Por Edgar Soriano Ortiz
El concepto “fascismo” tiene su origen en Italia de la segunda década del siglo XX. Aunque hay muchas discusiones sobre el su etimología, se tienen identificadas algunas similitudes lingüísticas, como: “fascio”(grupo) que en latín antiguo es “fascis”(grupo de varas); así mismo se dice que los lictores romanos usaban el “fascis” para azotar a “culpables de delito” y posteriormente este paso a convertirse en símbolo de poder. De esa forma Benito Mussolini adoptó el término “fascio” para denominar al grupo “fascis de combatimento”(grupo de combate). Pero lo importante es entender la definición surgida de las acciones emprendidas por el régimen de Mussolini, las que fueron represivas y criminales. Por ello el peyorativo de fascistas.
La característica del fascismo italiano, del régimen NAZI en Alemania y de otros totalitarismos, como el japonés, durante la primera mitad del siglo XX significó la postura más radical de las brutales guerras imperialistas por el poder hegemónico de las elites transnacionales. Pero me detendré en analizar una de las características de estos regímenes dictatoriales, el nacionalismo a ultranza, que desarrollado en Italia, Alemania y Japón durante las décadas de 1920,1930 y 1940. Sus carreras armamentistas tomaron como bastión una fuerte propaganda para lograr acondicionar a sus ciudadanos a una única razón, el “amor por el estado” (toda persona que se opusiera era desterrada, encarcelada o asesinada). Dicho nacionalismo planteaba contraponerse a los intereses económicos de banqueros e industriales extranjeros (como era el caso de los judíos y los estadounidenses). Por tanto este nacionalismo basado en mitos del folklore europeo y asiático, se diferencia rotundamente de otras dictaduras como las latinoamericanas.
Por supuesto que se puede llamar fascismo a las acciones brutales que han ocasionado las distintas dictaduras en Latinoamérica desde principios del siglo XX. Pese a que estas tomaron como modelo las tácticas represoras y de propaganda del nacionalismo en nombre de la “paz y la democracia”, se diferencian del fascismo imperial en su entreguismo a los intereses de la política imperialista estadounidense.
En Honduras el autoritarismo es en parte un engendro de la cavernaria política de caudillos (que asimilaban sus haciendas con ordenamiento del gobierno) y por otra parte fue incentivado por inversionistas extranjeros y por la política neocolonialista de Washington.
Para 1932 tanto las compañías bananeras como el departamento de estado “yanqui” apostaron por apoyar a su incondicional caudillo, Tiburcio Carías Andino. Este último montó un fuerte régimen en nombre de “la paz y la democracia” que duraría hasta la década de 1950; para luego pasar el poder a los regímenes militares. Posteriormente Estados Unidos obligó a sus cachorros que hicieran la constitución de 1982 para lograr la alternancia de presidentes “democráticos”, lo que les facilitaría las políticas contrarrevolucionarias y la consolidación de la oligarquía nacional.
El bipartidismo fue impulsado por Estados Unidos para lograr controlar nuestro país, punto vital de su geopolítica. El bipartidismo ha mostrado ser el bastión del intervencionismo estadounidense y del enriquecimiento ilícito de la actual oligarquía. El bipartidismo se ha basado en discursos arcaicos (decimonónicos), en el folklore para mitificar el pasado de una Honduras “idílica” que jamás existió y finalmente en el neoliberalismo empobrecedor de las mayorías.
Por ello, cuando derrocaron militarmente al Presidente Manuel Zelaya, lanzarían de nuevo su típica campaña de nacionalismo a ultranza a través de una propaganda de mentiras, utilizando a Hugo Chávez como el enemigo. La campaña de régimen golpista (de la mano de Opus Dei, de la cúpula pastores y de militares que tienen como única lógica matar en nombre dios y la patria) llegó a los límites del absurdo, a tal grado que los reservistas del ejército querían tomarse parte de Centro Documental de Investigaciones de Honduras (antigua Casa Presidencial) ante la eventual invasión de Chávez y, así sucesivamente, una serie de mentiras para legitimar su asalto a mano armada el pasado 28 de junio de 2009. Mientras sus mentiras eran impuestas en cadenas por todos los medios de comunicación impresos, radiales y televisivos (propiedad de la oligarquía), se lanzaba una brutal ofensiva de golpes, exilios, heridos, encarcelados y asesinados.
El nacionalismo, el autoritarismo, el fascismo (válidamente se puede usar por el salvajismo con que se trata al pueblo) en Honduras ha sido históricamente criminal, así como entreguista a las políticas imperialistas de Estados Unidos……por eso el pueblo comienza rápidamente a demandar cambios estructurales, que no serán dados ni por liberales ni por cachurecos. Esos cambios únicamente son abanderados por el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP).
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