situación, algunos labriegos abandonaron sus comunidades y ahora deambulan por las ciudades en busca de alguna oportunidad de trabajo.
Los problemas en el campo se agravaron en los últimos meses por la inestabilidad política creada tras el golpe de Estado del 28 de junio y la suspensión de proyectos emprendidos por el gobierno de Manuel Zelaya en apoyo a pequeños y medianos productores.
También fueron interrumpidos programas impulsados por la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) en sectores como la salud, educación, energía y agricultura.
El país centroamericano había recibido de ese bloque 100 modernos tractores, además de arados, sembradoras y otros implementos para el fomento de la producción.
Fuente: Prensa Latina - tgj/car
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