La “mano dura” y la “superdura”, aplicadas por las administraciones de Francisco Flores y Antonio Saca y ejecutadas torpemente por las autoridades de Seguridad Pública, lejos de disminuir y erradicar la delincuencia, incrementaron los índices de asesinato, secuestros y extorsiones.
Nunca estos regímenes profundizaron en las causas y lejos de ello se limitaron a hablar de lecturas bíblicas y penalizar a “las pandillas”, reformas y nuevas leyes se aprobaron en la Asamblea Legislativa, tampoco los profesores escaparon a las acusaciones gratuitas; porque en un país como el nuestro es muy fácil arrojar sobre la educación nacional las culpas de los hijos moralmente descuidados o mal conducidos en el hogar. Por no tener que molestarse en impartirles la educación religiosa que dicen ambicionar, muchísimas madres quisieran que de ella se ocupara la escuela. Los demagogos e ignorantes diputados de la Asamblea Legislativa, liderados por un “iluminado” militar retirado, se apresuraron a aprobar un decreto para hacer obligatoria la lectura de la Biblia en los centros escolares
Pero no es en ésta sino en la familia donde la juventud recibe su formación moral. Si los jóvenes descubren que sus religiosos padres y los adultos en general viven vida doble, solapan actos indignos bajo palabras respetables, suspiran por la paz y contribuyen a la guerra, mientras las madres se dedican a frivolidades dentro y fuera del hogar ¿puede esperarse que las escuelas confesionales comuniquen a los jóvenes las virtudes que sus progenitores no son capaces de inculcarles con el ejemplo? ¿cómo puede esperarse un ejemplo, una actitud moral o honesta o una buena obra de ex funcionarios de Arena que en el pasado reciente malversaron o robaron fondos al Estado salvadoreño?
La ruptura entre generaciones, la desesperanza de la juventud, la falta de fe en sus mayores, no es un fenómeno salvadoreño, sino mundial. No está demás recomendarle a tanto diputado ignorante de la historia, leer El Poema Pedagógico, de Antón Makarenko, para que se enteren como estaba la juventud al inicio de la revolución rusa, luego del triunfo de la corriente socialista con Lenin a la cabeza. Este insigne pedagogo desarrolló una educación especializada para rescatar a los jóvenes pandilleros, a los que había quedado sin hogares y sin padres y volverlos ciudadanos útiles a su nueva patria.
A los jóvenes se les viene engañando y prometiendo el cielo y la tierra. Los líderes mundiales, por ejemplo, les prometieron que la pasada sería la última guerra para cimentar la paz y precipitamos al mundo a nueva sangre. Hablamos de probidad en la conducta y nos manchamos las manos con bienes mal habidos, haciendo alarde de nuestra habilidad para violar la ley sin sufrir las consecuencias. Esto no es falta de la escuela ni se corrige con engaños y mentiras; es culpa de los adultos, hombres y mujeres, que no formamos a nuestros hijos en la verdad, en la sinceridad y en la limpieza de costumbres.
Nos enfrascamos en una polémica sobre la “utilización” de las cachiporristas en los desfiles y fiestas cívicas; pero olvidamos el erotismo exhibido todos los días en la televisión o en las anuncios de prensa donde para mostrar la durabilidad y “calidad” de llantas para vehículos se muestra a una mujer en traje de baño; o cuando la publicidad subliminal para anunciar productos lácteos, muestra los bustos de una fémina y coloca un pequeño texto donde se lee “Aquí si hay leche”. Si las nuevas generaciones reciben el impacto de una propaganda que exalta la sensualidad, que incita a la evasión o prepara para la violencia, no sería cosa de reformar los Códigos Penal o Procesal Penal o la Ley de Menores, sino de construir en torno a nuestro país una altísima muralla capaz de excluir toda influencia internacional y encerrarnos a trabajar y rezar, cantando cuando mucho los domingos, para esparcirnos, rancheras o corridos mexicanos expurgados.
Esos niños dulces con que sueñan, de pantaloncito a la ingle, cuello almidonado y corbatín, de rizos y peinado de raya a un lado, respetuosos, educaditos que recitan poesías ante las visitas, que no coman con los dedos, recen sus oraciones y se vayan a dormir a la primera indicación de mamá, tendrán, si lo quieren, que tomarse el trabajo de formarlos ellos mismos y no esperar que la escuela se los entregue. Máxime si se trata de escuela gratuita.
Pero lo que hace a las organizaciones internacionales de conspiradores cuya siniestra mano tanto ellos como nosotros advertimos, tengan la seguridad de que no les faltarán jóvenes descarriados, audaces y ambiciosos para usarlos como instrumentos aquí o en cualquier otro país. La CIA tiene increíbles formas de reclutar agentes y no menos increíbles de hacerlos aparecer muertos con tiros de gracia o ahorcados en sus celdas. También sabe recoger en helicópteros a los que desea preservar o utilizar a mayores pare pervertir menores y utilizarlos como “carne de cañón”. Ustedes tienen muchos ejemplos, Luis Posada Carriles es un terrorista usado por muchos años para atentar contra gobiernos democráticos, reclutando jóvenes para lanzarlos al despeñadero. Es el ejemplo dado por siempre por las grandes potencias para pervertir las sociedades y después hipócritamente patrocinar programas para prevenir la violencia y “salvar” a los muchachos de la degradación moral. ¡Raza de víboras!
Fuente: pwp.etb.net.co
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