Los datos más recientes indican que en Honduras la Junta de Comandantes de las Fuerzas Armadas es responsable por el asesinato de al menos siete personas identificadas; los detenidos superan 2,000 personas, en Santa Rosa de Copán, Tegucigalpa, El Paraíso, Danlí, San Marcos de Colón, San Pedro Sula, Tocoa, Trujillo y Tegucigalpa, más de 150 heridos y la cantidad de desaparecidos aún no se cuantifica. Hasta ahora no aparece un solo militar patriota que esté en contra del luto, represión y zozobra en que yace el pueblo hondureño y aun así, desde las calles, es el único que defiende la democracia por los múltiples daños en el presente y en el fututo que conlleva la existencia de la dictadura. Ya los políticos hipócritas han dicho que los responsables del golpe de Estado en Honduras son las Fuerzas Armadas porque sostienen la dictadura y, eso, es cierto. Mientras al pueblo lo masacra el Ejército y la Policía, todos los oficiales se cruzan de brazos a mirar el drama horroroso. Periodistas internacionales fueron golpeados y amenazados durante la reyerta en una clara violación a los derechos humanos mientras el dirigente sindical y político independiente Carlos H Reyes se encuentra en estado delicado de salud después de ser atacado por los policías.
Redacción / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Los golpistas que han asaltado el gobierno están matando al pueblo. No se sacian de la sangre desde el 28 de junio anterior cuando dieron el golpe de Estado. Para ello se ha creado un ambiente de terror y la ciudadanía está inmersa en la zozobra, porque no es fácil no todos descifran lo que los expertos en inteligencia militar llaman guerra psicológica.
Parte de ese esquema de manipulación de masas ha sido la suspensión de las garantías constitucionales desde hace más de un mes, aunado a permanentes toques de queda, música marcial, en suma, se trata de una política de seguridad nacional para delinear planes de matanza colectiva con el supuesto que eso debilitará de manera gradual el carácter de los manifestantes.
Por eso ese se han ordenado cercos policiales para mantener el control de las vías públicas, se ha detenido ilegalmente a varios centenares de personas en todo el país y al mediodía el himno nacional suena en los medios de comunicación afines a los golpistas como símbolo de represión.
CODEH DENUNCIA GENOCIDIO
El presidente del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (Codeh), Andrés Pavón, denunció que los cuerpos de seguridad del Estado, Policía Nacional Preventiva y el Ejército, cometen un genocidio en el país ordenado por las autoridades de facto que preside Roberto Micheletti Baín.
Pidió que se “suspenda de inmediato la pretensión de provocar un genocidio por hambre y omisión a la que está siendo sometidas más de 20 mil personas”.
Es necesario –agregó- que presentemos un recurso de amparo y solicitemos una investigación y solicitemos un requerimiento fiscal ante las autoridades del Ministerio Público en contra de las autoridades de facto por el abuso de autoridad y la violación de más de 22 artículos de la Constitución de la República, que tienen que ver con el derecho a la alimentación, salud, defensa, protesta, movilización y a la libertad de circulación.
"Son una serie de agravantes a los derechos humanos y venimos acá ante la CSJ a poner en autos para que después no digan que el Estado de Honduras no tenía conocimiento de la práctica de un genocidio de carácter colectivo que están desarrollando las Fuerzas Armadas y la Policía”, dijo el defensor de los Derechos Humanos.
CIFRAS DE REPRESIÓN ALARMAN
Según el Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos (CIPRODEH), a partir del golpe de Estado, el país vive emergencia nacional en materia de los derechos humanos porque se reinstalaron viejas prácticas de la Doctrina de Seguridad Nacional, a través de la intimidación y represión de parte de la policía y la milicia.
El saldo de todo esto es no menos de cinco muertos, dos desapariciones forzosas, 1,275 detenciones vinculadas con infracciones al toque de queda, 13 detenciones arbitrarias de extranjeros, represión de más de una decena de medios de comunicación en Honduras, amenazas y el hostigamiento a más de una decena de periodistas.
El informe también hace una denuncia sobre la reactivación de los grupos paramilitares vinculados con organizaciones de narcotraficantes y compañías de seguridad privada al servicio de empresarios que operan en conjunto con miembros del XV Batallón con sede en Colón.
GOLPISTAS LLEGAN AL NACIONAL
En un vídeo propiedad de EL LIBERTADOR que se presenta en internet, se presentan las pruebas del policía que abrió fuego contra un gran número de aficionados afuera del Estadio Nacional que lleva el nombre del dictador “Tiburcio Carías Andino”. El saldo de tres muertes esa tarde dominical es de tres muertos, más de una veintena de heridos y golpeados y varios policías lastimados. Después del incidente los noticiarios de radio y televisión, así como los medios escritos hicieron hincapié en la inseguridad que ronda en los estadios de fútbol.
Nada más alejado de la realidad si se toma en cuenta que para esta ocasión, la reyerta no la comenzaron los miembros de las barras bravas, sino la Policía Nacional Preventiva que tienen orden disparar a la menor provocación siguiendo el libreto de la Doctrina de Seguridad Nacional que fue utilizado en la década de 1980.
INCENDIO, SIMBOLISMO DEL CAOS
Con todo esto, no es ilógico pensar que aún el incendio ocurrido este jueves haya sido ocasionado de manera intencional, con el fin de provocar animadversión.
Angustia, desesperación e impotencia era el sentimiento prevaleciente en más de 200 vendedores del mercado Colón de Comayagüela cuyos negocios quedaron destruidos por las llamas de un incendio que se reportó a las 5:30 de la mañana de hoy.
Hasta ahora no existen cifras sobre los daños ocasionados, aunque el Cuerpo de Bomberos estimó que los mismos oscilarían en varios millones de lempiras en pérdidas, entre las que se encuentra parte del edificio del Instituto Hibueras.
El coronel Mario Velásquez, jefe de Operaciones del Departamento de Bomberos, mencionó a El Libertador que todavía no tienen el conocimiento exacto de lo que provocó la tragedia, aunque se maneja de antemano la instalación defectuosa de varios de los negocios que se encuentran en el lugar.
De qué vamos a vivir –se lamentó María Rodríguez, una de las comerciantes afectadas por la deflagración-, la mayoría de nosotros trabajamos al crédito y vivimos al día. Ahora no tenemos dinero para pagar los préstamos que nos han hecho.
Fuente: ellibertador.hn
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