lunes, 22 de febrero de 2010

Por estas dos razones

Roberto Zapata

No cabe duda y quien piense lo contrario, se llama a engaño, el Golpe Militar perpetrado el 28 de junio del 2009 tiene dos razones fundamentales: primero consolidar de una vez por todas el neoliberalismo y rescatar el Estado del peligro que representaba el acercamiento del Gobierno de José Manuel Zelaya Rosales con el pueblo real. En tal sentido los hechos que parten de esa fecha hasta el presente son uno solo y no debe verse como dos cosas distintas la administración de Roberto Micheletti y Romeo Vásquez, con el actual equipo que comanda Porfirio Lobo Sosa y Romeo Vásquez Velásquez, pues no lo son; todo es una sola línea de conducta política del poder real dividido en dos instancias. Veamos.

El neoliberalismo con carta de ciudadanía en Honduras a partir de 1990, sin embargo su embrión se gestó mucho antes y para cuyo nacimiento se requirió del sistema que se conoce como de Seguridad Nacional. La Constitución nacida a principios de los años ochentas tiene la impronta de esta forma económico, pues representa el tipo de gobierno requerido para su funcionamiento. Los arreglos que en el camino se le hicieron, no son sino las enmiendas a los errores cometidos en su elaboración habida cuenta que, la mayoría de los constituyentes eran aprendices de una nueva concepción de patria y de gobierno. Los mecanismos de defensa popular nacidos por las presiones de las masas como la seguridad social, El Código del Trabajo, las leyes de colegiación y sindicalización; los planes de mejoramiento social como la Reforma Agraria, Banadesah, el Instituto de Mercadeo Agrícola, un conato de banco popular y demás centros de acopio, nacido para favorecer las causas del pueblo debían quedar en el olvido pues representan rémoras para el nuevo sistema y unos caducos instrumentos de ingerencia del Estado en el desenvolvimiento de la nueva sociedad.

Desde un principio se buscó la manera de destruir el Gobierno: Los gerentes de los entes públicos fueron escogidos entre el personal de confianza de la empresa privada o se le dio la responsabilidad de esas dirigencias a empresarios connotados, a fin de que procuraran el desgaste de las empresas del pueblo. Así fue posible que el ferrocarril y el correo nacionales se anquilosaron porque sus gerentes no los dejaron evolucionar para favorecer a los transportistas y a los “curriers” privados; Banadesah siempre operó en rojo, saquearon la Conadi; acrecentaron la deuda nacional con préstamos directos a bancos extranjeros, cuyo aval era en Estado y que ellos no pagaron, y el fraude mayor, bajo el pretexto de que para salir del subdesarrollo Honduras debía diversificar su producción agraria, embrocaron a los campesinos y terratenientes medios a que dedicaran sus tierras a la siembra de productos de materia prima para la industria.

Vale recordar que hasta los años sesentas Honduras era considerado como el granero de Centroamérica, pero una vez que destinamos la mayoría de nuestras tierras para sembrar la palma africana, el algodón, la caña de azúcar, la piña y los melones para el mercado internacional pasamos a una dependencia total; ahora tenemos que importar hasta el maíz y los frijoles; estamos en condición tal que el Imperio puede hacernos morir en una semana, ponernos de rodillas a la hora que quiera. Hoy sabemos que eso se fraguó en 1954, bajo una ley del congreso norteamericano, que ordenaba que todos sus “amigos” para lograr su apoyo debería producir materia prima para la industria gringa y no producir alimentos, todo ello por mandato de lo que se conoce como “Consenso de Washington”.

Además la organización del pueblo bajo el esquema del “poder ciudadano, contrario a las apetencias de la empresa privada, favorecía la instalación de un Estado muy poderoso y proveía a las masas de un instrumento extraordinario para instigar en procura de nuevas conquistas (ellos ya tienen la sociedad civil que hace fuerza en sentido inverso y representa al” pueblo ”). Lástima que los líderes populares no entendieran el mensaje y desestimaran la posibilidad de contar con un organismo de unidad propio que les permitiera encarar, en un especie de frente amplio las exigencias para obtener una vida mejor. No sucedió así con el Golpe de Estado en el cual las masas superando su caudillismo habitual, se lanzó a las calles en su mayoría por que había podido intuir que detrás de la “cuarta urna” se asomaba la esperanza de cambiar para siempre las leyes que le han sido adversas. Grande fue el acierto de los lideres que lograron organizar la conducción adecuada y la nutrieron de las ideas y métodos de lucha apropiados para ese momento.

Pero Pepe Lobo asume en condiciones difíciles la presidencia de la República después de unas elecciones espurias, rechazadas por el pueblo y hasta hoy por la comunidad internacional. Vista está que eso no le importa ni a la oligarquía ni a sus socios internacionales, necesitan de algo aparente, pues como dice el investigador norteamericano Robert W. McChesney, “El neoliberalismo funciona mejor dentro de la democracia formal con elecciones, pero con la población alejada de la información y del acceso a los foros públicos necesarios para participar significativamente en la toma de decisiones.” Según su opinión, esto es lo único diferencia al neoliberalismo del Nazismos, pues aquellos no toleran la democracia ni fingida. Además advierte que, “ la desigualdad social generada por las políticas neoliberales minan cualquier intento de realizar la igualdad legal necesaria para que la democracia sea creíble.”

El gobierno nacionalista no ha desmontado los organismos que dieron el Golpe de Estado, pues ese partido participó activamente como instigador y como ejecutor del golpe; aún están en funciones los miembros de la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio Público, fuente legal para la violación de todos los derechos humanos y de la usurpación del Poder Ejecutivo y la expulsión del Presidente. Pepe Lobo mantiene al mismo ministro de defensa, la cúpula militar y el ilegal Tribunal Superior de Elecciones se mantienen. ¡Nada ha cambiado! Nadie ha caído preso ni caerá por esta circunstancia.

Sin embargo, Vanesa ha muerto de muerte violenta, Hermes fue herido, dos periodistas fueron torturados y amenazados, todos miembros del Frente Nacional de Resistencia Popular y para colmo, el sobrino de Gustavo Álvarez ha iniciado sus madrugones con vistas a reprimir al pueblo hondureño. Todos estos hechos son indicativos de que necesitamos una reflexión profunda sobre lo que estamos haciendo, no sea que el pueblo se desencante de la misma forma que se desencantó de los partidos tradicionales. Las marchas del 5 de julio, 15 de septiembre, las incursiones al Departamento de El Paraíso, hasta culminar con la del 27 de enero dejan claro el mensaje de que ha llegado el momento de decir basta, que necesita acciones, no peroratas. El 29 de noviembre demostró que no cree en las elecciones mientras no pueda obtener la seguridad de que serán limpias y transparentes, para poder de una vez por todas, impulsar un gobierno democrático, justo, equitativo e incluyente. Creo que debemos apurar el paso o nos quedamos solos.

Fuente: Vos el soberano

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario