¿Qué se puede hacer con 187 lempiras al día? ¿Alcanza para darle de comer a toda la familia y para los demás gastos del hogar? Pues esa es la cantidad aproximada que gana un obrero de salario mínimo.
El tema del salario mínimo en Honduras es una esperanza para los trabajadores y un eterno dolor de “bolsa” para los empresarios, pues a la mayoría pareciera olvidársele que con obreros mal pagados no se saca adelante una empresa, sea cual sea su giro.
Desde que comienzan las “discusiones” entre los representantes de las tres centrales obreras (CTH, CGT y CUTH) y los dirigentes del Consejo Hondureño de la Empresa Privada se habla en “trabalenguas” de acuerdo a sus intereses y el diálogo de los acuerdos desaparece o nunca llega.
Desde los últimos meses del año pasado comenzaron las negociaciones y a cinco meses del 2010 todo ha quedado en reuniones improductivas de opiniones encontradas, en estar tomando café y de vez en cuando en alguna broma empresarial u obrera para salir de la rutina.
Los representantes de las centrales obreras solicitan un 30 por ciento de aumento al salario mínimo, basados en la crisis económica de los trabajadores, producto de la inflación latente que se refleja en la canasta básica familiar.
Sin embargo, los representantes de la empresa privada ofrecen un 3.7. Aducen que esa es la tasa inflacionaria reportada por el Banco Central de Honduras. Además, justifican que no pueden hacer más por “la crisis económica, la recesión mundial y la crisis que dejó el golpe de Estado”.
Por otra parte, el ministro de Trabajo, Felícito Avila, quien en el pasado fue un “obrero-campesino” de sombrero de junco y botas de hule, defensor con capa y espada de los derechos de la masa trabajadora, ahora luce de mucho saco y corbata y es un simple observador con opiniones de acuerdo al cargo que ostenta y de con quienes debe quedar bien.
“La propuesta salarial se debe analizar si conviene al país efectuarla, buscamos que debe existir el mínimo consenso entre los dos sectores --empresarios y centrales obreras-- más que abordar el tema de un incremento”, ha dicho.
Además, asegura Avila que el presidente de la República, Porfirio Lobo, sería la autoridad indicada para hacer una propuesta que apruebe un ajuste o que niegue el aumento.
Es insólito que un ex representante de la masa salariada que conoce este derecho y la necesidad de la masa trabajadora vierta estas declaraciones, que son un atentado en contra del trabajo y la dignidad humana productora del país.
La estrategia de los representantes de los trabajadores ha planteado que aceptan hasta un 15 por ciento al salario mínimo, pero sabemos que eso es también una “utopía laboral” porque todo apunta a que los empresarios tienen de su lado al gobierno.
Quizás sea una revancha política del gobierno y de los empresarios, a quienes no les pasa el “sabor amargo” del aumento al salario mínimo que aprobó el anterior gobierno liberal, presidido por Manuel Zelaya Rosales, de un 60 por ciento.
Esperamos que los empresarios sean conscientes del aumento al salario mínimo en un porcentaje consensuado y justo, sin necesidad de estar oyendo propuestas mal intencionadas del gobierno.
Además, deben recordar que un trabajador mejor alimentado, duerme mejor, produce más, defiende a la empresa y respeta, admira y agradece a sus empleadores.
Fuente: tiempo.hn
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